No hemos considerado todas las posibles objeciones al funcionalismo, ni hemos considerado versiones más sofisticadas del funcionalismo que pretenden eludir las objeciones más perniciosas que hemos considerado. La idea de que las mentes son realmente tipos de máquinas de computación sigue estando muy viva y es tan controvertida como siempre. Tomar esa idea en serio significa tener que luchar con una multitud de preguntas en la intersección de la filosofía de la mente, la filosofía de la acción y la identidad personal.
¿En qué sentido es Freya verdaderamente un agente de sus propias acciones, si simplemente citamos una entrada fría para explicar algún comportamiento suyo? Es decir, ¿cómo reconoce Freya sus propias creencias desde un punto de vista meramente funcionalista? Si las mentes son tipos de computadoras, ¿qué hace que criaturas pensantes como Freya? Tipos de robots, aunque sofisticados? Estas y otras preguntas difíciles tendrán que ser contestadas satisfactoriamente antes de que muchos filósofos se contenten con una teoría funcionalista de la mente. Para otros filósofos, un comienzo por el camino correcto, lejos del dualismo cartesiano y entre los dos terrores del materialismo y el conductismo, ya se ha hecho.