Jurisprudencia

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Jurisprudencia, en algunos países este término designa la ciencia del Derecho en un sentido global. Así, en Italia las facultades de Derecho se denominan facoltà de Giurisprudenza.Entre las Líneas En el mundo hispánico, en cambio, jurisprudencia posee un significado distinto: es el criterio constante y uniforme de aplicar el Derecho por parte del Tribunal Supremo.

No puede equipararse su sentido en los ordenamientos hispanoamericanos respecto al que tiene en el Derecho anglosajón, donde al precedente judicial (la respuesta que los tribunales hayan dado en casos análogos enjuiciados con anterioridad) le asiste verdadera fuerza de ley, y hasta superior a la ley si se considera que multitud de cuestiones no se encuentran reguladas de forma legal, dejándose al criterio del juez la auténtica creación del Derecho. No tiene la jurisprudencia en el mundo hispánico carácter de fuente de Derecho en el sentido técnico, pero sí una importancia decisiva. Un abogado cuenta con una enorme probabilidad de éxito si lo que alega en favor de su cliente o representado ha sido decidido de esa misma manera en resoluciones judiciales anteriores. No cabe duda que el Derecho vivo se encuentra antes en la jurisprudencia que en la ley, pues si el ordenamiento jurídico consiste en una norma jurídica abstracta y general, lo relevante en la práctica consiste en cómo se adapta, aplicando esa norma general al caso concreto.

Ocurre en numerosas oportunidades que las resoluciones constantes y uniformes emitidas por el Tribunal Supremo en un determinado sentido acaban consolidando un criterio firme que, en lenguaje jurídico, sienta jurisprudencia y a menudo modifica los propios términos en que se expresa la ley vigente. Por ejemplo, es habitual encontrar en los códigos civiles que para que una persona deba reparar el daño que ha causado a otra, ha de haber existido culpa o negligencia por su parte, es decir, descuido, ligereza, en suma.

Puntualización

Sin embargo, la forma de asimilarse este requisito por parte de los tribunales ha llevado a considerar a la culpa como una exigencia innecesaria en la práctica: el imperativo de proteger a las víctimas, por ejemplo, de un atropello por un vehículo de motor, hizo que los tribunales desde mediados del siglo XX entendieran que lo importante es que el daño quedase reparado, mediara o no culpa del conductor, incluso aunque éste haya sido cuidadoso y precavido al conducir su automóvil.

Es fácil observar que un criterio mantenido de forma constante por la jurisprudencia de espaldas a lo que la ley determina, acaba propiciando que el propio ordenamiento jurídico se reforme y autorregule para adecuarse a la mudable y cambiante realidad de las cosas. Se dice entonces que, aunque la jurisprudencia no sea una fuente de Derecho en sentido formal, termina siéndolo en sentido material, al asignar a la ley su sentido y alcance práctico y concreto.

En otro orden de cosas, se denomina jurisprudencia constitucional a la que emana del Tribunal Constitucional o de Garantías Constitucionales, al que compete como finalidad básica y esencial procurar y garantizar que la Constitución, como norma suprema del ordenamiento jurídico, cumpla también una función rectora en la aplicación cotidiana del Derecho. Este tribunal se erige de esta manera en intérprete supremo de la Constitución.

Por último, tienen algún interés las declaraciones de tribunales inferiores (la denominada pequeña jurisprudencia) aunque en propiedad solo es jurisprudencia la que emana del Tribunal Supremo y del Constitucional; los jueces y tribunales de rango inferior no dejan de ser órganos encargados de aplicar las leyes.

Otros Elementos

Además, existen y surgen cuestiones que no pueden ser tratadas por el Tribunal Supremo porque la ley establece que el proceso concluya en tribunales de inferior categoría. (1)

Jurisprudencia en 1948

Decía Guillermo Díaz en su Diccionario Político que Jurisprudencia es: Ciencia del derecho. Consiste en crear normas de juicio en aquellos casos no previstos por la ley o en los que haya lugar a diversas interpretaciones contradictorias. La jurisprudencia basándose en posibles antecedentes o en el conocimiento de las bases morales de la ley da normas y criterio para su aplicación instituyendo así el sentido moral y jurídico de un país o una época determinados. .

Definición de JURISPRUDENCIA en Derecho español

Doctrina emanada de las resoluciones de los tribunales.Entre las Líneas En sentido estricto solo constituye jurisprudencia la doctrina emanada de las resoluciones del Tribunal Supremo en forma reiterada. Según el Art. 1.0 del CC la jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que de modo reiterado establezca el Tribunal Supremo, al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales de derecho.

Jurisprudencia

Jurisprudencia en el Derecho Civil Español

Para un análisis más detenido acerca de jurisprudencia y, en general, del derecho civil español (ordenamiento jurídico), véase aquí (el vínculo le llevará a la enciclopedia jurídica española).

Jurisprudencia en el Derecho Legislativo y Político

Examen de la materia ofrecido por el Diccionario universal de términos parlamentarios, de la Secretaría de Servicios Parlamentarios de la Cámara de Diputados de México:

Origen de la Expresión

Del latín iurisprudentia, ciencia del derecho. Se traduce en otras lenguas como: jurisprudencia en portugués; jurisprudence en inglés y francés; jurisprudenz en alemán y giurisprudenza en italiano. Es la enseñanza doctrinal que deriva de las decisiones o fallos de autoridades judiciales. Norma de juicio que interpreta, desentraña o bien explica el sentido de la ley. Se funda en las resoluciones seguidas en casos iguales o análogos (DRAE, 19a. ed.). Jurisprudencia o precedente puede definirse como la interpretación de la ley que constituye una de las fuentes formales del derecho. Es una de las influencias institucionales más importantes en la toma de decisión judicial, aunque no la única. Se dice que es la ley misma con un criterio de interpretación que resulta obligatorio cuando se reitera en ejecutorias que resuelven el mismo problema por las autoridades judiciales.

Desarrollo de Jurisprudencia en este Contexto

En el contexto jurídico, el término comprende los principios y doctrinas que se establecen en las sentencias de los tribunales. Una acepción específica en derecho procesal implica tanto la serie de juicios de sentencia como el contenido de los mismos y la enseñanza que de ellos se deriva. Se dice que la jurisprudencia puede confirmar el sentido de la ley cuando ratifica lo que ésta señala; suplirla, cuando surge deficiente; interpretarla, cuando explica el sentido del precepto y expresa el pensamiento del legislador; y, finalmente, puede tener efectos derogatorios cuando modifica o abroga con razonamientos jurídicos al estimar inconstitucionales los preceptos legales. Los precedentes de los tribunales, es decir, la jurisprudencia que éstos asientan, cobra la mayor importancia en los países cuyo sistema judicial se funda en el derecho consuetudinario. La función que desempeña la jurisprudencia es reguladora en tanto que mantiene la exacta observancia de la ley y unifica su interpretación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto).Entre las Líneas En los Estados Unidos, por ejemplo, la jurisprudencia tiene una larga tradición y sustenta definitivamente la opinión de la Suprema Corte, así como la mayor parte de los casos, en la defensa o la acusación en los juicios ante los jurados populares. El modelo norteamericano de control de constitucionalidad tiene antecedentes que se remontan a las prácticas coloniales. Los planteamientos de inconstitucionalidad se pueden efectuar ante cualquier tribunal y el juez de causa resuelve en forma incidental y prejudicial; la decisión final corresponde a los tribunales supremos, a través del recurso extraordinario de inconstitucionalidad que tiene efectos inter partes, es decir solo afecta a las partes litigantes, sin determinar la derogación de la ley.

Más Detalles

En los países europeos, la autoridad del precedente en materia constitucional se ha impuesto a medida que se adoptó el modelo austríaco. Éste consiste en la revisión judicial por un tribunal o corte constitucional especializado, cuya declaración de inconstitucionalidad tiene efectos erga omnes, es decir, generales y futuros. Algunos países latinoamericanos han copiado este modelo; tal es el caso de Chile, Ecuador, Guatemala y Perú. Por su parte, en Argentina y Brasil la relativa obligatoriedad de los precedentes en materia constitucional carece de apoyo normativo expreso (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). Brasil ha buscado uniformar a través de la súmula los criterios de jurisprudencia y obtener cierto grado de acatamiento a los mismos; en Argentina la autoridad del precedente en materia constitucional está sujeta a la autoridad «moral» de la Corte. Ello obedece a que han buscado un modelo intermedio entre el norteamericano y el austríaco, pero sin llegar a dotar al precedente constitucional de la autoridad que sí tienen en tales sistemas.

Más sobre Jurisprudencia

Jurisprudencia en el Derecho Parlamentario

El parlamentarismo es el principio parlamentario o sistema de gobierno.

