El objetivo de este texto es examinar el período colonial, revisando los trabajos existentes así como lo que se sabe (o no) sobre los diversos brotes de violencia masiva. El Chad es un país poco estudiado. Esto es aún más cierto en el caso del período colonial, que rara vez se ha estudiado. Aunque algunos episodios de represión violenta han sido estudiados, y permanecen en la memoria colectiva (como la “masacre de los golpistas” de 1917, o los trabajos forzados durante la construcción del ferrocarril Congo-Océano), otros nunca han sido investigados a fondo. Algunos brotes de violencia se mencionan en obras académicas e informes coloniales, pero para documentarlos queda mucho trabajo por hacer. Los sucesos de la “masacre del coupe-coupe” (en 1917), que se saldó con 100-150 muertos, según las discrepancias de varios autores, provocaron la salida de los intelectuales de Ouaddaï hacia Sudán o Egipto. Los pueblos se vaciaron al huir a Sudán. La enseñanza del árabe se vio gravemente afectada y el mantenimiento de una política represiva aumentó la hostilidad hacia los colonialistas. Por esta violencia, el comandante Gérard sólo se vio obligado a jubilarse anticipadamente. Cabe señalar que un centenar de eruditos musulmanes corrieron la misma suerte en Agadez, en 1917. El ferrocarril debía unir el puerto de Pointe Noire con Brazzaville, para abrir el Chad y Oubangui (actual República Centroafricana), y las obras comenzaron en 1921. Entre 1924 y 1934, más de 120.000 personas fueron reclutadas a la fuerza en el África ecuatorial. Al menos 20.000 de ellas procedían de Chad, y el 90% de ellas eran sara. André Gide, que viajó a la FEA en 1926 y 1927, caracterizó la empresa como un “horrible consumidor de vidas humanas”. El trabajo realizado en la selva ecuatorial era extremadamente duro, y la tasa de mortalidad espeluznante: murieron entre 15.000 y 30.000 africanos. Según otro autor, con experiencia en investigaciones sobre el Chad, murieron cerca de 10.000, lo que supuso aproximadamente la mitad de los reclutados en Moyen-Chari. El reclutamiento forzoso provocó resistencia: asesinatos de jefes de aldea, migración forzada entre los jóvenes trabajadores y violencia masiva.