Esclavitud en Norteamérica
Este elemento es un complemento de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre la esclavitud en Norteamérica. Véase, por ejemplo, el contenido de la “Esclavitud en Estados Unidos“.
Visualización Jerárquica de Esclavitud
Derecho > Derechos y libertades > Derecho del individuo
Vida Política > Vida política y seguridad pública > Seguridad pública > Violencia política > Campo de concentración
Derecho > Derecho penal > Infracción > Delito contra las personas > Trata de seres humanos
Intercambios Económicos y Comerciales > Comercio internacional > Comercio internacional > Cláusula social
A continuación se examinará el significado.
¿Cómo se define? Concepto de Esclavitud
Véase la definición de esclavitud en el diccionario.
[rtbs name=”home-historia”]Historia de la Esclavitud desde la Conquista de América
Definición e historia de la Esclavitud ofrecido por el Diccionario Jurídico Mexicano (1994), de la Suprema Corte de Justicia de México: (escrito por Beatriz Bernal)
En la época de los grandes descubrimientos y de la iniciación de la expansión europea, en el mundo (siglo XV), la esclavitud estaba envejecida. Fue la conquista de América la que le dio nuevo sentido a esta antigua forma de dominio del hombre por hombre. España, principal país descubridor y conquistador, contó desde muy temprano con disposiciones tendentes a controlar jurídica y económicamente la esclavitud. El Código de la Siete Partidas (1256-65) de tradición romanista, fue uno de los antecedentes legislativos más importantes en la construcción de un cuerpo de leyes relativas a los esclavos africanos en las posesiones coloniales del Nuevo Mundo. Hay que distinguir, para una mejor comprensión de la esclavitud en la América española, entre la esclavitud de los indígenas o naturales y la de los negros o africanos.
Conquista de América
Desde los inicios de la conquista (por Real Cédula de 20 de junio de 1500), se condenaron las actividades esclavistas de Cristóbal Colón, y la corona española decidió otorgar a los indios la calidad de hombres libres y vasallos del reino de Castilla. Aunque durante casi medio siglo se discutió sobre la condición jurídica de los naturales, ya desde los primeros años se había desechado la idea de someter a éstos a la esclavitud. Para ellos se crearon otros tipos de sumisión con fines más complejos; el repartimiento y la encomienda así como una legislación proteccionista que caracterizó todo el periodo colonial.
Puntualización
Sin embargo, se admitió que podían esclavizarse los indios cautivos en “justa guerra” y para ello, en la primer mitad del siglo XIX, se redactó el célebre requerimiento de Palacios Rubios. Mediante él, los indios eran compelidos formalmente a aceptar la dominación y en caso contrario podían ser reducidos a esclavitud.Si, Pero: Pero al amparo de esta excepción se cometieron tales abusos, que en 1530 se decretó que los indios cautivos no podían esclavizarse, ni aun en los casos de guerra justa, aunque cuatro años después se restableció el anterior principio esclavista.
Puntualización
Sin embargo, este principio fue restringiéndose paulatinamente en la legislación y la doctrina, y, en definitiva, en las Leyes Nuevas de 1542 y en la Recopilación de Leyes de Indias de 1680 se estableció que solo podían ser sometidos a esclavitud los indios caribes, los naborías, los araucanos y los mindanaos, que fueron siempre rebeldes a la corona española.Entre las Líneas En la Nueva España, al margen de estas disposiciones, prevaleció durante un tiempo la costumbre contra legem de exportar a los indios del Pánuco como esclavos a las Antillas.
Importación de Esclavos
Desechada la idea de someter a los indígenas a la esclavitud, apareció como solución laboral la importación de esclavos de raza negra.Entre las Líneas En contrapunto a la política proteccionista relativa a los indios, la legislación española mostró un total indiferencia con respecto al esclavo africano. La corona se limitó a regula el desarrollo del comercio negrero, acentuando su interés en la percepción de derechos y participaciones en el negocio, sin preocuparse por mejorar la suerte o aliviar el trato de esclavo. De esta manera, la prohibición de introducir esclavos negros en Indias sin autorización real tuvo principalmente objetivos fiscales, políticos y económicos.
Puntualización
Sin embargo, voces de clérigos se alzaron durante el siglo XVII en contra del comercio negrero. Fray Domingo de Soto, fray Bartolomé de las Casas, son prueba de ello.Entre las Líneas En la centuria siguiente, Alonso de Sandoval – verdadero apóstol de los negros – y Pedro Claver, lucharon también en ese sentido. A diferencia de la esclavitud romana, cuya fuente fundamental fue la conquista, la esclavitud americana se basó en el comercio – la trata de negros.Entre las Líneas En un primer periodo, la introducción de esclavos a Indias se llevó a cabo a través de licencias, permisos concedidos por el rey a los particulares para introducir una cantidad de esclavos previamente autorizada.Entre las Líneas En los siglos XVII y XVIII predominó el sistema de asientos. Estos eran verdaderos contratos de derecho público a través de los cuales el particular o una compañía se comprometían, durante un determinado plazo (véase más en esta plataforma general) (entre cinco y nueve años), a introducir cierto número de esclavos, en los puertos americanos, mediante abono de derechos estipulados. El asiento constituyó el punto de partida para una verdadera expansión comercial de las naciones comprometidas en el tráfico de esclavos. Fueron los portugueses, holandeses, franceses e ingleses los que se ocuparon principalmente de este comercio. Tanto fue el auge del comercio negrero en el sigo XVIII, que su regulación entró en órbita diplomática y se llegaron a realizar trabajos internacionales para regularlo entre España y los demás países europeos.
Puntualización
Sin embargo, los intereses insaciables de los asentistas, los fraudes frecuentes que se cometían, el intenso contrabando que se desarrolló detrás de estos asientos internacionales y las magras compensaciones que recibía la corona española, hicieron que en la segunda mitad del siglo XVIII el comercio negrero fuera objeto de nuevas reformas.
Libertad de Tráfico
Así, se inició un tercer periodo en que españoles y extranjeros (referido a las personas, los migrantes, personas que se desplazan fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de forma temporal o permanente, y por diversas razones) tenían libertad de tráfico para esta actividad. La razón fundamental para adoptar esta medida fue la creciente necesidad de mano de obra agrícola e industrial, correspondiente en gran medida a las reformas económicas impuestas por los reyes de la casa de Borbón. El régimen legal del esclavo negro estuvo regido por lo dispuesto en las Siete Partidas y por otras disposiciones aisladas de la legislación indiana que quedaron posteriormente integradas en la Recopilación de 1680. Sólo al final del siglo XVIII se estableció un verdadero estatuto regulador de la esclavitud (Código Negro) a través de una real cédula de 31 de mayo de 1789.Entre las Líneas En ella se establecieron medidas que denotan la preocupación, tardía por cierto, de la corona española, por aliviar la condición social y laboral de los negros.
Puntualización
Sin embargo, las protestas de hacendados y esclavistas provocaron su suspensión en 1794.Entre las Líneas En este texto legal, de efímera vigencia, se encontraban disposiciones relativas a la alimentación, vestido, descanso y diversiones, asistencia en caso de enfermedad e invalidez y adecuación de las labores del esclavo a la edad y el sexo. El trato dispensado al esclavo negro varió en las distintas regiones del imperio español. Fue más severo en las explotaciones mineras del Perú y la Nueva España, y en algunas industrias antillanas, principalmente en la azucarera.
