En 2002, Álvaro Costa Leite se dio cuenta de que Finibanco no era sostenible y no le dio la capacidad de endeudamiento que el BCP permitía a los accionistas”, dice el banquero Jardim Gonçalves. A finales de 2008. Tavares de Almeida tenía el perfil que reconocemos de otros auditores del sector: era “ciego”, no hacía olas, daba consejos. Y se declaró sorprendido por “el cálculo global de la deuda invisible” calculado por sus empleados. La cifra en la documentación que ahora se envía al Ministerio Público – “del orden de 400 millones”. El límite de crédito que Finibanco podía dar a Vicaima era de unos 70 millones. El 24 de junio de 2013, a las 12:30, el Tribunal de Oliveira de Frades declara la insolvencia de Cityprofit, lo que hace que la empresa no pueda pagar sus deudas. El acto lleva a Tavares de Almeida a solicitar la revocación de la decisión y la declaración de insolvencia como maliciosa. Lo que el juez de Oliveira de Frades rechaza. El abogado apela a la Corte Suprema de Justicia, que aún no se ha pronunciado. En 2014, al captar los movimientos financieros entre Montepio y Finibanco Angola, que se utilizaban para hacer circular los fondos y dar maleabilidad a los constructores civiles a los que financiaba, el supervisor los considera con un alto grado de sensibilidad y participa en el Ministerio Público ante la sospecha de un posible fraude
En 2015, Montepio Geral continúa sin reconocer la deuda reclamada por Tavares Almeida como propia. Y la palabra “revancha” entra en el vocabulario del abogado, que lleva la artillería pesada al Ministerio Público. Álvaro Costa Leite, el patriarca y fundador del Grupo Vicaima que, en vida, se opuso a la venta de Finibanco. En 2016, en los últimos días de febrero hay un cambio de rumbo. La PGR confirma que el fiscal de la República, coordinador del DIAP de Viseu, «respondió parcialmente a la denuncia» de los Villanos (ahora Apícula) y «determinó la continuación de la investigación», sin embargo, «no se puede poner en perspectiva si resultará o no en la constitución de acusados o imputados». El constructor José Guilherme pidió pagar parte de su deuda a Montepio con las unidades que garantizaban el préstamo dado por Finibanco Angola. “Y propuso reemplazarlos con moneda local”. Lo que en la práctica significaba que la deuda sería pagada por kwanzas. La BdP abrió investigaciones sobre este movimiento. En el origen de la disputa que se arrastra desde finales de 2012, y que tiene por un lado a Vilões, y por otro a Costa Leite, Carlos Martins y Tomás Correia, hay 12,5 millones que la empresa de Tavares de Almeida reclama como deuda. El contrato de venta de 30 hectáreas situadas a la entrada de Coimbra es el origen de una guerra familiar que se extendió a Montepio, el banco más antiguo del país, con 175 años. Y eso puso a la OPA sobre Finibanco como objetivo de las autoridades. Después de la OPA sobre Finibanco, el grupo Montepio tuvo mil millones de pérdidas. Y en 2015, por primera vez, la Asociación tuvo una pérdida de 393 millones.