Con su conquista de las tierras árabes en el siglo XVI, el Imperio Otomano (1300–1923) llegó a controlar algunos de los principales puntos de interés del comercio del Océano Índico en el oeste. Esta expansión, sin embargo, también llevó a los otomanos a enfrentarse con los portugueses, que buscaban establecer un monopolio del lucrativo comercio de especias. En la primera mitad del siglo XVI, la participación otomana se limitó a la mitad occidental del Océano Índico, pero a fines del siglo XVI, el sultanato de Aceh, en el sudeste asiático, forjó una alianza con los otomanos, lo cual, si bien es de corta duración en la práctica, pudo alcanzar considerable importancia simbólica en tiempos posteriores. La participación otomana en el océano Índico se reanudó en el siglo XIX, nuevamente como una reacción a las actividades coloniales europeas. Mientras tanto, tanto los vínculos comerciales como los religiosos, en particular el “hajj,” significaba que los otomanos tenían un papel prominente en el Océano Índico a pesar de que solo controlaban los territorios litorales limitados.