Este texto se ocupa de Lombardía, su historia y su derecho. La historia de los lombardos tiene su origen en el tópico de la superpoblación seguida de éxodo: los winniles (“guerreros”) se vieron obligados a abandonar la “isla de Escandinavia” (¿Schonen?) para colonizar la costa meridional del mar Báltico (Scoringa), la región lacustre de Mecklemburgo occidental (Mauringa) y los páramos de Luneburgo (Golaida). Los datos arqueológicos (armas y joyas halladas en tumbas) sólo permiten identificar las vagas huellas de un grupo establecido, desde finales de la Edad del Bronce hasta el siglo I a.C., en el curso bajo del Elba y en el suroeste de Mecklemburgo. En el año 167, una banda lombarda fue derrotada en el Danubio por Marco Aurelio en la guerra contra los marcomanos. Entre los siglos II y IV, los lombardos se desplazaron gradualmente hacia Altmark (Sajonia-Anhalt) y, en el siglo V, del valle del Elba al valle del Danubio. Entraron en contacto más estrecho con la civilización romana en una incursión en Rugiland (Baja Austria) hacia el año 488. Hacia 510, se apoderaron del reino herulio en Panonia (desde Moravia hasta Hungría occidental), donde muchos de ellos se convirtieron sin duda al arrianismo. La integración de diversos grupos étnicos, una política de vínculos matrimoniales con otras dinastías germánicas (merovingios, gépidos) y alianzas militares con Bizancio acabaron por hacer del reino lombardo una gran potencia danubiana.