Destractores
Ya hemos visto cómo desde el siglo XVI la esclavitud contaba con apasionados detractores. Más tarde en 1639, el Papa Urbano VIII condenaba la trata negrera y el Papa Benito XIV repetía esa condena en bula de 1741. A finales del siglo XVII eran muchos los misioneros que predicaban en África contra la esclavitud y su comercio. Por otra parte, el siglo XVIII fue particularmente rico en literatura antiesclavista y en proposiciones para mejorar la condición jurídica y real de los negros en todo el continente americano.
Detalles
Por último, el pensamiento libertario y crítico de la ilustración influyó también en las colonias españolas en este sentido. Todo esto halló favorable repercusión en el espíritu de las primeras juntas al comienzo de las luchas independentistas hispanoamericanas. A pesar de que la campaña abolicionista se había visto representa en las Cortes de Cádiz en 1811, la Constitución gaditana de 1812 no hizo ninguna declaración referente a la esclavitud. La tibieza española con respecto a la abolición (nota: el abolicionismo es una doctrina contra la norma o costumbre que atenta a principios morales o humanos; véase también movimiento abolicionista y la abolición de la esclavitud en el derecho internacional) de esta institución frente a las presiones de la Gran Bretaña y la Santa Sede, abiertamente antiesclavistas, puede explicarse por las constantes peticiones de los empresarios cubanos para que España no se comprometiera en una política antiesclavista. La metrópoli no podía dejar de escuchar la voz de la más importante región de su casi extinguido imperio en momentos de difícil política internacional. El comercio negro subsistió en España y en sus restantes colonias hasta 1880.Entre las Líneas En 1810 el cura Hidalgo proclama la abolición de la esclavitud en el derecho internacional) de la esclavitud en México. Después de consolidada la independencia (1821), la esclavitud fue definitivamente extinguida en 1829.Entre las Líneas En el transcurso del siglo XIX sucedió lo mismo en todas las nuevas repúblicas latinoamericanas. Se mantendrían sin embargo viejas formas de sumisión y aparecerían otras nuevas; pero la esclavitud en su acepción estrictamente jurídica había muerto ya en los albores del siglo XX. Véase sobre la abolición de la esclavitud.
La esclavitud negra en Canadá
A principios del Canadá colonial, la esclavitud de los africanos era un medio legal de ayudar al funcionamiento de la economía colonial. Practicada por los colonos y comerciantes europeos de Nueva Francia a principios del siglo XVII, la esclavitud perduró hasta su abolición en toda la Norteamérica británica en 1834. Durante estos dos siglos, los colonos de lo que se convertiría en Canadá participaron en el comercio transatlántico de esclavos. Canadá también está vinculada a la institución de la esclavitud a través de su historia de comercio internacional. Productos como el bacalao salado y la madera se intercambiaban por bienes producidos en una economía esclavista en el Caribe como el ron, la melaza, el tabaco y el azúcar.
La esclavitud en Nueva Francia
A principios del siglo XVII, los colonos y comerciantes europeos de Nueva Francia practicaban una forma de esclavitud en la que los esclavos eran considerados propiedad personal que podía comprarse, venderse, intercambiarse y heredarse. Los primeros esclavos fueron los indígenas, un gran porcentaje de los cuales procedía de la nación Pawnee, situada en lo que hoy se conoce como Nebraska, Oklahoma y Kansas. Muchos de ellos fueron capturados durante la guerra y vendidos a otras naciones nativas o a comerciantes europeos. Algunos colonos franceses adquirieron esclavos negros a través de ventas privadas, mientras que otros recibieron esclavos nativos o africanos como regalo de sus aliados nativos. Cuando la esclavitud alcanzó su punto álgido en Nueva Francia, había unos 4.200 esclavos, incluidos 2.700 aborígenes, esclavizados hasta 1783, y al menos 1.433 negros esclavizados desde finales del siglo XVII hasta 1831. El resto de los esclavos procedían de otros territorios y otros países. Con el tiempo, el término panis se utilizó para designar a todos los esclavos pertenecientes a cualquier grupo indígena de Norteamérica, término que se convirtió en sinónimo de “indígena esclavizado”. Los aborígenes y los africanos sometidos a esclavitud también se denominan “domésticos” o “sirvientes”, términos que casi siempre significan que son esclavos (véase también Esclavitud aborigen en Canadá).
La primera prueba escrita de la presencia de esclavos africanos en Nueva Francia procede de un registro de la venta de un niño de Madagascar o Guinea, que se calcula que tenía al menos seis años. El niño fue llevado a Nueva Francia en 1629 por los hermanos Kirke, comerciantes británicos (véase Sir David Kirke), que lo vendieron a un empleado francés llamado Olivier Le Baillif (a veces llamado Olivier Le Tardiff). Cuando este último abandonó el país, el pequeño fue entregado a Guillaume Couillard, que lo envió a la escuela. En 1633, el joven esclavo fue bautizado y recibió el nombre de Olivier Le Jeune. En el registro funerario de Olivier Le Jeune, fechado el 10 de mayo de 1654, figura como empleado doméstico. Parece ser que sirvió a la familia Couillard durante unos 26 años bajo este estatus. Era corriente que un esclavo fuera llamado doméstico en los registros de Quebec. Sin embargo, es difícil para los historiadores determinar si Olivier murió como esclavo entre los bienes domésticos de la familia Couillard o como un hombre libre que decidió permanecer a su servicio.
Un hombre llamado La Liberté, cuyo nombre aparece en el registro del censo, está considerado como el segundo esclavo africano presente en Nueva Francia. En aquella época, existía una creciente demanda de esclavos negros como alternativa a los trabajadores europeos, considerados demasiado costosos.
El 1 de mayo de 1689, el rey Luis XIV autorizó oficialmente la importación de esclavos negros a Nueva Francia. Sin embargo, esta aventura comercial se vio interrumpida por primera vez, dos semanas más tarde, cuando Francia entró en la Guerra de la Liga de Augsburgo (1689 – 1697), y de nuevo en 1702, con el inicio de la Guerra de la Reina Ana (1702 -). A pesar de estos contratiempos, 13 esclavos negros fueron llevados a Nueva Francia a través de ventas privadas. Sin embargo, el envío de un grupo mucho mayor de esclavos negros, autorizado por el Rey, nunca llegó a Nueva Francia.
El 13 de abril de 1709, el intendente Jacques Raudot promulgó una ley colonial titulada Ordonnance rendue au sujet des nègres et des sauvages nommés panis. Esta ley legalizaba la compra y posesión de esclavos en Nueva Francia y reforzaba la práctica de la esclavitud. Fue la primera legislación oficial relativa a la esclavitud en Nueva Francia. Luis XV, sucesor de Luis XIV en el trono francés, reforzó aún más la práctica con dos proclamaciones en la década de 1720 y otra en 1745.
