Características del Imperio Británico
Este texto se ocupa de las características (incluyen la situación de sus Colonias) del Imperio británico. Nadie había comprendido el Imperio Británico en su totalidad. Era una mezcla de crecimientos y acumulaciones totalmente diferente a todo lo que se había llamado imperio antes (francés, español, romano, etc). Garantizaba una amplia paz y seguridad; por eso fue soportado y sostenido por muchos hombres de las razas “súbditas”, a pesar de las tiranías e insuficiencias oficiales, y de mucha negligencia por parte del público “doméstico”. Como el “imperio ateniense”, era un imperio de ultramar; sus caminos eran marítimos, y su vínculo común era la Marina británica. Como todos los imperios, su cohesión dependía físicamente de un método de comunicación; el desarrollo de la marinería, la construcción naval y los barcos de vapor entre los siglos XVI y XIX lo habían convertido en una Pax posible y conveniente -la “Pax Britannica”- y los nuevos desarrollos del transporte aéreo o terrestre rápido o de la guerra submarina podían convertirlo en cualquier momento en un inconveniente o en una inseguridad impotente. Las características principales del imperio británico (a veces con cierta semejanza, en otros casos con claras diferencias, de los otros imperios) ofrece un mosaico de algunos de los principales rasgos definitorios del Imperio más allá de su presencia física. ¿Qué era el Imperio Británico? Más allá de su presencia física como entidad geopolítica, la respuesta a esta pregunta es menos clara. Era un reino en constante disputa y había una multiplicidad de experiencias individuales. Funcionaba como un bloque económico, un universo cultural, donde la influencia de las culturas fluía en ambas direcciones entre Gran Bretaña y su Imperio. También era una construcción racial, donde los blancos tenían un estatus más alto que los no blancos. El Imperio tenía también una dimensión militar y estratégica.