Mientras que en el Reino Unido el sistema parlamentario se estableció y desarrolló principalmente mediante convenciones constitucionales, en otros países democráticos de Europa se basó desde el principio en disposiciones constitucionales escritas, aunque éstas sólo ofrecían un marco general para el desarrollo de las relaciones convencionales entre las instituciones gubernamentales. Esas relaciones, junto con los reglamentos parlamentarios, las leyes electorales y la estructura del sistema político, desempeñan en todas partes un papel importante en la configuración del modelo parlamentario.

Las olas de democratización generaron gradualmente una expansión mundial del parlamentarismo. Los nuevos Estados democráticos que siguieron a la disolución de los imperios coloniales europeos, en particular los que lograron la independencia del dominio británico, ya sea antes o después de la Segunda Guerra Mundial (entre ellos Australia, el Canadá, Nueva Zelanda y la India, así como los Estados de África y el Caribe) se establecieron en su mayor parte mediante una constitución escrita que preveía la forma parlamentaria de gobierno. Un fenómeno similar se produjo más tarde en Europa oriental con el colapso del comunismo, y en Sudáfrica con el fin del apartheid. No obstante, en África, Asia, América Latina e incluso en Europa oriental, un número importante de jóvenes democracias han adoptado el modelo semipresidencial o presidencial.

En esta plataforma, aparte del modelo británico de parlamentarismo, se examina la versión original del parlamentarismo en la Europa continental; la historia del significado de "parlamentarismo"; las oleadas de democratización y la difusión mundial del sistema parlamentario en el siglo XX; la historia de la democracia parlamentaria a través de los siglos; la condición de miembro del parlamento (parlamentario) y sus privilegios; las diferencias y analogías dentro de los distintos sistemas parlamentarios en el mundo; y si el parlamentarismo está en declive. Al examinar las principales características del parlamentarismo, se esbozan los antecedentes históricos de las formas de gobierno parlamentario que existen actualmente y se explora las formas diferentes de parlamentarismo hoy en día y hace varios siglos.

El gobierno parlamentario, o gobierno de gabinete, es la forma de democracia constitucional en la que la autoridad ejecutiva surge de la autoridad legislativa y es responsable ante ella. Difiere de la disposición de los organismos ejecutivos y legislativos elegidos independientemente que se encuentran en los Estados Unidos. Desarrollado en Europa occidental y en particular en Gran Bretaña, el gobierno parlamentario proporciona la pauta que suelen asumir los experimentos democráticos en Europa oriental, Asia y África. En el uso común, el término "gobierno parlamentario" se reserva para los sistemas políticos que no sólo son parlamentarios sino que se basan en elecciones libres y competitivas. Esto excluye a las dictaduras de un solo partido que ejercen el poder dentro de una estructura parlamentaria formal.

La unión esencial de los poderes ejecutivo y legislativo va acompañada del principio constitucional de que el órgano legislativo, o parlamento, es supremo. Por lo general, el principal ejecutivo, el primer ministro, es nombrado por un jefe de Estado monárquico o presidencial. El primer ministro, a su vez, elige a los jefes ejecutivos de los departamentos gubernamentales, los más importantes de los cuales están en el gabinete del primer ministro. Tanto el primer ministro como su gabinete, conocido conjuntamente como el gobierno, son normalmente miembros del parlamento. Sólo ocupan cargos ministeriales mientras tengan el apoyo de la mayoría en el parlamento. En una legislatura bicameral, este requisito suele significar el apoyo mayoritario en la casa más popularmente elegida. Ocasionalmente un gobierno puede ser responsable ante ambas cámaras. En cualquier caso, la regla de la confianza legislativa continua se demuestra regularmente en la presentación por parte del gobierno de su programa y registro para la aprobación parlamentaria. Una derrota del gobierno por un voto legislativo adverso, en una cuestión claramente importante, indica una falta de confianza que obliga al gobierno a dimitir o a intentar, mediante una elección general, asegurar una nueva mayoría parlamentaria. Un gobierno puede permanecer en el cargo sólo temporalmente sin apoyo parlamentario para sus políticas. El estancamiento entre un ejecutivo de una persuasión y una legislatura de otra, como ocurre con el sistema americano de poderes separados, se supone que es imposible en el sistema parlamentario. La inestabilidad de la autoridad ejecutiva, por otra parte, es totalmente posible. La forma aceptada de evitarla es mediante el desarrollo en el parlamento de una fuerte mayoría partidista dispuesta a apoyar a un primer ministro y a su gabinete durante los varios años que transcurren entre las elecciones parlamentarias. El poder ejecutivo se convierte entonces en el eficaz responsable de la política.

En los sistemas parlamentarios las elecciones pueden convocarse después de un voto de censura o un acto de disolución; en un sistema presidencial, el ejecutivo y los miembros del congreso son normalmente elegidos por un período de tiempo que no puede ser fácilmente ajustado. Los calendarios electorales fijos permiten a los presidentes y a los miembros del congreso negarse a cooperar sin tener que enfrentarse, por consiguiente, a una elección. Aunque en ambos sistemas son posibles los gobiernos minoritarios y de coalición, el parlamentarismo tiene incorporado un mecanismo para cambiar un gobierno que ya no goza de la confianza de una mayoría legislativa.

Historia

Más que la mayoría de las formas de gobierno en funcionamiento, el sistema parlamentario no es tanto una invención como un producto evolutivo. Su unión esencial de autoridad ejecutiva y legislativa no es simplemente un diseño constitucional deliberado. Es más significativamente el resultado del proceso por el cual las asambleas representativas desafiaron con éxito a los monarcas en el curso de la historia moderna. Este proceso, hay que decirlo, fue europeo, aunque se ha intentado transferir su resultado a otras partes del mundo. Puede incluso afirmarse que el proceso fue característicamente británico más que europeo y que, por lo tanto, los regímenes parlamentarios de la Europa continental representaron transferencias institucionales.

El rasgo más destacado de la experiencia histórica fue la evolución del parlamento, que pasó de ser un consejo de monarca a una supremacía propia. Reunido originalmente, ya en el período medieval, para prestar asesoramiento y especialmente para dar apoyo financiero al monarca, el parlamento se convirtió en la historia moderna en el medio por el que primero una oligarquía terrateniente establecida, luego una clase comercial y, por último, los representantes del grueso de la población se aseguraron el control de la maquinaria de gobierno. El desarrollo fue largo, cubriendo de tres a cinco siglos, y coincidió con lo que ahora parece, en comparación con las nuevas naciones, un cambio muy gradual en la sociedad europea. En particular, el gobierno parlamentario se desarrolló donde hubo un intervalo histórico sustancial de ascenso capitalista de clase media entre la era del dominio de la corte y la nobleza y la era de la democracia de masas. Especialmente en el siglo XIX, el parlamento parecía ser la agencia de la sustancial clase media producida por el capitalismo comercial e industrial.

En Gran Bretaña, la supremacía del Parlamento sobre el monarca se remonta a 1688, cuando el Parlamento afirmó su autoridad para determinar la sucesión monárquica. Esta autoridad se hizo efectiva mediante el desarrollo en el siglo XVIII de un gabinete en el que los que eran nominalmente ministros de la corona se hicieron responsables de hecho ante el Parlamento. El monarca, al perder el control de sus ministros, dejó de ser el ejecutivo efectivo. En una época cada vez más racionalista y, posteriormente, democrática, el principio hereditario no proporcionó una base probable para una autoridad ejecutiva independiente. Las reivindicaciones de un órgano representativo no fueron resistidas con éxito por un monarca. Cuando el monarca se resistía con demasiada obstinación, era probable que fuera destronado en favor de otro monarca o de un presidente. Este último, aunque no fuera elegido popularmente, podría ser un demandante más fuerte de la autoridad ejecutiva independiente, pero normalmente sus poderes se moldeaban en el molde de un monarca constitucional. La innovación presidencial fue tardía en el sistema parlamentario; los franceses no introdujeron la presidencia hasta después de 1870. Este cambio puede hacer que el orden parlamentario evolucione de manera menos fluida, como de hecho ocurrió en Francia, que la retención de la monarquía mientras se reduce su poder. El sistema parlamentario con un presidente ha tenido éxito en algunas naciones y se ha introducido en muchas naciones nuevas.

