A pesar de los logros definitivos, incluidos los más recientes en el control bilateral de las armas estratégicas ofensivas, el desarme se enfrenta al impedimento del funcionamiento de algunos regímenes (TNP, CBW), la erosión (CFE) o el desmantelamiento (Tratado ABM), o la falta de aplicación (CTBT) de otros, así como a los estancamientos en el único foro de negociación multilateral (Conferencia de Desarme) y en la Comisión de Desarme de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es urgente retener a los participantes en los regímenes existentes e incorporar a nuevos participantes en los existentes o en las negociaciones sobre regímenes futuros. La eficacia de los regímenes informales (por ejemplo, el RCTM) mejorará al hacerlos jurídicamente vinculantes. Es probable que el desarme, más que cualquier otra esfera de la regulación internacional, descanse, como lo hace ahora, sobre una base de tratados razonablemente estable, sólida y predecible.