La esclavitud en la Norteamérica británica
Cuando los británicos conquistaron Nueva Francia en 1760, los Artículos de Rendición, firmados en la rendición de Montreal el 8 de septiembre de 1760, incluían una cláusula específica sobre la esclavitud. El artículo XLVII dice lo siguiente
Los negros y panis de ambos sexos permanecerán en su calidad de esclavos en posesión de los franceses y canadienses, a quienes pertenecen: serán libres de mantenerlos a su servicio en la colonia o de venderlos; y también podrán seguir haciéndolos educar en la religión romana.
“Concedido, excepto para aquellos que hayan sido hechos prisioneros.”
Esta cláusula estipula que los habitantes franceses no perderán su derecho de propiedad sobre sus esclavos bajo el nuevo régimen británico, y refuerza la naturaleza legal de la esclavitud bajo la ley británica. El artículo XLVII también demuestra que hay suficientes esclavos en Nueva Francia como para justificar una cláusula específica en los Artículos de Rendición para toda una colonia.
Île Saint-Jean (que se convirtió en la Isla del Príncipe Eduardo en 1799) fue la única jurisdicción de la Norteamérica británica que aprobó una ley que regulaba la esclavitud. Titulada An Act to declare that the baptism of slaves shall not exempt them from slavery, entró en vigor en 1781. Estipulaba que los negros “actualmente presentes en la isla o que en lo sucesivo puedan ser importados o llevados allí [como esclavos] conservarán esa condición, a menos que sean liberados por sus respectivos propietarios”. Esta ley se promulgó para proteger los bienes personales de los colonos ya presentes en la colonia o de los que se establecieran en ella más adelante. Contenía tres disposiciones principales: el bautismo no alteraba la condición de esclavo; las personas esclavizadas en la colonia seguían siéndolo a menos que fueran liberadas por sus propietarios; los hijos nacidos de mujeres esclavizadas nacían esclavos. Para animar a los colonos blancos a trasladarse a la isla, el Parlamento aprobó en 1791 una ley que ofrecía “cuarenta chelines por cada negro traído por el blanco”.
Tras la derrota de los británicos en la Revolución Americana entre 1775 y 1783, el número de esclavos africanos en la Norteamérica británica aumentó considerablemente. Para animar a los colonos norteamericanos blancos a emigrar al norte, el gobierno aprobó la Ley Imperial de 1790, que autorizaba a los leales del Imperio Unido a traer “negros, muebles domésticos, utensilios de labranza o ropa” sin tener que pagar impuestos. Según la ley, estos bienes muebles sólo podían venderse transcurrido un año desde su entrada en la colonia.
Alrededor de 3.000 esclavos de ascendencia africana, hombres, mujeres y niños, fueron llevados a la Norteamérica británica. En la década de 1790, el número de esclavos negros en las Maritimes (Nuevo Brunswick, Nueva Escocia e Isla del Príncipe Eduardo) oscilaba entre 1.200 y 2.000. Había unos 300 en el Bajo Canadá (Quebec) y entre 500 y 700 en el Alto Canadá (Ontario).
Durante la Guerra de Independencia estadounidense, miles de negros libres o esclavizados lucharon por los británicos con la esperanza de conseguir su libertad y la promesa de tierras. En 1783, cuando se firmó el Tratado de París, las fuerzas británicas y sus aliados huyeron a lugares como Europa, las Indias Occidentales (el Caribe) y la provincia de Quebec (dividida en 1791 en Alto y Bajo Canadá). Entre 1783 y 1785, más de 3.000 negros libres o antiguos esclavos se asentaron en Nueva Escocia, donde se enfrentaron a la hostilidad, la segregación racial, los empleos mal pagados y la desigualdad (véanse Los lealistas negros en la Norteamérica británica y Editorial: La llegada de los lealistas negros a Nueva Escocia).
La propiedad de esclavos en Canadá
La propiedad de esclavos estaba muy extendida en el Canadá colonial. Los propietarios de esclavos no se limitaban a una élite social y política, sino que pertenecían a todas las clases de la sociedad. Entre ellos había funcionarios del gobierno, soldados, soldados desmovilizados, lealistas, comerciantes, comerciantes de pieles, propietarios de hoteles y tabernas, molineros, comerciantes, obispos, sacerdotes y monjas. Si bien es cierto que la propiedad de esclavos satisfacía una necesidad de mano de obra muy barata, también se consideraba parte de la riqueza personal de un individuo. La ley impone y mantiene la esclavitud a través de contratos legales que detallan las transacciones de compra, venta o alquiler de personas esclavizadas, así como los términos de los testamentos que prevén la transmisión de los esclavos a otros tras la muerte de su propietario.
A principios del Canadá colonial, algunos propietarios tenían un pequeño número de esclavos, mientras que otros poseían más de veinte. El padre Louis Payet, párroco de Saint-Antoine-sur-Richelieu, en Quebec, poseía cinco esclavos, uno aborigen y cuatro negros. James McGill, miembro de la Asamblea del Bajo Canadá y fundador de la Universidad McGill, contaba con seis esclavos negros entre sus posesiones personales. La viuda lealista Catherine Clément poseía dos esclavas en Niágara, Boatswain y Jane, cuya venta anunció en el Niagara Herald en 1802. Se sabe que Matthew Elliott, el famoso Superintendente Adjunto de Asuntos Indios, poseía al menos 60 esclavos negros en su vasta finca de Fort Malden, en Ontario (actual Amherstburg). Sir John Johnson, oficial del ejército británico, llevó consigo a Canadá 14 esclavos negros a finales del siglo XVIII. John Askin, destacado oficial y comerciante, compró y vendió no menos de 23 esclavos a ambos lados del río Detroit. En la región de Ohio, James Girty comerciaba con los aborígenes y también actuaba como su intérprete. Poseía al menos tres esclavos negros en el municipio de Gosfield, condado de Essex, Ontario. Uno de sus esclavos, Jack York, fue acusado de un delito contra una mujer blanca y condenado a la horca. Sin embargo, Jack York consiguió escapar antes de que la sentencia pudiera ejecutarse.
En lo que hoy son las provincias marítimas, muchas personas poseían esclavos. Dos hombres de negocios de Saint John, en Nuevo Brunswick, anunciaron la venta de sus esclavos negros en un periódico local: el lealista James Hayt y Thomas Mallard, propietario de la posada Mallard House, que albergó el primer Parlamento de Nuevo Brunswick en 1786. En Nueva Escocia, el comerciante de Halifax Joshua Mauger comerciaba con esclavos negros, y en Liverpool, el empresario y memorialista Simeon Perkins compró a Jacob, un niño negro de diez años, y le cambió el nombre por el de Frank. Entre los hombres de negocios que trajeron esclavos negros a la Isla del Príncipe Eduardo se encontraban el panadero Richard Jenkins, el comerciante William Creed, el coronel lealista Joseph Robinson, el gobernador Walter Patterson, el comerciante Thomas Haszard y el empresario William Schurman. Varios esclavos procedían de África. En Terranova, en 1679, Thomas Oxford, comerciante y pescador de profesión, fue despojado de su sirviente negro.
Los testamentos de algunos propietarios de esclavos en las Maritimes liberaban a sus esclavos tras la muerte del propietario. Cuando el magistrado John Benger murió en 1791, liberó a un hombre, una mujer y tres niños. Del mismo modo, cuando John Ryan, fundador de la Royal Gazette y del Newfoundland Advertiser, murió en 1814, emancipó a su esclava negra llamada Dinah. Sus dos hijos fueron liberados cuando cumplieron 21 años.