El gobierno parlamentario desarrolló sus características más esenciales en Gran Bretaña antes de la aparición de la democracia de masas. La mayor parte de la población británica ni siquiera tenía derecho a votar hasta el último cuarto del siglo XIX, cuando el gobierno parlamentario, incluyendo el sistema de gabinete, estaba bien establecido. En otros lugares, sin embargo, el establecimiento de instituciones parlamentarias y el logro del sufragio universal estuvieron más cerca de coincidir. Los resultados en esos casos no siempre fueron tan favorables para la estabilidad del sistema gubernamental como parece haber sido la fase británica. La duración de la evolución de la experiencia británica merece ser destacada porque puede no ser necesariamente típica de las naciones que intentan practicar el gobierno parlamentario. Esto plantea la importante cuestión general de si el gobierno parlamentario puede disociarse de las condiciones principalmente típicas de Gran Bretaña, los territorios de asentamiento británico y las naciones continentales más pequeñas que se parecen mucho a ellos.

Variaciones

El sistema parlamentario ha sido concebido de manera diferente, no sólo a lo largo del tiempo sino también de un país a otro. La opinión de que el propio órgano parlamentario, más que el gabinete, era la autoridad política efectiva siguió siendo una concepción francesa predominante, en forma de "gobierno por asamblea", mucho después de que hubiera perdido significado en el sistema británico. A mediados del siglo XIX, considerado a menudo como el período clásico de gobierno parlamentario, el gabinete británico había asumido una importancia central. Esto se reflejó en la famosa valoración de Bagehot (1865-1867). Aún así, Bagehot no sacó al Parlamento del escenario. El gabinete, aunque ejercía el liderazgo, seguía siendo un organismo del Parlamento en el sentido de que la Cámara de los Comunes decidía si se convertía en un gobierno después de discutir su política. Bagehot consideraba que esta función electiva, más que la legislativa, era la más importante que desempeñaba el Parlamento. De esta manera, el Parlamento seguía siendo el lugar de poder a pesar del papel crucial del gabinete en todo el sistema.

Sin embargo, en el siglo XX, el modelo original británico cambió a medida que el gabinete contaba cada vez más con el apoyo de una mayoría cohesionada y, por lo tanto, permanecía en el cargo de una elección general a otra. Ya no se esperaba que el Parlamento Británico ejerciera su poder para destituir un gobierno. La función electiva se transfirió de los Comunes al público en general. El Parlamento seguía siendo el registro de la decisión del electorado en cuanto a la dirección del partido que iba a formar el gabinete, pero los debates parlamentarios perdieron el impacto que habían tenido anteriormente en la vida del gobierno. La relación cada vez más directa del gabinete con el electorado fue acompañada de un fortalecimiento del papel del primer ministro. Como líder de un partido mayoritario, ha llegado, en efecto, a ser elegido como jefe del ejecutivo cuando los votantes eligen a los representantes parlamentarios de su partido. Él tiene una responsabilidad individual con el país. Su gabinete ha tendido a convertirse más en un equipo cambiante de ministros que llevan a cabo el programa del líder, que en un órgano genuinamente colegiado de formulación de políticas. El efecto de esta tendencia, junto con la que ha hecho que el gobierno sea más directamente responsable ante el electorado que ante el Parlamento, ha sido dar al sistema británico una apariencia menos parlamentaria y más presidencial. Puede incluso parecer más presidencial que el sistema americano, ya que el primer ministro está menos limitado por un parlamento, en el que su partido tiene una mayoría cohesionada, que un presidente de los Estados Unidos por el Congreso. Por otra parte, la mayoría cohesionada del primer ministro, que normalmente lo apoya, puede decidir desplazarlo en circunstancias ciertamente raras pero importantes. Además, concebir el sistema parlamentario en términos casi presidenciales es también algo peligroso en el sentido de que un partido de mayoría cohesiva no siempre puede existir como lo ha hecho en Gran Bretaña durante los años centrales del siglo XX [véase Regla de la mayoría].

Sin embargo, las tendencias que han cambiado el gobierno parlamentario en Gran Bretaña se observan en otros lugares, y generalmente en asociación con un fuerte partido parlamentario que posee una mayoría o una casi mayoría de escaños. Un caso importante es el funcionamiento del sistema de Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Aquí el canciller, como contraparte alemana del primer ministro británico, estableció un ascenso basado en la dirección de su partido y su popularidad entre el electorado. La mayoría de las demás naciones continentales en el molde parlamentario no han desarrollado un liderazgo ejecutivo fuerte en el mismo grado que Alemania Occidental; en la Cuarta República Francesa, el gobierno parlamentario se quebró por la ausencia de un sistema de gabinete estable. Las naciones europeas más pequeñas también han tenido éxito en el fortalecimiento de sus gabinetes, manteniendo al mismo tiempo el sistema parlamentario. Las naciones de habla inglesa del Commonwealth de ultramar se parecen aún más al modelo británico.

Partidos

La cohesión del partido por sí sola no es la clave para lograr la estabilidad del ejecutivo en el sistema parlamentario. Igualmente importante es la presencia de un partido, o tal vez una combinación de partidos, que comande una mayoría en el cuerpo legislativo. El caso más sencillo, salvo el acuerdo no competitivo de un solo partido, es la competencia bipartidista que caracteriza en gran medida la política parlamentaria británica. Dado que sólo hay dos partidos principales, la probabilidad de que un partido tenga una mayoría parlamentaria, incluso una cómoda mayoría de trabajo, es alta. Esto ocurrió regularmente en Gran Bretaña durante los tres decenios siguientes a 1931. Los partidos menores, en contraposición a un tercer partido u otros partidos sustanciales en un sistema multipartidista, no suelen ganar suficientes escaños para reducir uno de los grandes partidos a sólo la fuerza de la pluralidad. Ni siquiera un tercer partido, o cualquier otro número de partidos competidores, impediría necesariamente que un partido obtuviera la mayoría. Los partidos demócrata cristianos de Alemania e Italia obtuvieron mayorías estrechas y bastante breves en esas circunstancias multipartidistas durante los años posteriores a la guerra mundial. Sin embargo, ausente de estos inusuales éxitos estaba el otro ingrediente del modelo británico de gobierno de partido: un único partido de la oposición lo suficientemente grande como para ser una mayoría potencial y por lo tanto un partido de gobierno alternativo, hasta el punto de proporcionar un núcleo de liderazgo de potenciales ministros llamado "gabinete en la sombra"

A pesar del éxito práctico del modelo bipartidista, no es necesariamente una característica esencial del sistema parlamentario. Los propios británicos tenían un sistema tripartito, a menudo sin un partido mayoritario, tan recientemente como en el decenio de 1920, y es posible que lo vuelvan a tener. Además, hay otras naciones que han tenido casi siempre más de dos partidos importantes y, sin embargo, han mantenido un gobierno parlamentario. Los principales ejemplos, es cierto, son los países escandinavos y algunas naciones de habla inglesa. Sus sistemas multipartidistas particulares han producido a menudo un partido mayoritario o casi mayoritario y rara vez han estado tan fragmentados como el sistema francés, lo que constituye el principal ejemplo de la dificultad de mantener un gobierno parlamentario en un sistema multipartidista.

Sin embargo, pueden darse circunstancias especiales, como en Austria después de la Segunda Guerra Mundial. Regularmente los dos principales partidos austríacos se unieron en una coalición, excluyendo a los partidos menores, y sin embargo se enfrentaron en elecciones competitivas. En este novedoso arreglo, la principal función de las elecciones era decidir cuál de los dos partidos aumentaría su participación en los puestos del gabinete, no decidir cuál de los dos formaría un gabinete. Las elecciones pueden servir para un propósito igualmente limitado en una nación más claramente multipartidista cuando se establece un gabinete de coalición en un espectro político bastante amplio, que abarque quizás dos tercios pero no todo un parlamento. En este caso, los votantes, al elegir más o menos representantes de un partido determinado, ayudan a determinar la fuerza relativa de los diversos partidos que componen regularmente el gabinete. Se trata de una forma de competencia electoral más limitada que la que se da entre dos partidos o dos grupos de partidos, cada uno de los cuales se disputa la formación de un gobierno propio. Sin embargo, es una competencia que parece pertinente cuando no existen alternativas claras. El resultado es una operación de gobierno parlamentario diferente del método británico estándar, pero no es incompatible con la democracia.

No se puede decir lo mismo con seguridad para los sistemas en los que hay un solo partido. Mucho depende tanto del grado como del método de dominación. Es evidente que cuando un partido tiene el monopolio legal, como en los estados comunistas, no puede haber un gobierno parlamentario en el sentido occidental. Pero cuando la competencia entre partidos es legal, aunque se desaliente socialmente, el problema es más difícil de resolver. Es concebible que una nación, poco después de la independencia, por ejemplo, pueda considerar legítimo sólo al partido que dirigió el movimiento de independencia nacional. Este parece ser el caso, en diversos grados, en África y Asia durante el período inmediatamente posterior al imperio. Los partidos distintos del partido gobernante suelen tener muy poco apoyo para proporcionar una oposición parlamentaria seria. La competencia política tiene lugar principalmente dentro del único partido principal. Dada la libertad de expresión, dentro y fuera del parlamento, y dada la libre elección de los candidatos parlamentarios a nivel de los partidos locales, la competencia dentro del partido puede ser sustancial. Pero cuando, como sucede a menudo, el líder del partido único considera ilegítimas las críticas abiertas, ya sea desde dentro o desde fuera de su partido, el resultado tiende a parecerse a las dictaduras deliberadamente unipartidistas de las naciones comunistas.

