En épocas anteriores, el acoso escolar se consideraba un conjunto de comportamientos más claramente especificados y sencillos que en la actualidad. En Occidente, y en parte de Asia Oriental, por ejemplo, según las descripciones de los documentos antiguos del siglo XVIII a principios del XX, el acoso se describía generalmente como un acoso físico (o verbal) que solía estar relacionado con una muerte, un fuerte aislamiento o una extorsión en los escolares. El acoso escolar se consideraba en gran medida como mal comportamiento en la agresión física directa y la burla verbal hasta alrededor de 1950. Con Internet llegó el inevitable aumento de una nueva forma de acoso: el ciberacoso. Ha generado, desde hace años, no sólo una fuente de investigación académica, sino una floreciente industria contra el acoso. A medida que los casos de acoso escolar, laboral y cibernético reciben mayor atención, ha surgido una red no regulada de consultores, terapeutas y entrenadores. Esta nueva hornada de expertos en acoso escolar abarca desde conferenciantes motivacionales hasta educadores y psicoterapeutas formados.