Una patente esencial estándar es una patente que reivindica una invención que debe ser utilizada para cumplir con un estándar técnico. En este contexto, la evolución del móvil se ha transformado en una revolución digital. Las personas de todo el mundo, junto con cientos de objetos que las rodean, estarán conectadas a las redes y entre sí, a través de comunicaciones inalámbricas significativamente más rápidas, robustas y seguras. Una serie de sectores industriales se sumarán a esta ola digital transformadora, desde la automoción, la sanidad y la energía hasta la infraestructura urbana, la agricultura y el ocio. Para facilitar este cambio inevitable, se necesitarán redes fiables que funcionen con estándares tecnológicos que lo permitan. Esto pone de relieve el papel fundamental del sistema de patentes, que incentiva la innovación tecnológica, y las leyes antimonopolio, que garantizan la salvaguarda de la competencia en el mercado que facilita la innovación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). No es ningún secreto que las OSS han desempeñado un papel clave en el cambio del panorama de la industria de la información y la tecnología; su membresía comprende, por un lado, a los titulares de Patentes Esenciales Estándar (SEP) y, por otro, a los implementadores. Mientras que los titulares de la SEP participan en la investigación y el desarrollo (I+D) y buscan maximizar sus ingresos de la concesión de licencias a sus SEP, los implementadores buscan licencias de los titulares de la SEP en condiciones que sean justas, razonables y no discriminatorias (FRAND), con el fin de utilizar la tecnología patentada en la fabricación de productos de uso final que cumplan con los estándares. Sin embargo, al menos en teoría, el titular de un SEP siempre puede tener un comportamiento oportunista al cobrarle al implementador unas regalías más altas por la licencia de la tecnología una vez que ésta se haya incorporado a un estándar, que el valor real de la tecnología en el momento de la creación del estándar por parte del SSO. Para abordar estas preocupaciones, el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos introdujo algunos cambios en su política de DPI a principios de 2015. Los cambios en la política crean un desequilibrio entre los derechos de los innovadores, en los que pierden valor en sus patentes, y los implementadores de tecnologías. Esto puede dar lugar a un desequilibrio del mercado, ya que existe interferencia en los procesos de mercado al restringir incongruentemente las condiciones de las negociaciones de concesión de licencias. Los incentivos para crear tecnología se reducen considerablemente, lo que es motivo de preocupación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). La consecuencia de ello es la reducción de los incentivos económicos para que la tecnología contribuya a los esfuerzos de normalización, que es muy probable que sea el factor decisivo para el progreso de la tecnología. La necesidad del momento es encontrar el equilibrio adecuado, tanto en la intervención gubernamental como en las políticas de DPI de la OSS, entre los intereses de los implementadores e innovadores. El equilibrio es importante para determinar una definición práctica y justa de lo que es justo y razonable y de lo que realmente equivale a una concesión de licencias no discriminatoria. En ausencia de equilibrio, las inversiones no se realizarán en estándares abiertos, lo que resultará en una gran cantidad de estándares patentados en vez de tecnologías patentadas. El desequilibrio llevará a revertir el bloqueo o retención, a un aumento de los litigios sobre la SEP, a una reducción de la participación en la SSO, a una reducción de la concesión de licencias de la SEP en condiciones de igualdad y a un recorte del gasto en I+D de los SEP a tecnologías no esenciales y no gravosas.