Otro tipo de dificultad sobre el papel de la oposición surge cuando la competencia sustancial proviene de partidos que no son de hecho democráticos, como los partidos comunistas y fascistas. Su oposición plantea la cuestión de su legitimidad en cualquier sistema democrático. Esta cuestión se deriva de la suposición de que tales partidos, si estuvieran en el poder, derribarían el mismo régimen parlamentario bajo el que han operado. Esto es exactamente lo que el Partido Nacional Socialista hizo a la República de Weimar. Incluso sin llegar al poder, un partido fascista o comunista puede afectar negativamente al funcionamiento del sistema parlamentario al obtener suficientes votos para convertirse en la principal oposición. El electorado no tiene entonces otra opción que votar por el gobierno, a menos que esté dispuesto a apoyar a una oposición dedicada a una transformación radical del orden constitucional democrático. Los partidos comunistas francés e italiano estuvieron a punto de crear estas alternativas limitadoras después de la Segunda Guerra Mundial.

Ejecutivo

El aumento del poder del jefe de estado, monárquico o presidencial, debe entenderse como un paso alejado del gobierno parlamentario. Un papel importante e independiente de formulación de políticas para un presidente elegido, por ejemplo, parece incompatible con el sistema parlamentario. La consecuencia de ese aumento de poder, como lo demuestra la constitución de la Quinta República Francesa y especialmente las prácticas del Presidente de Gaulle, no basta para crear un sistema presidencial completo sino que basta para producir un sistema parlamentario híbrido. Es probable que la tendencia contrapartidaria sea tanto más fuerte cuanto que un presidente, dotado de autoridad constitucional, es elegido popularmente y por lo tanto puede reclamar un mandato popular para rivalizar con el parlamento y su gabinete elegido. Ese presidente deja de ser el jefe de Estado digno y no partidista que caracteriza a un monarca constitucional moderno o a un presidente elegido por el parlamento para desempeñar el papel de monarca.

Originalmente, como con tantos otros poderes, la disolución era de hecho la prerrogativa del jefe de estado, en particular del monarca británico. Pero el ejercicio de la autoridad sobre este importante asunto político es ahora del primer ministro. En algunos sistemas, por ejemplo en la Tercera República Francesa, el Parlamento conserva la facultad de disolverse a sí mismo después de un determinado número de años. Esto debilita el poder ejecutivo porque el primer ministro necesita el poder de disolver el parlamento como un medio de mantener el apoyo de la mayoría. Los miembros de la mayoría del primer ministro, según esta opinión, tendrán más probabilidades de seguir votando por él si creen que su derrota parlamentaria podría significar no su dimisión sino unas nuevas elecciones generales. Los miembros ordinarios no querrán arriesgar sus escaños.

El poder legislativo no es un órgano de formulación de políticas a la manera del Congreso de los EE.UU., más o menos en igualdad de condiciones con el ejecutivo. Los miembros individuales no ministeriales de la Cámara de los Comunes, por ejemplo, no legislan directamente, como lo hacen los congresistas estadounidenses cuando deciden si aceptan propuestas gubernamentales o sustituyen propuestas propias. Los miembros del Parlamento británico pueden, especialmente en los consejos de los partidos privados, influir en lo que presenta su liderazgo por medio de la política, y ciertamente interrogan a los ministros (en un turno de preguntas diario) sobre los detalles de la política, además de debatir la política en general. Pero no hacen política como miembros de una rama coordinada del gobierno; carecen de las facilidades legislativas para hacerlo. Los comités parlamentarios británicos no son lugares de poder independientes que proporcionen a los miembros no ministeriales la oportunidad de anular el programa del gobierno. A este respecto, la situación británica es extrema, ya que la Cámara de los Comunes evita por completo los comités de asuntos oficiales. Otros gobiernos parlamentarios, aunque no sean del estilo británico, no suelen llegar tan lejos en la protección contra un desafío a la supremacía teórica de toda la Cámara o a la supremacía práctica del gobierno, cuya autoridad descansa en la confianza de la mayoría de la Cámara. Sin embargo, dondequiera que el gobierno parlamentario haya desarrollado un ejecutivo fuerte y estable, existe necesariamente una importante limitación en el ejercicio de una política independiente por parte de los miembros no ministeriales. Esto significa que la importancia pública del parlamento descansa en gran medida en sus debates públicos, pero éstos pueden ahora no asegurar tanta atención como la que se da a los líderes de los partidos en la radio y la televisión.

Sólo en los casos en que el gobierno parlamentario no ha desarrollado un fuerte liderazgo ejecutivo, la actividad y organización legislativa se asemeja al patrón del congreso estadounidense. Los ejemplos extremos los proporcionan las repúblicas francesas Tercera y Cuarta, ambas con eficaces comités temáticos cuyos dirigentes pueden sustituir sus políticas por las del gobierno. Estos líderes de los comités eran a menudo rivales de los líderes gubernamentales, que podían ser expulsados de sus cargos por una acción adversa del comité y la subsiguiente acción parlamentaria adversa. La responsabilidad, en esta situación, no está firmemente fijada en el gabinete, que por lo general no tiene una mayoría estable en la legislatura. Incluso en cuestiones de política exterior, en las que la mayor autoridad ejecutiva ha sido habitual en todos los sistemas, el estilo francés de gobierno parlamentario imponía límites a la dirección del gabinete. La ausencia de una mayoría parlamentaria coherente, que permitió a los representantes franceses desempeñar funciones más activas y más directas, está estrechamente asociada a la inestabilidad de los gobiernos de la Tercera y la Cuarta Repúblicas francesas.

El término majlis (asamblea) se ha utilizado para los parlamentos electos en el Cercano y Medio Oriente desde el decenio de 1860. La primera constitución moderna del mundo musulmán, proclamada por el bey de Túnez en 1861, preveía una gran asamblea, pero ésta debía ser elegida por el rey y estaba destinada a la supervisión de la administración y la adjudicación. El primer majlis elegido, que se inauguró en Egipto en 1866, era puramente consultivo, pero el parlamento otomano recibió cierto poder legislativo un decenio más tarde. El parlamento otomano fue creado por la constitución otomana de 1876 e incluía a representantes de las provincias balcánicas y árabes, así como a los turcos del Imperio Otomano. Fue

se disolvió, sin embargo, en menos de dos años. Los parlamentarios constitucionalistas obligaron al gobernante de Egipto a proclamar una constitución más liberal que la otomana en 1882, pero el esfuerzo fue en vano con la ocupación británica de Egipto a finales de ese año.

La siguiente ola de constitucionalismo en el Oriente Medio comenzó con la revolución de 1906 en el Irán, que obligó al sha a proclamar una constitución que incluía un parlamento con pleno poder legislativo. Ese mismo año se eligió la Asamblea Consultiva Nacional Iraní (Majles-e Shura-ye Melli). Después de la revolución islámica, el Irán fue declarado una república islámica, pero en su nueva constitución de 1979 se mantuvo el majlis, y sólo después de que se reunió en 1980 el majlis cambió su nombre por el de Asamblea Consultiva Islámica.

En 1908 la revolución de los jóvenes turcos obligó al sultán a restaurar la constitución otomana. Un año más tarde, la constitución fue enmendada para que los ministros fueran totalmente responsables ante el parlamento. Tras la revolución kemalista, el último parlamento otomano fue disuelto por el sultán en 1920 y fue sustituido por la Gran Asamblea Nacional (Büyük Millet Meclisi) de Turquía, que aprobó la constitución republicana de 1924.

En el período de entreguerras, se establecieron monarquías constitucionales con parlamentos elegidos en el Egipto independiente ( 1923 ) y en el Iraq ( 1925 ) y Jordania ( 1928 ) bajo el mandato británico. En 1938, el emir de Kuwait proclamó una constitución de cinco artículos. Incluía una asamblea cuyo presidente iba a tener autoridad ejecutiva, pero la asamblea se disolvió pronto y se abandonó el experimento. Una nueva constitución kuwaití fue promulgada en 1962.