En la ciudad de York, en el Alto Canadá (actual Toronto), los seis esclavos negros propiedad del primer sheriff de la ciudad, William Jarvis, fueron censados en 1799. Sophia Pooley, secuestrada y vendida como esclava a los nueve años, fue una de las muchas personas de ascendencia africana esclavizadas en la zona de Burlington por el jefe mohawk Joseph Brant.
La propiedad de esclavos también estaba muy extendida entre los miembros de las primeras Asambleas Legislativas del Alto Canadá. Seis de los dieciséis miembros de la primera asamblea legislativa del Alto Canadá (1792 – 1796) o miembros de sus familias poseían esclavos: John McDonell, Ephraim Jones, Hazelton Spencer, David William Smith y François Baby poseían esclavos, y el hermano de Philip Dorland, Thomas, poseía veinte. Philip Dorland fue sustituido en el Parlamento por un propietario de esclavos, Peter Van Alstine. De los nueve miembros originales del Consejo Legislativo del Alto Canadá, seis de ellos – Peter Russell, James Baby, Alexander Grant Sr, Richard Duncan, Richard Cartwright y Robert Hamilton – poseían esclavos o pertenecían a familias esclavistas. Peter Russell, el primer Receptor y Auditor General del Alto Canadá, empleaba a Pompadour, un negro libre, pero tenía como esclavos a la esposa de Pompadour, Peggy, y a sus tres hijos, Jupiter, Amy y Milly.
De los 17 miembros de la Segunda Asamblea Legislativa del Alto Canadá (1797 a 1800), 14 poseían esclavos directamente o pertenecían a familias esclavistas. David W. Smith, en su segundo mandato en la Asamblea, era propietario de esclavos. Thomas Fraser, propietario de cuatro esclavos en el distrito de Johnstown, fue el primer sheriff del distrito y procedía de una familia esclavista lealista. Richard Beasley poseía varios esclavos en Hamilton y Richard Norton Wilkinson tenía una esposa negra y dos hijos negros. Thomas McKee procedía de una familia esclavista y él mismo poseía ocho esclavos negros. El doctor Solomon Jones compró una niña de ocho años a su hermano Daniel en 1788. Timothy Thompson poseía varios esclavos negros en el distrito de Midland (véase Midland). Robert Isaac Dey Gray, el primer procurador general del Alto Canadá, se convirtió en propietario de esclavos a la muerte de su padre, el mayor James Gray, quien le legó una mujer negra llamada Dorinda Baker, y a sus hijos Simon y John. Benjamin Hardison fue propietario de Chloe Cooley antes de venderla a Adam Vrooman. Samuel Street y su socio Thomas Butler, hijo del coronel John Butler de los Rangers de Butler, se dedicaban a la venta de muchos bienes, incluidos esclavos. En 1786, vendieron una “joven negra llamada Sarah, de unos nueve años” a Adam Crysler por 40 libras. William Fairfield y Edward Jessup Jr. también pertenecían a familias que poseían esclavos negros. Christopher Robinson también procedía de una familia que poseía esclavos negros. También fue el patrocinador de un proyecto de ley de 1798 que autorizaba y permitía a las personas que llegaban a la provincia para establecerse en ella traer consigo a sus esclavos negros. Aunque este proyecto superó sus tres primeras lecturas en la Asamblea, el Consejo Legislativo lo suspendió hasta el cierre de la sesión parlamentaria, impidiendo que entrara en vigor como ley. La presentación de este proyecto de ley refleja la existencia de una oposición a la abolición de la esclavitud en la provincia.
Los miembros de la Asamblea Legislativa de Nueva Escocia también poseían esclavos. James DeLancey y el mayor Thomas Barclay, que formaron parte de la Sexta Asamblea General (1785 – 1793), poseían seis y siete esclavos respectivamente. James Moody, que ocupó un escaño en la Séptima Asamblea General (1793 – 1799), poseía ocho esclavos. John Taylor, que ocupó un escaño en la Octava Asamblea General (1799 – 1806), poseía seis esclavos negros.
Mano de obra esclava: obligados a trabajar gratis
Las colonias francesas e inglesas dependían de la mano de obra esclava para asegurar su crecimiento económico. Los negros eran mantenidos en la esclavitud principalmente para explotar su fuerza de trabajo. Los colonos querían beneficiarse de la mano de obra gratuita para aumentar su riqueza personal y, a su vez, mejorar la economía local y colonial. En Canadá, la mayoría de los esclavos trabajaban como criados domésticos en casas particulares, ocupándose de la cocina, la limpieza y los niños de sus amos. Muchos también trabajaban en los negocios de sus dueños, como posadas, tabernas, molinos y carnicerías. Los esclavos negros desbrozaban la tierra, cortaban madera, construían casas de troncos y fabricaban muebles en las distintas colonias. Como trabajadores agrícolas, preparaban los campos, plantaban y cosechaban los cultivos y cuidaban del ganado. Muchos también trabajaron como cazadores, viajeros, marineros, mineros, lavanderas, impresores, pescadores, trabajadores portuarios, costureras, peluqueros e incluso verdugos. Se explotó la mano de obra esclava para fabricar una amplia gama de productos como potasa, jabón, ladrillos, velas, velas y cuerdas. Los esclavos negros varones eran adiestrados y empleados en oficios cualificados como herreros, carpinteros, zapateros, carreteros y toneleros. A menudo eran “alquilados” a otros, lo que permitía a sus propietarios rentabilizar mejor su inversión. Los esclavos negros trabajan muchas horas, realizan tareas físicamente arduas y deben estar a completa disposición de sus amos en todo momento.
Trato
Existe un mito persistente según el cual los esclavos recibían mejor trato en Canadá que en Estados Unidos o el Caribe. Sin embargo, dado que, tanto en estos países como en Canadá, la esclavitud de los negros se justificaba por el hecho de que se les consideraba inferiores a los demás seres humanos, parece razonable suponer que su trato era comparable.
Como bienes muebles, los esclavos negros no tenían derechos ni libertades fundamentales y eran tratados con humanidad o crueldad, según su propietario. Por ejemplo, algunos propietarios permitían a los esclavos aprender a leer y escribir, mientras que a los niños esclavos se les negaba a menudo cualquier forma de educación. Varios esclavos negros fueron liberados cuando murieron sus dueños y algunos recibieron una herencia en forma de tierras, dinero y enseres domésticos como recompensa por sus años de trabajo. Otros fueron transferidos a familiares o amigos a la muerte de su amo. Muchos esclavos negros son sometidos a tratos duros y crueles por parte de sus amos. Algunos esclavos negros son torturados o arrojados a la cárcel como castigo, otros son ahorcados o asesinados. Los esclavos negros son frecuentemente agredidos sexualmente por sus amos. Las familias de esclavos son separadas cuando algunos de sus miembros son vendidos a nuevos propietarios.
El trato que reciben los esclavos negros varía según sus circunstancias, pero el simple hecho de que se les mantenga como bienes muebles resume su condición social general.
