En las deprimidas ciudades de Manchester (New Hampshire), Halle/Salle (Alemania) y Mardin (Turquía), los inmigrantes y los nativos pueden encontrar una conexión en experiencias comunes. Los inmigrantes fueron desplazados primero por la guerra o la pérdida de tierras agrícolas en sus países de origen. Posteriormente, perdieron los contratos de arrendamiento de sus comercios o viviendas cuando las zonas céntricas que habitaban se convirtieron en objeto de especulación capitalista y de planes de revitalización estatales y municipales. Los propietarios de negocios y los inquilinos nacidos en la ciudad, previamente desplazados de los medios de subsistencia y las formas de vida asociadas al pasado industrial de la ciudad, sufrieron el mismo destino. Estas desposesiones compartidas fomentan las amistades y los lazos sociales a través de la división entre nativos e inmigrantes. La acumulación por desposesión coloca a los trabajadores del capitalismo global, valorados de forma diferente y espacialmente distintos, dentro de una red de conexión. El trabajo precapitalista y preindustrial parece estar determinado en gran medida por factores ecológicos y técnicos. Los actores son meramente periféricos. En comparación, los estudios sobre el trabajo en la sociedad capitalista revelan actores autónomos que no sólo realizan su trabajo, sino que también muestran emociones, cultivan relaciones personales y ven su trabajo como un mundo vital.