Las constituciones republicanas entraron en vigor en Siria y el Líbano en 1943, en Egipto en 1956, en Túnez en 1959 y en Argelia y el Yemen en 1962, mientras que la constitución marroquí de 1962 declaró que la nación era una monarquía. La responsabilidad ministerial ante el parlamento había sido la principal manzana de la discordia entre el poder ejecutivo del gobierno y los parlamentos en la monarquía constitucional, y los parlamentos solían perder la contienda. Asegurar una rendición de cuentas significativa del ejecutivo se hizo aún más difícil con las constituciones republicanas de la era poscolonial, que debilitaron las disposiciones relativas a los derechos por su compromiso con las ideologías del socialismo y el nacionalismo y otorgaron a los presidentes poderes de emergencia y el derecho a gobernar por decreto.

Los Estados del Golfo, con excepción de Kuwait, obtuvieron su independencia de Gran Bretaña en el decenio de 1970 con documentos constitucionales pero, por lo general, sin parlamentos elegidos, salvo Bahrein y, más recientemente, Qatar. Omán promulgó una constitución en 1991, y Arabia Saudita en 1992, sesenta años después de haber sido prometida por primera vez. Se estableció un parlamento palestino de conformidad con los Acuerdos de Oslo de 1993. Con raras excepciones, los parlamentos del Cercano y Medio Oriente han seguido siendo instituciones débiles y no han logrado tomar la iniciativa en materia de legislación ni establecer una rendición de cuentas duradera del poder ejecutivo de sus respectivos gobiernos.

En el diseño de su administración parlamentaria, la mayoría de las democracias constitucionales de la África actual están organizadas de manera que reflejan el gobierno del sistema presidencial de los Estados Unidos o del sistema semipresidencial francés. De los 53 países de África, sólo cinco se basan en un sistema de gobierno parlamentario: Botswana, Etiopía, Lesotho, Mauricio y la República de Sudáfrica. Varios países, constituidos principalmente por antiguas colonias británicas, probaron el sistema parlamentario durante el período inicial de postindependencia pero optaron por sistemas presidenciales durante la ola de democratización del decenio de 1990; por ejemplo, Ghana, Kenya, Malawi, Nigeria y Tanzanía.

En la forma parlamentaria de gobierno, el jefe ejecutivo es elegido por el poder legislativo y no hay separación de poderes, lo que la diferencia de los sistemas presidencial y semipresidencial. En estos tipos de sistemas, el presidente es también típicamente tanto jefe de Estado como jefe de gobierno, mientras que la mayoría de los sistemas parlamentarios tienen un jefe de Estado no ejecutivo, como un rey o un presidente ceremonial. Mauricio, por ejemplo, modificó su constitución en 1992, creando un cargo ceremonial del presidente como jefe de Estado, y Lesotho tiene un rey sin poderes políticos en esencia.

En los sistemas parlamentarios, el jefe de gobierno suele llamarse primer ministro, como en Lesotho, pero también puede tener el título de presidente, como en Botswana y Sudáfrica, y esta persona tiene que seleccionar a los ministros del poder legislativo o del órgano legislativo. A diferencia de los sistemas presidenciales, el poder legislativo también puede desbancar al gobierno mediante un voto de no confianza de la mayoría. El jefe de gobierno puede decidir dimitir si ya no hay una mayoría en la legislatura para apoyar las principales políticas del gobierno, o si una coalición de partidos gobernantes ya no puede llegar a un acuerdo sobre las principales cuestiones de política. Al igual que en la democracia parlamentaria de Mauricio entre 1991 y 1995, esta dimisión puede dar lugar a la formación de un nuevo gobierno de coalición, pero si no se puede formar un nuevo gobierno, se disuelve el parlamento y se celebran nuevas elecciones, lo que también ocurrió en Mauricio en 1983.

Botswana, Etiopía y Mauricio funcionan con un sistema electoral de estilo británico basado en la pluralidad de votos en circunscripciones uninominales, a menudo denominado "first-past-the-post" (FPTP). Lesotho también utilizó el sistema FPTP de 1993 a 2002, pero luego decidió pasar a un sistema mixto, en el que 80 de los 120 miembros del Parlamento son elegidos por representación proporcional (PR) y los 40 restantes son elegidos mediante el sistema FPTP. Un sistema electoral proporcional suele tener circunscripciones de varios miembros, y cada partido presenta una lista de candidatos para cada circunscripción. Los escaños en la legislatura se asignan entonces según el porcentaje de votos recibidos a nivel nacional. Sudáfrica utiliza un sistema de relaciones públicas basado en listas de partidos cerradas, muy similar al sistema sueco, pero a diferencia de la mayoría de los países del mundo que utilizan relaciones públicas, Sudáfrica no tiene un umbral para que los partidos entren en el parlamento. En consecuencia, el Parlamento de Sudáfrica cuenta con doce partidos políticos, en comparación con, por ejemplo, los tres partidos legislativos de Botsuana (en 2005).

Las investigaciones sobre las democracias establecidas, así como sobre las naciones en desarrollo, han tendido a apoyar la opinión de que los sistemas parlamentarios de los gobiernos son más sólidos que los presidenciales, especialmente en sociedades divididas, y los sistemas parlamentarios de África corroboran esta opinión. Botsuana ha sido una democracia estable desde su independencia en 1966 y Mauricio desde 1976. Lesoto reintrodujo la política pluripartidista en 1993 y Sudáfrica lo hizo un año después, y ambos países han pasado a ser democracias estables. Por lo tanto, todos los sistemas parlamentarios de gobierno de África, salvo el de Etiopía, son democracias estables con elecciones generalmente pacíficas, libres y justas e inclusivas cuyos resultados han sido aceptados por todos los principales partidos. Estos cuatro países también están clasificados como "libres" por la clasificación de "Freedom House" de derechos políticos y libertades civiles, mientras que Etiopía se considera "parcialmente libre". La participación política, medida por el promedio de la participación de los votantes, es relativamente alta en estos cuatro países, rondando el 75 por ciento. En comparación, entre los sistemas presidenciales de África, la democracia se ha quebrantado unas cuarenta veces desde 1990; sólo la mitad de sus elecciones han sido clasificadas como sustancialmente libres y justas, y alrededor de un tercio de todas sus elecciones han dado lugar a boicots. La mayoría de los sistemas presidenciales se clasifican sólo como "parcialmente libres" o "no libres", y el promedio de participación política es mucho más bajo, con una participación de votantes de alrededor del 60 por ciento.

En general, se considera que el control parlamentario del ejecutivo es particularmente necesario dada la gran expansión de la importancia de las relaciones internacionales y de las actividades gubernamentales relacionadas con la adhesión a organizaciones supranacionales. Un ejemplo de esto puede verse en los esfuerzos de los parlamentos europeos por recuperar en términos de control de la acción gubernamental lo que han perdido en términos de toma de decisiones a nivel de la UE (el "déficit democrático" europeo) . Estos esfuerzos se han visto recompensados en 2009 con el Tratado de Lisboa, que refuerza significativamente el papel de los parlamentos nacionales en los procedimientos de toma de decisiones de la UE. Pero la cuestión debe considerarse a la luz de una gama más amplia de fenómenos, los relativos a la brecha estructural entre la dimensión todavía nacional de la política y la escala global o continental de los mercados, los medios de comunicación y los organismos tecnocráticos. En ese ámbito, los Estados pueden tener la posibilidad de desempeñar un papel activo a través de sus gobiernos, más que a través de asambleas representativas. Inevitablemente, estas últimas se quedan a un lado, e incluso su potencial para desempeñar una función de control parece modesto.

Estos factores, junto con los relacionados con la creciente mediatización y personalización de la política, es probable que priven progresivamente de su significado a la deliberación parlamentaria. De ahí que entre las elites políticas de las democracias maduras esté surgiendo una preocupación común por el declive del parlamento y por las consecuencias de éste en la legitimidad de las instituciones políticas. En el Reino Unido, el libro verde titulado "The Governance of Britain" (La gobernanza de Gran Bretaña), presentado al Parlamento por el Primer Ministro Brown en julio de 2007, tenía por objeto, entre otras cosas, "limitar los poderes del ejecutivo", "revitalizar la Cámara de los Comunes" y "renovar la rendición de cuentas del Parlamento". La legislación que surgió como resultado de esta iniciativa (la Ley de Reforma Constitucional y Gobernanza de 2010) no estuvo a la altura de esta retórica desafiante. Incluía cambios que afectaban a dos esferas del poder ejecutivo, de los cuales sólo uno estaba expresamente calculado para ampliar las funciones del Parlamento; y parece poco probable que la legislación por sí sola modifique las actitudes políticas que se basan en una práctica de larga data más que en la ley. Sin embargo, el deseo de cambio en la misma dirección de una mayor rendición de cuentas pareció impulsar tanto la ambiciosa reforma constitucional de Francia en 2008 como la reforma del sistema federal alemán en 2006. Estas diversas medidas, que surgen en diferentes culturas políticas y afectan a diferentes mecanismos institucionales, pueden reflejar la necesidad de corregir lo que se ha convertido en una relación cada vez más desequilibrada entre el parlamento y el gobierno: pero no podemos confiar en que quienes ejercen el poder ejecutivo se expongan voluntariamente a la perspectiva de un desafío político más eficaz y transparente.

