Con sede en Bruselas y Luxemburgo, y con oficinas en todos los países de la UE (delegaciones), la Comisión es tanto el brazo burocrático de la UE, responsable de proponer nuevas leyes y políticas, como su ejecutivo, encargado de supervisar su aplicación a través de los Estados miembros. Está dirigida por un Presidente y un Colegio de Comisarios de 28 miembros que funciona como un gabinete europeo; por debajo de ellos trabajan varios miles de burócratas europeos de carrera responsables del trabajo diario de la Comisión, repartidos en Direcciones Generales (DG) que son el equivalente funcional de los departamentos gubernamentales nacionales. La Comisión es una de las instituciones más supranacionales de la UE, y desde hace mucho tiempo está en el centro de la integración europea, encargada de garantizar que las políticas de la UE se concreten de acuerdo con los objetivos y principios establecidos en los tratados. Los comisarios y los miembros del personal pueden ser ciudadanos de Estados individuales, pero no persiguen los intereses de esos Estados.