Resistencia
Los negros se resistieron a la esclavitud de diferentes maneras. Algunos esclavos, principalmente mujeres, abandonaban la propiedad de su amo sin permiso durante breves periodos. Esta forma de resistencia se denomina “petit marronnage”. Peggy, una esclava que pertenecía a Peter Russell, miembro del Consejo Ejecutivo y administrador provincial, abandonó la propiedad de su amo durante cortos periodos, hasta tal punto que Peter Russell hizo que la metieran en la cárcel. En 1803, publicó un aviso en la Gaceta del Alto Canadá en el que advertía a la población de que no tomaran a Peggy bajo su tutela porque se ausentaba de sus obligaciones. Elizabeth, la hermana de Peter Russell, describió a Júpiter, el hijo de Peggy y propiedad de su hermano, como desafiante. También él fue encarcelado en varias ocasiones.
Otras formas de rebelión personal incluían fingir estar enfermo, física o mentalmente, o inventar una mentira o estratagema para encontrar la forma de escapar del trabajo forzado. Los esclavos africanos utilizaron estas estrategias para perturbar la vida cotidiana de sus amos y amas y resistirse a su servidumbre forzada. Algunos adoptaron la forma más absoluta de protesta, huyendo en busca de su libertad.
Mucho antes de que los esclavos afroamericanos huyeran a la libertad en Canadá, varios esclavos negros del Alto Canadá y de otras provincias de la Norteamérica británica huyeron a ciertas regiones libres de Estados Unidos, en particular a los antiguos Territorios del Noroeste, que en aquella época incluían partes de lo que hoy son Michigan y Ohio, Vermont y Nueva York, dos estados que ilegalizaron la esclavitud en 1777 y 1799 respectivamente. Por ejemplo, James Ford, esclavo de un oficial británico cerca de Fort Malden (actual Amherstburg), huyó a Ohio. Henry Lewis se liberó de su amo, William Jarvis, sheriff de York (Toronto), cruzando la frontera hacia Schenectady, Nueva York. En 1795, un esclavo negro propiedad del coronel Alexander McKee cruzó el río Detroit para escapar de la servidumbre. Por último, en 1806, ocho de los aproximadamente 60 esclavos del lealista Matthew Elliot huyeron a través del río Detroit, sumándose a su pérdida de esclavos.
Decenas de anuncios de esclavos fugitivos aparecieron en periódicos de Canadá y de los recién formados Estados Unidos. Normalmente incluían descripciones detalladas del aspecto físico del fugitivo, la ropa que llevaba cuando huyó y los idiomas que hablaba. A menudo ofrecían recompensas e incluían advertencias de no emplear ni ofrecer refugio al fugitivo. En 1798, Henry Lewis, retenido como esclavo por William Jarvis, huyó a Schenectady, en el estado de Nueva York, en busca de la libertad. Algunos esclavos emprendieron acciones legales contra sus propietarios para impugnar su condición de esclavos y el trato que recibían (véase también: Marie-Joseph Angélique; Chloe Cooley).
Desafíos legales a la esclavitud
En Gran Bretaña, el movimiento abolicionista llevaba oponiéndose al comercio transatlántico de esclavos desde la década de 1770. Las ideas abolicionistas se extendieron rápidamente a la Norteamérica británica, donde se presentaron varios desafíos legales contra la institución de la esclavitud. A principios del siglo XIX, el Bajo Canadá, Nuevo Brunswick y Nueva Escocia realizaron intentos infructuosos de abolir la esclavitud. En el Bajo Canadá se presentaron proyectos de ley, el primero en 1793 y el siguiente en 1801, pero ninguno fue aprobado. Esto contrasta con Nueva Brunswick y Nueva Escocia, donde se presentaron proyectos de ley para legalizar la esclavitud en 1801 y 1808 respectivamente, pero encontraron una fuerte oposición y no fueron aprobados. Mientras tanto, a finales del siglo XVIII, los propios esclavos iniciaron pleitos que desestabilizaron la institución de la esclavitud en Quebec y las Maritimes.
Entre 1791 y 1808, dos presidentes del Tribunal Supremo de Nueva Escocia, Thomas Strange y su sucesor Sampson Blowers, arremetieron contra la esclavitud. Cuando los propietarios de esclavos comparecían ante ellos solicitando la devolución de sus esclavos fugitivos, invertían la carga de la prueba, exigiéndoles que demostraran que eran los propietarios legítimos de esos esclavos y que tenían el derecho legal a hacerlo en el momento en que los compraron. Los propietarios que comparecen ante estos jueces suelen ser incapaces de satisfacer las exigencias del tribunal en este sentido. Entre otros factores, la fuerte oposición de los tribunales y la incapacidad de los propietarios de esclavos para mantener las leyes vigentes sobre la esclavitud hicieron que ésta fuera económicamente inviable en Nueva Escocia. Como resultado, la esclavitud se extinguió gradualmente.
En febrero de 1798 se presentó ante los tribunales del Bajo Canadá un caso que sentó precedente. Una esclava llamada Charlotte fue detenida en Montreal tras abandonar a su dueño y negarse a regresar. Fue llevada ante el presidente del Tribunal Supremo, James Monk, que la liberó por un tecnicismo. La ley británica estipulaba que los esclavos sólo podían ser encarcelados en reformatorios y no en prisiones comunes. Como no había ningún reformatorio en Montreal, el juez Monk decidió que Charlotte no podía ser encarcelada. Al mes siguiente, otra esclava llamada Jude fue liberada por el mismo juez por idénticos motivos. James Monk declaró en su decisión que aplicaría la misma interpretación de la ley a casos similares en el futuro.
En 1800, una esclava llamada Nancy solicitó su liberación a los tribunales de Nuevo Brunswick. Solicitó una orden en virtud de la Ley de Habeas Corpus, que establecía que cualquier persona arrestada podía denunciar ante el tribunal que había sido detenida o encarcelada ilegalmente. En la vista, la decisión del tribunal fue un empate, por lo que Nancy se vio obligada a volver al servicio de su amo Caleb Jones. El decreto no fue aceptado hasta 14 años después de que Nancy y su joven hijo hubieran intentado emanciparse. Sin embargo, estos casos limitaron la práctica de la esclavitud y la hicieron insoportable. La postura antiesclavista del Tribunal Supremo contribuye a rebajar el valor de un esclavo como propiedad, debido al futuro incierto de la esclavitud. La gente ya no compra esclavos sin pruebas sólidas de sus derechos de propiedad. Los propietarios de esclavos saben que ya no pueden confiar en que los tribunales reconozcan sus derechos de propiedad o les ayuden a mantener la práctica de la esclavitud en caso de problemas legales. Los esclavos se niegan cada vez más a permanecer sumisos y, sabiendo que cuentan con el apoyo de los tribunales, muchos de ellos deciden emanciparse. Como consecuencia, muchos propietarios de esclavos sufrieron pérdidas financieras.
En 1802, en la Isla del Príncipe Eduardo, el abogado de un fugitivo capturado llamado Sam exigió a su propietario, Thomas Wright, que presentara pruebas de su propiedad. En este caso, sin embargo, el propietario tenía todos los papeles necesarios y, por tanto, pudo recuperar a Sam. En 1825, la ley de 1781 que regulaba la esclavitud en la colonia fue derogada sin debate, lo que demostró la aparente ilegalidad de la esclavitud en la colonia.