No hemos examinado la cuestión de si, como sistema de gobierno, es superior o más estable que las formas de presidencialismo. En 1990, en un célebre análisis de "los peligros del presidencialismo", Juan J. Linz llegó a la conclusión de que las democracias parlamentarias han tenido un desempeño histórico superior y que el parlamentarismo es más propicio para la democracia estable; entre las dificultades que plantea el presidencialismo está la mayor rigidez y la existencia de doble legitimidad cuando el ejecutivo y el legislativo se eligen por separado. Las críticas a esta conclusión destacaron las posibilidades de conflicto que pueden existir en los sistemas parlamentarios, la estabilidad variable de los sistemas de partidos políticos, la falta de control legislativo sobre el ejecutivo cuando el gobierno tiene una clara mayoría en el legislativo y la amplia gama de versiones diferentes de presidencialismo y parlamentarismo que existen.

Más recientemente, seJ ha sostenido que no es la naturaleza de las instituciones presidenciales como tal lo que causa la inestabilidad de los sistemas presidenciales, ya que hay muchos otros factores que determinan el funcionamiento de esos sistemas: así pues, la inestabilidad de los regímenes presidenciales se observa con mayor frecuencia en los países en los que, en cualquier caso, la democracia de cualquier tipo sería inestable. Este debate se ha basado a menudo en la experiencia de los países de América Latina y, en menor medida, en la de los nuevos sistemas constitucionales de Europa oriental. En los países con una trayectoria más larga de gobierno democrático, como en Europa occidental, el modelo de parlamentarismo, con todas sus posibles variantes, es más común que el modelo de presidencialismo, a pesar de las presiones del mundo moderno que trabajan en pro de la personalización de la toma de decisiones políticas.

Nota: Un análisis sobre este tema, referido a México, está contenido en la plataforma digital mexicana.

Noción de Jurisprudencia

En materia de empleo y relaciones laborales en la Unión Europea y/o España, se ha ofrecido, respecto de jurisprudencia, la siguiente definición: Doctrina reiterada del Tribunal Supremo sobre interpretación y aplicación de las normas jurídicas. La jurisprudencia laboral es elaborada por la Sala de lo social del Tribunal Supremo, y también, en determinadas materias, por la Sala de lo contencioso-administrativo. La jurisprudencia constitucional, que resuelve sobre la interpretación de las normas de la Constitución, es fijada por el Tribunal Constitucional.

La Jurisprudencia en relación a Ordenamiento jurídico, norma jurídica y fuentes del derecho en relación con el derecho privado

Dentro del contenido de la parte general del Derecho Civil, persona y familia, la presente sección hará una breve referencia a las siguientes cuestiones: la jurisprudencia, en el contexto de Ordenamiento jurídico, norma jurídica y fuentes del derecho en relación con el derecho privado, y en conexión con el Ordenamiento jurídico (concepto de Derecho Civil, la codificación, fuentes del derecho, las normas jurídicas, su aplicación y eficacia, los derechos subjetivos y su ejercicio, régimen de la prescripción y la caducidad).

En España

Parte de lo dispuesto en esta sección sobre la jurisprudencia, puede aplicarse al derecho civil español. Explórese, en caso de interés.Jurisprudencia

Jurisprudencia en el Derecho Parlamentario

El parlamentarismo es el principio parlamentario o sistema de gobierno.

Mientras que en el Reino Unido el sistema parlamentario se estableció y desarrolló principalmente mediante convenciones constitucionales, en otros países democráticos de Europa se basó desde el principio en disposiciones constitucionales escritas, aunque éstas sólo ofrecían un marco general para el desarrollo de las relaciones convencionales entre las instituciones gubernamentales. Esas relaciones, junto con los reglamentos parlamentarios, las leyes electorales y la estructura del sistema político, desempeñan en todas partes un papel importante en la configuración del modelo parlamentario.

Las olas de democratización generaron gradualmente una expansión mundial del parlamentarismo. Los nuevos Estados democráticos que siguieron a la disolución de los imperios coloniales europeos, en particular los que lograron la independencia del dominio británico, ya sea antes o después de la Segunda Guerra Mundial (entre ellos Australia, el Canadá, Nueva Zelanda y la India, así como los Estados de África y el Caribe) se establecieron en su mayor parte mediante una constitución escrita que preveía la forma parlamentaria de gobierno. Un fenómeno similar se produjo más tarde en Europa oriental con el colapso del comunismo, y en Sudáfrica con el fin del apartheid. No obstante, en África, Asia, América Latina e incluso en Europa oriental, un número importante de jóvenes democracias han adoptado el modelo semipresidencial o presidencial.

En esta plataforma, aparte del modelo británico de parlamentarismo, se examina la versión original del parlamentarismo en la Europa continental; la historia del significado de "parlamentarismo"; las oleadas de democratización y la difusión mundial del sistema parlamentario en el siglo XX; la historia de la democracia parlamentaria a través de los siglos; la condición de miembro del parlamento (parlamentario) y sus privilegios; las diferencias y analogías dentro de los distintos sistemas parlamentarios en el mundo; y si el parlamentarismo está en declive. Al examinar las principales características del parlamentarismo, se esbozan los antecedentes históricos de las formas de gobierno parlamentario que existen actualmente y se explora las formas diferentes de parlamentarismo hoy en día y hace varios siglos.

El gobierno parlamentario, o gobierno de gabinete, es la forma de democracia constitucional en la que la autoridad ejecutiva surge de la autoridad legislativa y es responsable ante ella. Difiere de la disposición de los organismos ejecutivos y legislativos elegidos independientemente que se encuentran en los Estados Unidos. Desarrollado en Europa occidental y en particular en Gran Bretaña, el gobierno parlamentario proporciona la pauta que suelen asumir los experimentos democráticos en Europa oriental, Asia y África. En el uso común, el término "gobierno parlamentario" se reserva para los sistemas políticos que no sólo son parlamentarios sino que se basan en elecciones libres y competitivas. Esto excluye a las dictaduras de un solo partido que ejercen el poder dentro de una estructura parlamentaria formal.

La unión esencial de los poderes ejecutivo y legislativo va acompañada del principio constitucional de que el órgano legislativo, o parlamento, es supremo. Por lo general, el principal ejecutivo, el primer ministro, es nombrado por un jefe de Estado monárquico o presidencial. El primer ministro, a su vez, elige a los jefes ejecutivos de los departamentos gubernamentales, los más importantes de los cuales están en el gabinete del primer ministro. Tanto el primer ministro como su gabinete, conocido conjuntamente como el gobierno, son normalmente miembros del parlamento. Sólo ocupan cargos ministeriales mientras tengan el apoyo de la mayoría en el parlamento. En una legislatura bicameral, este requisito suele significar el apoyo mayoritario en la casa más popularmente elegida. Ocasionalmente un gobierno puede ser responsable ante ambas cámaras. En cualquier caso, la regla de la confianza legislativa continua se demuestra regularmente en la presentación por parte del gobierno de su programa y registro para la aprobación parlamentaria. Una derrota del gobierno por un voto legislativo adverso, en una cuestión claramente importante, indica una falta de confianza que obliga al gobierno a dimitir o a intentar, mediante una elección general, asegurar una nueva mayoría parlamentaria. Un gobierno puede permanecer en el cargo sólo temporalmente sin apoyo parlamentario para sus políticas. El estancamiento entre un ejecutivo de una persuasión y una legislatura de otra, como ocurre con el sistema americano de poderes separados, se supone que es imposible en el sistema parlamentario. La inestabilidad de la autoridad ejecutiva, por otra parte, es totalmente posible. La forma aceptada de evitarla es mediante el desarrollo en el parlamento de una fuerte mayoría partidista dispuesta a apoyar a un primer ministro y a su gabinete durante los varios años que transcurren entre las elecciones parlamentarias. El poder ejecutivo se convierte entonces en el eficaz responsable de la política.

En los sistemas parlamentarios las elecciones pueden convocarse después de un voto de censura o un acto de disolución; en un sistema presidencial, el ejecutivo y los miembros del congreso son normalmente elegidos por un período de tiempo que no puede ser fácilmente ajustado. Los calendarios electorales fijos permiten a los presidentes y a los miembros del congreso negarse a cooperar sin tener que enfrentarse, por consiguiente, a una elección. Aunque en ambos sistemas son posibles los gobiernos minoritarios y de coalición, el parlamentarismo tiene incorporado un mecanismo para cambiar un gobierno que ya no goza de la confianza de una mayoría legislativa.

