La década de los noventa revivió el viejo dilema en la teoría de qué es mejor, si la banca central o la libre. En nuestra opinión, se trata de un dilema bastante falso e inexistente. El banco central ha demostrado ser una institución social indispensable, aunque siguen existiendo algunas controversias sobre su estatus, sus funciones y su importancia social. La banca central tuvo su desarrollo natural. Nadie podía prever el alcance de los deberes de los bancos centrales cuando se incorporaron los primeros bancos (privilegiados) patrocinados por el gobierno. La teoría bancaria alemana fue la que probablemente describió con mayor precisión el desarrollo de los bancos centrales, hablando primero de los bancos emisores, más tarde de los bancos centrales emisores y, finalmente, en los años 30 sólo de los bancos centrales. Aunque existe una similitud entre los bancos centrales, es imposible encontrar dos igualmente regulados. Como resultado de las diferencias tradicionales, culturales y de otro tipo, existen enormes variaciones en el marco institucional de los distintos bancos centrales. Sin embargo, los últimos años de la década de 1980 y 1990 trajeron consigo nuevas iniciativas en la teoría de los bancos centrales. En la actualidad, el “estado del arte” presupone la independencia del banco central. Ésta suele considerarse como la capacidad de los bancos centrales de estar totalmente separados del gobierno y de su influencia directa y/o indirecta. Algunos estudios empíricos (econométricos) realizados en los años ochenta y principios de los noventa sugirieron que la independencia proporciona una mayor estabilidad monetaria, pero los más recientes, realizados a finales de los años noventa, no lograron encontrar una relación causal directa entre la independencia de los bancos centrales y la baja inflación. Intuitivamente, se asumió que la independencia de iure tiene que dar resultados, pero parece que es necesario un “desarrollo de la capacidad institucional” social general, ya que el banco central da resultados en aquellos países en los que todo el entorno institucional está dominado por las normas. El banco central también es de interés para el derecho y la economía como organismo tradicionalmente regulador. Desde finales del siglo XIX, el banco central se encarga de supervisar el sistema bancario, así como de apoyar a los bancos individuales en una trampa de liquidez. La regulación bancaria y su eficacia están estrechamente relacionadas con la calidad del marco institucional del banco central. Las crisis bancarias y las retiradas de fondos de los bancos pueden poner en peligro toda la economía. Este texto también examina la relajación cuantitativa de los principales bancos centrales occidentales durante la crisis financiera mundial en economía.