En el Alto Canadá, la marea también estaba cambiando. Los sentimientos antiesclavistas del vicegobernador John Graves Simcoe estaban influidos por el creciente movimiento en Gran Bretaña. En 1793, él y el fiscal general John White utilizaron el incidente de Chloe Cooley para presentar un proyecto de ley que pusiera fin a la esclavitud en la colonia. Sin embargo, el proyecto de ley encontró una fuerte oposición, ya que muchos miembros de ambas Cámaras del Parlamento eran a su vez propietarios de esclavos negros o pertenecían a familias esclavistas. No obstante, el asunto de Chloe Cooley dio lugar a la Ley de 1793 para restringir la esclavitud en el Alto Canadá, una ley de compromiso que recibió la sanción real el 9 de julio de 1793. La nueva ley prohibía la introducción de nuevos esclavos en el Alto Canadá y establecía un calendario para la abolición gradual de la esclavitud. Sin embargo, no abolió la práctica de la esclavitud y no dio lugar a la emancipación inmediata de ningún esclavo. No obstante, fue la primera ley que restringió la esclavitud en el Imperio Británico. Sobre la posble supremacía del Parlamento de Canadá y en relación a la escavitud, véase aquí (en inglés).
Abolición
A pesar del considerable descenso de la práctica de la esclavitud en la Norteamérica británica en 1820, ésta seguía siendo legal. En 1818, los niños nacidos en 1793, cuando entró en vigor la Ley de 1793 para restringir la esclavitud en el Alto Canadá, alcanzaron la edad de 25 años. En consecuencia, ya no se les consideraba esclavos y sus hijos nacían libres. Sin embargo, un número muy reducido de negros, menos de 50, siguieron siendo esclavos. En marzo de 1824, se archivó una de las últimas ventas de esclavos en el Alto Canadá. Se trataba de la venta de Tom, un adolescente de 15 años, por Eli Keeler, residente de Colborne, a William Bell en Thurlow (actual Belleville). En su obituario de 1871, John Baker es reconocido como el último esclavo negro nacido en Canadá.
Al igual que en Quebec y Nueva Escocia, la práctica de la esclavitud llegó finalmente a su fin en Nuevo Brunswick cuando sus partidarios no consiguieron aprobar una ley que confirmara la legalidad de la esclavitud. En 1825, la Isla del Príncipe Eduardo derogó su única reglamentación sobre la esclavitud.
Durante este período de abolición, la práctica de la esclavitud fue sustituida por los contratos de arrendamiento, que se suponía eran igualmente rentables para los propietarios de esclavos y para los esclavos. Esto significa que las personas anteriormente esclavizadas reciben una remuneración por su trabajo y sirven a sus antiguos amos, o a otros, durante un periodo de tiempo determinado antes de quedar libres. Tales contratos son generalmente aceptados en toda la Norteamérica británica y adoptados por muchos propietarios de esclavos para evitar las pérdidas adicionales que les causaría la partida de sus esclavos. También contaban con el apoyo de la legislación, como se describe en leyes como la Slavery Restraint Act de 1793, que limitaba a nueve años el tiempo que se podía exigir formalmente a un esclavo que sirviera a su amo.
Un proyecto de ley contra la esclavitud, presentado al Parlamento británico, recibió la sanción real el 28 de agosto de 1833. La Ley de Abolición de la Esclavitud entró en vigor el 1 de agosto de 1834, aboliendo la esclavitud en todo el Imperio Británico, incluida la Norteamérica británica. Declaró oficialmente ilegal la esclavitud en todas las provincias y liberó a los últimos esclavos de Canadá.
Revisor de hechos: Can
Prohibición de Esclavitud y Servidumbre en el Derecho Constitucional en Norteamérica
Estudio comparativo sobre esta cuestión constitucional en los países que más abajo se cubren:
MEXICO
Artículo 1.-…Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes.
UNITED STATES OF AMERICA
Enmienda XIII. (1865)
SECCIÓN 1
Ni la esclavitud ni la servidumbre involuntaria, con excepción de los casos en que ésta sea impuesta como castigo por delitos de los cuales el interesado haya sido convicto, podrán existir ni en los Estados Unidos ni en lugar alguno que se encuentre bajo la jurisdicción de éstos.
SECCIÓN 2
El congreso estará facultado para hacer cumplir este Articulo mediante la legislación apropiada.
Véase:
Esclavitud en México
Véase:
Frederick Douglass: de la Esclavitud a la Libertad, en Estados Unidos
El gran activista de los derechos civiles Frederick Douglass nació como esclavo en una plantación de la costa este de Maryland en febrero de 1818. Su nombre de pila, Frederick Augustus Washington Bailey, parecía presagiar una vida inusual para este hijo de un peón de campo y un hombre blanco, probablemente el primer maestro de Douglass, el capitán Aaron Anthony. Quizás Harriet Bailey le dio a su hijo un nombre tan distinguido con la esperanza de que su vida fuera mejor que la de ella. Apenas podía imaginar que la vida de su hijo continuaría siendo una fuente de interés e inspiración casi 190 años después de su nacimiento. De hecho, sería difícil encontrar a alguien que encarne más de cerca el tema del Mes de la Historia Negra de este año, “De la esclavitud a la libertad”: Los africanos en las Américas”. Como muchos en los Estados Unidos del siglo XIX, Frederick Douglass escapó de los horrores de la esclavitud para disfrutar de una vida de libertad, pero su singular impulso personal para lograr la justicia para su raza le llevó a dedicar su vida a la abolición (nota: el abolicionismo es una doctrina contra la norma o costumbre que atenta a principios morales o humanos; véase también movimiento abolicionista y la abolición de la esclavitud en el derecho internacional) de la esclavitud y al movimiento por los derechos civiles de los negros. Su ardiente oratoria y sus extraordinarios logros produjeron un legado que extiende su influencia a través de los siglos, haciendo de Frederick Douglass un modelo a seguir para el siglo XXI.
Una de las razones por las que la historia de Douglass sigue resonando es que su vida encarna el sueño americano de superar los obstáculos y alcanzar los objetivos. El joven Frederick Bailey pasó sus primeros veinte años en la esclavitud, primero en una plantación del condado de Talbot, Maryland, y luego en la ciudad de Baltimore, dedicada a la construcción naval.Entre las Líneas En la primera de tres autobiografías, Narrativa de la vida de Frederick Douglass, publicada en 1845, cuenta la adversidad de sus primeros años de vida. Rara vez veía a su madre que trabajaba como peón de campo, apenas tenía ropa suficiente para cubrir su cuerpo y tenía que comer de un abrevadero (paraje del río o abrevadero que sirve para que el ganado beba; consulte también la información sobre las servidumbres prediales) como un animal de granja. A medida que creció lo suficiente para trabajar pasó por una serie de maestros, algunos amables y otros crueles.