Historia

Más que la mayoría de las formas de gobierno en funcionamiento, el sistema parlamentario no es tanto una invención como un producto evolutivo. Su unión esencial de autoridad ejecutiva y legislativa no es simplemente un diseño constitucional deliberado. Es más significativamente el resultado del proceso por el cual las asambleas representativas desafiaron con éxito a los monarcas en el curso de la historia moderna. Este proceso, hay que decirlo, fue europeo, aunque se ha intentado transferir su resultado a otras partes del mundo. Puede incluso afirmarse que el proceso fue característicamente británico más que europeo y que, por lo tanto, los regímenes parlamentarios de la Europa continental representaron transferencias institucionales.

El rasgo más destacado de la experiencia histórica fue la evolución del parlamento, que pasó de ser un consejo de monarca a una supremacía propia. Reunido originalmente, ya en el período medieval, para prestar asesoramiento y especialmente para dar apoyo financiero al monarca, el parlamento se convirtió en la historia moderna en el medio por el que primero una oligarquía terrateniente establecida, luego una clase comercial y, por último, los representantes del grueso de la población se aseguraron el control de la maquinaria de gobierno. El desarrollo fue largo, cubriendo de tres a cinco siglos, y coincidió con lo que ahora parece, en comparación con las nuevas naciones, un cambio muy gradual en la sociedad europea. En particular, el gobierno parlamentario se desarrolló donde hubo un intervalo histórico sustancial de ascenso capitalista de clase media entre la era del dominio de la corte y la nobleza y la era de la democracia de masas. Especialmente en el siglo XIX, el parlamento parecía ser la agencia de la sustancial clase media producida por el capitalismo comercial e industrial.

En Gran Bretaña, la supremacía del Parlamento sobre el monarca se remonta a 1688, cuando el Parlamento afirmó su autoridad para determinar la sucesión monárquica. Esta autoridad se hizo efectiva mediante el desarrollo en el siglo XVIII de un gabinete en el que los que eran nominalmente ministros de la corona se hicieron responsables de hecho ante el Parlamento. El monarca, al perder el control de sus ministros, dejó de ser el ejecutivo efectivo. En una época cada vez más racionalista y, posteriormente, democrática, el principio hereditario no proporcionó una base probable para una autoridad ejecutiva independiente. Las reivindicaciones de un órgano representativo no fueron resistidas con éxito por un monarca. Cuando el monarca se resistía con demasiada obstinación, era probable que fuera destronado en favor de otro monarca o de un presidente. Este último, aunque no fuera elegido popularmente, podría ser un demandante más fuerte de la autoridad ejecutiva independiente, pero normalmente sus poderes se moldeaban en el molde de un monarca constitucional. La innovación presidencial fue tardía en el sistema parlamentario; los franceses no introdujeron la presidencia hasta después de 1870. Este cambio puede hacer que el orden parlamentario evolucione de manera menos fluida, como de hecho ocurrió en Francia, que la retención de la monarquía mientras se reduce su poder. El sistema parlamentario con un presidente ha tenido éxito en algunas naciones y se ha introducido en muchas naciones nuevas.

El gobierno parlamentario desarrolló sus características más esenciales en Gran Bretaña antes de la aparición de la democracia de masas. La mayor parte de la población británica ni siquiera tenía derecho a votar hasta el último cuarto del siglo XIX, cuando el gobierno parlamentario, incluyendo el sistema de gabinete, estaba bien establecido. En otros lugares, sin embargo, el establecimiento de instituciones parlamentarias y el logro del sufragio universal estuvieron más cerca de coincidir. Los resultados en esos casos no siempre fueron tan favorables para la estabilidad del sistema gubernamental como parece haber sido la fase británica. La duración de la evolución de la experiencia británica merece ser destacada porque puede no ser necesariamente típica de las naciones que intentan practicar el gobierno parlamentario. Esto plantea la importante cuestión general de si el gobierno parlamentario puede disociarse de las condiciones principalmente típicas de Gran Bretaña, los territorios de asentamiento británico y las naciones continentales más pequeñas que se parecen mucho a ellos.

Variaciones

El sistema parlamentario ha sido concebido de manera diferente, no sólo a lo largo del tiempo sino también de un país a otro. La opinión de que el propio órgano parlamentario, más que el gabinete, era la autoridad política efectiva siguió siendo una concepción francesa predominante, en forma de "gobierno por asamblea", mucho después de que hubiera perdido significado en el sistema británico. A mediados del siglo XIX, considerado a menudo como el período clásico de gobierno parlamentario, el gabinete británico había asumido una importancia central. Esto se reflejó en la famosa valoración de Bagehot (1865-1867). Aún así, Bagehot no sacó al Parlamento del escenario. El gabinete, aunque ejercía el liderazgo, seguía siendo un organismo del Parlamento en el sentido de que la Cámara de los Comunes decidía si se convertía en un gobierno después de discutir su política. Bagehot consideraba que esta función electiva, más que la legislativa, era la más importante que desempeñaba el Parlamento. De esta manera, el Parlamento seguía siendo el lugar de poder a pesar del papel crucial del gabinete en todo el sistema.

Sin embargo, en el siglo XX, el modelo original británico cambió a medida que el gabinete contaba cada vez más con el apoyo de una mayoría cohesionada y, por lo tanto, permanecía en el cargo de una elección general a otra. Ya no se esperaba que el Parlamento Británico ejerciera su poder para destituir un gobierno. La función electiva se transfirió de los Comunes al público en general. El Parlamento seguía siendo el registro de la decisión del electorado en cuanto a la dirección del partido que iba a formar el gabinete, pero los debates parlamentarios perdieron el impacto que habían tenido anteriormente en la vida del gobierno. La relación cada vez más directa del gabinete con el electorado fue acompañada de un fortalecimiento del papel del primer ministro. Como líder de un partido mayoritario, ha llegado, en efecto, a ser elegido como jefe del ejecutivo cuando los votantes eligen a los representantes parlamentarios de su partido. Él tiene una responsabilidad individual con el país. Su gabinete ha tendido a convertirse más en un equipo cambiante de ministros que llevan a cabo el programa del líder, que en un órgano genuinamente colegiado de formulación de políticas. El efecto de esta tendencia, junto con la que ha hecho que el gobierno sea más directamente responsable ante el electorado que ante el Parlamento, ha sido dar al sistema británico una apariencia menos parlamentaria y más presidencial. Puede incluso parecer más presidencial que el sistema americano, ya que el primer ministro está menos limitado por un parlamento, en el que su partido tiene una mayoría cohesionada, que un presidente de los Estados Unidos por el Congreso. Por otra parte, la mayoría cohesionada del primer ministro, que normalmente lo apoya, puede decidir desplazarlo en circunstancias ciertamente raras pero importantes. Además, concebir el sistema parlamentario en términos casi presidenciales es también algo peligroso en el sentido de que un partido de mayoría cohesiva no siempre puede existir como lo ha hecho en Gran Bretaña durante los años centrales del siglo XX [véase Regla de la mayoría].

Sin embargo, las tendencias que han cambiado el gobierno parlamentario en Gran Bretaña se observan en otros lugares, y generalmente en asociación con un fuerte partido parlamentario que posee una mayoría o una casi mayoría de escaños. Un caso importante es el funcionamiento del sistema de Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Aquí el canciller, como contraparte alemana del primer ministro británico, estableció un ascenso basado en la dirección de su partido y su popularidad entre el electorado. La mayoría de las demás naciones continentales en el molde parlamentario no han desarrollado un liderazgo ejecutivo fuerte en el mismo grado que Alemania Occidental; en la Cuarta República Francesa, el gobierno parlamentario se quebró por la ausencia de un sistema de gabinete estable. Las naciones europeas más pequeñas también han tenido éxito en el fortalecimiento de sus gabinetes, manteniendo al mismo tiempo el sistema parlamentario. Las naciones de habla inglesa del Commonwealth de ultramar se parecen aún más al modelo británico.

