En esta Historia Social de las Trece Colonias de Norteamérica se describe la Rebelión de Bacon (1676), las condiciones económicas de los pobres en las colonias y la oposición a su pobreza. En el contexto de la rebelión de Nathaniel Bacon las líneas de clase se endurecieron a lo largo del periodo colonial. A medida que avanzaba el siglo XVIII, la marea de inmigrantes pobres continuaba. Grandes ciudades como Boston, Nueva York y Filadelfia se expandieron. Las familias ricas establecieron sistemas de control político y social. Por ejemplo, determinaron que sólo los propietarios podían votar. Mientras tanto, los pobres luchaban por satisfacer sus necesidades básicas. Comenzaron las huelgas y los disturbios entre la clase trabajadora blanca. Los colonos ricos sabían que les superaban en número los indios, los esclavos negros y los blancos de clase trabajadora. Temían que estos grupos oprimidos se unieran para rebelarse. Los legisladores empezaron a dar más privilegios a los sirvientes blancos, creando una división entre los trabajadores blancos y los negros. El racismo se convirtió en un dispositivo práctico de control. La clase media crecía. Pero años antes, en 1676, un grupo de fronterizos blancos, sirvientes y esclavos, liderados por el colono Nathaniel Bacon (1647-76), se rebelaron en Jamestown, la capital de la colonia de Virginia. Los soldados ingleses aplastaron el levantamiento, conocido posteriormente como la Rebelión de Bacon. La rebelión comenzó después de que el gobierno concediera concesiones de tierras a los ricos, obligando a los fronterizos pobres a trasladarse al oeste. Los fronterizos encontraron a los indios defendiendo el territorio del oeste. Despreciaban tanto a los terratenientes aristocráticos como a los indios. Los terratenientes, por su parte, utilizaron a los furiosos fronterizos blancos como “amortiguador”, o barrera, entre ellos y la población india.