A pesar de su situación, Frederick se las arregló para aprender a leer y escribir, a veces sobornando a los chicos blancos para que le enseñaran a cambio de trozos de pan. A la edad de unos doce años, adquirió un ejemplar del Orador Colombiano, un libro de famosos discursos que sirvió de base para sus posteriores habilidades como destacado conferenciante público. Después de obtener una alfabetización básica, Frederick comenzó a llegar a otros, ayudando a sus compañeros esclavos a leer y operando una escuela dominical prohibida. A medida que adquiría más conocimientos del mundo en general, ya no podía someterse pasivamente a una vida de esclavitud.Entre las Líneas En septiembre de 1838, pidió prestados los papeles de identificación de un marinero negro libre y se subió a un tren hacia el Norte. Situado en New Bedford, Massachusetts, tomó el nombre de Frederick Douglass, en honor a un personaje del poema épico de Sir Walter Scott, La Dama del Lago.
Aunque fue un logro trascendental, alcanzar la libertad fue solo un punto de partida para Frederick Douglass.Entre las Líneas En pocos años fue un abolicionista, autor y orador de fama mundial. Publicó su narrativa detallando su tiempo como esclavo, editó su propio periódico y viajó por los Estados Unidos y Gran Bretaña dando conferencias sobre importantes temas de derechos civiles y justicia social. Fue el único delegado masculino en la Convención de Séneca Falls de 1848 sobre los derechos de la mujer para apoyar el llamamiento al sufragio (el derecho al voto) femenino. Cuando estalló la Guerra Civil en 1861, Douglass fue invitado en dos ocasiones a la Casa Blanca para asesorar al Presidente Abraham Lincoln, y luego actuó como reclutador de las tropas afroamericanas. Después de la guerra, con la esperanza de que se lograra la igualdad con el fin de la esclavitud, se trasladó con su familia a Washington, D.C., donde fue nombrado presidente de la Caja de Ahorros Freedman.Entre las Líneas En 1877 el presidente Rutherford B. Hayes lo nombró mariscal federal del Distrito de Columbia, y en ese cargo estuvo al lado de James Garfield cuando éste prestó juramento presidencial en 1881.Entre las Líneas En 1889 Frederick Douglass era el ministro residente y cónsul general (embajador) de los Estados Unidos en Haití. Terminando su vida en Cedar Hill, su casa de 21 habitaciones en el Distrito de Columbia, en febrero de 1895, Frederick Douglass había llegado tan lejos como era humanamente posible desde sus comienzos en una cabaña de esclavos en Maryland.
La distancia social que Douglass recorrió durante su vida sigue inspirando a los americanos modernos a tomar una lección de su vida. Si pudo lograr tanto después de sus más humildes comienzos, tal vez nuestros propios sueños y metas estén al alcance de la mano. De hecho, las palabras, las imágenes y la herencia de Douglass abundan en la historia y la cultura popular. Douglass dijo una vez, “Si no hay lucha, no hay progreso. Aquellos que profesan favorecer la libertad, y desaprueban la agitación, son hombres que quieren cosechas sin arar la tierra, quieren lluvia sin truenos y relámpagos.” Debido a que estaba dispuesto a dedicar su vida a luchar y agitar por la abolición (nota: el abolicionismo es una doctrina contra la norma o costumbre que atenta a principios morales o humanos; véase también movimiento abolicionista y la abolición de la esclavitud en el derecho internacional) de la esclavitud, y luego por la causa de los derechos civiles, Douglass permanece en la vanguardia de la conciencia americana.
Su elocuencia con las palabras y sus prolíficas publicaciones también lo hacen accesible a los americanos modernos. Cada una de sus tres autobiografías, Narrativa de la vida de Frederick Douglass (1845); Mi esclavitud y mi libertad (1855); y Vida y tiempos de Frederick Douglass (1881, 1892), permanecen en imprenta y son ampliamente leídas por escolares, estudiantes universitarios, historiadores y investigadores académicos literarios. El resto de los textos de sus famosos discursos lo convierten en uno de los hombres más citados del siglo XIX. Un erudito en una conferencia dijo una vez: “En caso de duda, cita a Douglass”. De hecho, el Presidente George W (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Bush invocó el nombre de Douglass cuando habló ante un grupo reunido durante su visita al Senegal en 2003. El juez del Tribunal Supremo Clarence Thomas ha citado a Douglass en sus fallos sobre varios casos de educación.
A los estadounidenses modernos se les recuerda constantemente la importancia de la vida y los logros de Douglass. Muchos sitios en los Estados Unidos rinden homenaje al activista de los derechos civiles adoptando su nombre. Al menos 24 escuelas y academias llevan el nombre de Douglass, y parques y edificios desde Nueva York hasta Louisiana llevan su nombre. (Véase asimismo el texto sobre “Esclavitud en Nueva York”). Lugares tan diversos como Harlem, Detroit y Oklahoma City tienen calles o avenidas de Frederick Douglass. Su vida ha sido dramatizada en la ficción de autores como Miriam Grace Monfredo y Jewell Parker Rhodes, y celebrada en la poesía de Paul Laurence Dunbar y Robert Hayden. Fue conmemorado en un sello postal de EE.UU. en 1985. El famoso “pintor de historia” Jacob Lawrence pintó una serie de treinta y dos lienzos dedicados a la vida y la memoria de Douglass. Para asegurar que sus palabras permanezcan accesibles, Yale University Press y una serie de editores históricos están produciendo ediciones modernas de las autobiografías de Douglass, así como de su correspondencia y discursos. La Biblioteca del Congreso ha digitalizado toda su colección de documentos de Douglass y los ha puesto a disposición en su sitio web “American Memory”. El Centro Gilder Lehrman de la Universidad de Yale otorga anualmente el Premio Frederick Douglass al mejor libro sobre la esclavitud o la abolición (nota: el abolicionismo es una doctrina contra la norma o costumbre que atenta a principios morales o humanos; véase también movimiento abolicionista y la abolición de la esclavitud en el derecho internacional). Hay monumentos a Douglass en todas las ciudades y pueblos en los que vivió, y Cedar Hill, su hogar en Anacostia, D.C., es un sitio del Servicio de Parques Nacionales visitado por miles de personas cada año.
La influencia de Frederick Douglass va más allá de su papel simbólico como el ex esclavo más famoso de América, aunque en su vida pasar de la esclavitud a la libertad resultó ser un tremendo logro. Sigue siendo relevante tanto para la historia como para la cultura moderna de América porque fue más allá de disfrutar de la libertad para dedicar su vida al principio de que la lucha es necesaria para lograr el progreso. Su deseo de hacer de su mundo un lugar más justo le llevó a luchar por la abolición (nota: el abolicionismo es una doctrina contra la norma o costumbre que atenta a principios morales o humanos; véase también movimiento abolicionista y la abolición de la esclavitud en el derecho internacional) de la esclavitud y a apoyar la justicia social y los derechos civiles de los afroamericanos y las mujeres. [rtbs name=”historia-de-las-mujeres”] Haríamos bien en seguir su ejemplo e inspirarnos en sus famosas palabras: “No es la luz lo que necesitamos, sino el fuego; no es la suave lluvia, sino el trueno”. Necesitamos la tormenta, el torbellino y el terremoto”.
