El concepto de un “orden basado en normas” encapsula perfectamente la necesidad ampliamente sentida de seguridad en el espacio marítimo común, especialmente en lo que respecta a la seguridad de las líneas marítimas de comunicación. Sin embargo, es probable que la dinámica de la seguridad marítima en un mundo pospandémico sea fluida y que la cooperación entre Estados se vea impulsada por los imperativos de la economía y el bienestar nacional. Con la creciente demanda de recursos y energía y la disminución de la capacidad de los Estados de la región para vigilar las Líneas Marítimas de Comunicación, a las partes interesadas quizá no les quede más remedio que aunar recursos para asegurar colectivamente los bienes comunes marítimos. Dado que los usos comerciales y militares de las vías marítimas de Asia están inextricablemente vinculados, es probable que los países colaboren para protegerlas, independientemente de sus diferencias políticas y de poder. La creciente contestación entre las potencias mundiales será un factor de complicación, en particular la posibilidad de un conflicto entre EE.UU. y China en el Mar de China Meridional. Incluso en ausencia de un conflicto militar, una guerra comercial entre ambos países podría provocar una reorientación de las cadenas de valor asiáticas. Un desplazamiento de las líneas de suministro lejos de China podría reestructurar el comercio marítimo de un modo que podría ser perjudicial para el orden de seguridad regional.