Revisor: Lawrence
- Derecho penal internacional
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Esclavitud en economía
La condición de esclavo se aplica generalmente a los forasteros – individuos que no pertenecen a la nación, religión o raza dominante – aunque la definición de quién es exactamente un forastero ha variado; Orlando Patterson (1982) considera que la característica básica de la esclavitud es la “muerte social”, con una pérdida de honor así como de derechos (véase, en general, detalles sobre la economía de las cuestiones jurídicas) legales (véase, en general, detalles sobre la economía de las cuestiones jurídicas) por parte del esclavizado. La esclavitud estaba tan extendida y era tan aceptable que en Europa (véase más detalles sobre su propia esclavitud) y América no se desarrolló ningún movimiento para atacar la esclavitud como sistema hasta finales del siglo XVIII. En el pensamiento occidental, la esclavitud se consideró durante mucho tiempo una necesidad o un “mal necesario”. Este tema puede ser de interés para los economistas profesionales. Los debates sobre la esclavitud anteriores al siglo XIX señalaban a menudo la conveniencia (por motivos religiosos y morales) de mejorar las condiciones de los esclavizados o de facilitar la liberación de los esclavos individuales, pero hasta finales del siglo XVIII no se pensó ampliamente en la abolición de la propia institución. Para tener una panorámica de la investigación contemporánea, puede interesar asimismo los textos sobre economía conductual, economía experimental, teoría de juegos, microeconometría, crecimiento económico, macroeconometría, y economía monetaria.
Datos verificados por: Sam.
[rtbs name=”economia-fundamental”] [rtbs name=”macroeconomia”] [rtbs name=”microeconomia”] [rtbs name=”economia-internacional”] [rtbs name=”finanzas-personales”] [rtbs name=”ciencia-economica”] [rtbs name=”pensamiento-economico”] [rtbs name=”principios-de-economia”] [rtbs name=”mercados-financieros”] [rtbs name=”historia-economica”]Trata de Personas
Nota: Respecto a la trata de personas, ver sus características, sus víctimas y el tráfico-ilegal-de personas; los instrumentos internacionales multilaterales patrocinados por las Naciones Unidas son los siguientes: Protocolo modificando el Convenio para la Represión de la Trata de Mujeres y Niños, concertado en Ginebra el 30 de septiembre de 1921, y el Convenio para la Represión de la Trata de Mujeres Mayores de Edad, concertado en Ginebra el 11 de octubre de 1933. Lake Success, Nueva York, 12 de noviembre de 1947; Convenio para la Represión de la Trata de Mujeres y Niños, concertado en Ginebra el 30 de septiembre de 1921 y enmendado por el Protocolo firmado en Lake Success, Nueva York, 12 de noviembre de 1947. Nueva York, 12 de noviembre de 1947; Convenio Internacional para la Represión de la Trata de Mujeres y Niños. Ginebra, 30 de septiembre de 1921; Convenio para la Represión de la Trata de Mujeres Mayores de Edad, concertado en Ginebra el 11 de octubre de 1933 y enmendado por el Protocolo firmado en Lake Success, Nueva York, 12 de noviembre de 1947. Lake Success, Nueva York, 12 de noviembre de 1947; Convenio Internacional para la Represión de la Trata de Mujeres Mayores de Edad. Ginebra, 11 de octubre de 1933; Protocolo que modifica el Acuerdo internacional para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de blancas, firmado en París el 18 de mayo de 1904, y el Convenio internacional para la represión de la trata de blancas, firmado en París el 4 de mayo de 1910. Lake Success, Nueva York, 4 de mayo de 1949; Acuerdo internacional para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de blancas, firmado en París el 18 de mayo de 1904 y enmendado por el Protocolo firmado en Lake Success, Nueva York, el 4 de mayo de 1949. Lake Success, Nueva York, 4 de mayo 1949, Acuerdo internacional para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de blancas. París, 18 de mayo de 1904; Acuerdo internacional para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de blancas, firmado en París el 4 de mayo de 1910 y enmendado por el Protocolo firmado en Lake Success, Nueva York, el 4 de mayo de 1949. Lake Success, Nueva York, 4 de mayo 1949; Acuerdo internacional para asegurar una protección eficaz contra el tráfico criminal denominado trata de blancas. París, 4 de mayo de 1910; Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena. Lake Success, Nueva York, 21 de marzo de 1950; Protocolo final del Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena. Lake Success, Nueva York, 21 de marzo de 1950).
[rtbs name=”delitos”] [rtbs name=”personas”]
Recursos
[rtbs name=”informes-jurídicos-y-sectoriales”][rtbs name=”quieres-escribir-tu-libro”]Notas y Referencias
- Información sobre esclavitud recogida del Glosario sobre Migración, Derecho Internacional sobre Migración, Organización Internacional para las Migraciones, Ginebra, Suiza (2006)
- Información acerca de “Esclavitud” en el Diccionario de Ciencias Sociales, de Jean-Francois Dortier, Editorial Popular S.A.
Traducción de Esclavitud
Inglés: Slavery
Francés: Esclavage
Alemán: Sklaverei
Italiano: Schiavitù
Portugués: Escravatura
Polaco: Niewolnictwo
Tesauro de Esclavitud
Derecho > Derechos y libertades > Derecho del individuo > Esclavitud
Vida Política > Vida política y seguridad pública > Seguridad pública > Violencia política > Campo de concentración > Esclavitud
Derecho > Derecho penal > Infracción > Delito contra las personas > Trata de seres humanos > Esclavitud
Intercambios Económicos y Comerciales > Comercio internacional > Comercio internacional > Cláusula social > Esclavitud
Véase También
- Campo de concentración
- Trata de seres humanos
- Cláusula social
- Trabajo forzoso
- Trabajo en servidumbre
- Trabajo de menores
- Explotación económica
- Peores formas de trabajo infantil
- Trabajo forzoso
- Trabajo infantil
- Explotación
- Trabajo forzado
- Venta y trata
- Encomienda
Historia Social y de las Ideas
- Campesinado
- Comunismo
- Anarquismo
- Animismo
- Anticlericalismo
- Ateísmo
- Burguesía
- Ciudad
- Clases Sociales
- Cristianismo
Bibliografía
Lengelle M., La esclavitud, Barcelona, Oikos-Tau, 1971; Mellafe, R., Breve historia de la esclavitud en América Latina, México, Sep-Setentas, 1973; Vila Vilar, E., Hispanoamérica y el comercio de esclavos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, 1977; Zavala, Silvio A., Servidumbre natural y libertad cristiana, México, Porrúa, 1973; Zavala, Silvio A., Los esclavos indios en Nueva España, México, El Colegio Nacional, 1967.
Ejemplo de Anuncio relativo a un esclavo fugitivo: John Rock de Halifax ofreció una recompensa de dos dólares por la captura de una mujer llamada Thursday, su esclava. La mujer fue efectivamente recapturada. John Rock ordenó en su testamento de 1776 que fuera vendida tras su muerte. Fue valorada en 25 libras y vendida a John Bishop por 20. Publicado en la Gaceta y Crónica Semanal de Nueva Escocia, el 1 de septiembre de 1772.
Ejemplo de Subasta de esclavos: Un anuncio de la Halifax Gazette demuestra que Halifax participó en el comercio transatlántico de esclavos. Los esclavos en venta acababan de ser importados de las Antillas por el comerciante Joshua Mauger el 30 de mayo de 1752. En el siglo XVIII, las colonias empleaban la mano de obra de personas sometidas a la esclavitud, sobre todo en el trabajo doméstico.