Partidos

La cohesión del partido por sí sola no es la clave para lograr la estabilidad del ejecutivo en el sistema parlamentario. Igualmente importante es la presencia de un partido, o tal vez una combinación de partidos, que comande una mayoría en el cuerpo legislativo. El caso más sencillo, salvo el acuerdo no competitivo de un solo partido, es la competencia bipartidista que caracteriza en gran medida la política parlamentaria británica. Dado que sólo hay dos partidos principales, la probabilidad de que un partido tenga una mayoría parlamentaria, incluso una cómoda mayoría de trabajo, es alta. Esto ocurrió regularmente en Gran Bretaña durante los tres decenios siguientes a 1931. Los partidos menores, en contraposición a un tercer partido u otros partidos sustanciales en un sistema multipartidista, no suelen ganar suficientes escaños para reducir uno de los grandes partidos a sólo la fuerza de la pluralidad. Ni siquiera un tercer partido, o cualquier otro número de partidos competidores, impediría necesariamente que un partido obtuviera la mayoría. Los partidos demócrata cristianos de Alemania e Italia obtuvieron mayorías estrechas y bastante breves en esas circunstancias multipartidistas durante los años posteriores a la guerra mundial. Sin embargo, ausente de estos inusuales éxitos estaba el otro ingrediente del modelo británico de gobierno de partido: un único partido de la oposición lo suficientemente grande como para ser una mayoría potencial y por lo tanto un partido de gobierno alternativo, hasta el punto de proporcionar un núcleo de liderazgo de potenciales ministros llamado "gabinete en la sombra"

A pesar del éxito práctico del modelo bipartidista, no es necesariamente una característica esencial del sistema parlamentario. Los propios británicos tenían un sistema tripartito, a menudo sin un partido mayoritario, tan recientemente como en el decenio de 1920, y es posible que lo vuelvan a tener. Además, hay otras naciones que han tenido casi siempre más de dos partidos importantes y, sin embargo, han mantenido un gobierno parlamentario. Los principales ejemplos, es cierto, son los países escandinavos y algunas naciones de habla inglesa. Sus sistemas multipartidistas particulares han producido a menudo un partido mayoritario o casi mayoritario y rara vez han estado tan fragmentados como el sistema francés, lo que constituye el principal ejemplo de la dificultad de mantener un gobierno parlamentario en un sistema multipartidista.

Sin embargo, pueden darse circunstancias especiales, como en Austria después de la Segunda Guerra Mundial. Regularmente los dos principales partidos austríacos se unieron en una coalición, excluyendo a los partidos menores, y sin embargo se enfrentaron en elecciones competitivas. En este novedoso arreglo, la principal función de las elecciones era decidir cuál de los dos partidos aumentaría su participación en los puestos del gabinete, no decidir cuál de los dos formaría un gabinete. Las elecciones pueden servir para un propósito igualmente limitado en una nación más claramente multipartidista cuando se establece un gabinete de coalición en un espectro político bastante amplio, que abarque quizás dos tercios pero no todo un parlamento. En este caso, los votantes, al elegir más o menos representantes de un partido determinado, ayudan a determinar la fuerza relativa de los diversos partidos que componen regularmente el gabinete. Se trata de una forma de competencia electoral más limitada que la que se da entre dos partidos o dos grupos de partidos, cada uno de los cuales se disputa la formación de un gobierno propio. Sin embargo, es una competencia que parece pertinente cuando no existen alternativas claras. El resultado es una operación de gobierno parlamentario diferente del método británico estándar, pero no es incompatible con la democracia.

No se puede decir lo mismo con seguridad para los sistemas en los que hay un solo partido. Mucho depende tanto del grado como del método de dominación. Es evidente que cuando un partido tiene el monopolio legal, como en los estados comunistas, no puede haber un gobierno parlamentario en el sentido occidental. Pero cuando la competencia entre partidos es legal, aunque se desaliente socialmente, el problema es más difícil de resolver. Es concebible que una nación, poco después de la independencia, por ejemplo, pueda considerar legítimo sólo al partido que dirigió el movimiento de independencia nacional. Este parece ser el caso, en diversos grados, en África y Asia durante el período inmediatamente posterior al imperio. Los partidos distintos del partido gobernante suelen tener muy poco apoyo para proporcionar una oposición parlamentaria seria. La competencia política tiene lugar principalmente dentro del único partido principal. Dada la libertad de expresión, dentro y fuera del parlamento, y dada la libre elección de los candidatos parlamentarios a nivel de los partidos locales, la competencia dentro del partido puede ser sustancial. Pero cuando, como sucede a menudo, el líder del partido único considera ilegítimas las críticas abiertas, ya sea desde dentro o desde fuera de su partido, el resultado tiende a parecerse a las dictaduras deliberadamente unipartidistas de las naciones comunistas.

Otro tipo de dificultad sobre el papel de la oposición surge cuando la competencia sustancial proviene de partidos que no son de hecho democráticos, como los partidos comunistas y fascistas. Su oposición plantea la cuestión de su legitimidad en cualquier sistema democrático. Esta cuestión se deriva de la suposición de que tales partidos, si estuvieran en el poder, derribarían el mismo régimen parlamentario bajo el que han operado. Esto es exactamente lo que el Partido Nacional Socialista hizo a la República de Weimar. Incluso sin llegar al poder, un partido fascista o comunista puede afectar negativamente al funcionamiento del sistema parlamentario al obtener suficientes votos para convertirse en la principal oposición. El electorado no tiene entonces otra opción que votar por el gobierno, a menos que esté dispuesto a apoyar a una oposición dedicada a una transformación radical del orden constitucional democrático. Los partidos comunistas francés e italiano estuvieron a punto de crear estas alternativas limitadoras después de la Segunda Guerra Mundial.

Ejecutivo

El aumento del poder del jefe de estado, monárquico o presidencial, debe entenderse como un paso alejado del gobierno parlamentario. Un papel importante e independiente de formulación de políticas para un presidente elegido, por ejemplo, parece incompatible con el sistema parlamentario. La consecuencia de ese aumento de poder, como lo demuestra la constitución de la Quinta República Francesa y especialmente las prácticas del Presidente de Gaulle, no basta para crear un sistema presidencial completo sino que basta para producir un sistema parlamentario híbrido. Es probable que la tendencia contrapartidaria sea tanto más fuerte cuanto que un presidente, dotado de autoridad constitucional, es elegido popularmente y por lo tanto puede reclamar un mandato popular para rivalizar con el parlamento y su gabinete elegido. Ese presidente deja de ser el jefe de Estado digno y no partidista que caracteriza a un monarca constitucional moderno o a un presidente elegido por el parlamento para desempeñar el papel de monarca.

Originalmente, como con tantos otros poderes, la disolución era de hecho la prerrogativa del jefe de estado, en particular del monarca británico. Pero el ejercicio de la autoridad sobre este importante asunto político es ahora del primer ministro. En algunos sistemas, por ejemplo en la Tercera República Francesa, el Parlamento conserva la facultad de disolverse a sí mismo después de un determinado número de años. Esto debilita el poder ejecutivo porque el primer ministro necesita el poder de disolver el parlamento como un medio de mantener el apoyo de la mayoría. Los miembros de la mayoría del primer ministro, según esta opinión, tendrán más probabilidades de seguir votando por él si creen que su derrota parlamentaria podría significar no su dimisión sino unas nuevas elecciones generales. Los miembros ordinarios no querrán arriesgar sus escaños.

El poder legislativo no es un órgano de formulación de políticas a la manera del Congreso de los EE.UU., más o menos en igualdad de condiciones con el ejecutivo. Los miembros individuales no ministeriales de la Cámara de los Comunes, por ejemplo, no legislan directamente, como lo hacen los congresistas estadounidenses cuando deciden si aceptan propuestas gubernamentales o sustituyen propuestas propias. Los miembros del Parlamento británico pueden, especialmente en los consejos de los partidos privados, influir en lo que presenta su liderazgo por medio de la política, y ciertamente interrogan a los ministros (en un turno de preguntas diario) sobre los detalles de la política, además de debatir la política en general. Pero no hacen política como miembros de una rama coordinada del gobierno; carecen de las facilidades legislativas para hacerlo. Los comités parlamentarios británicos no son lugares de poder independientes que proporcionen a los miembros no ministeriales la oportunidad de anular el programa del gobierno. A este respecto, la situación británica es extrema, ya que la Cámara de los Comunes evita por completo los comités de asuntos oficiales. Otros gobiernos parlamentarios, aunque no sean del estilo británico, no suelen llegar tan lejos en la protección contra un desafío a la supremacía teórica de toda la Cámara o a la supremacía práctica del gobierno, cuya autoridad descansa en la confianza de la mayoría de la Cámara. Sin embargo, dondequiera que el gobierno parlamentario haya desarrollado un ejecutivo fuerte y estable, existe necesariamente una importante limitación en el ejercicio de una política independiente por parte de los miembros no ministeriales. Esto significa que la importancia pública del parlamento descansa en gran medida en sus debates públicos, pero éstos pueden ahora no asegurar tanta atención como la que se da a los líderes de los partidos en la radio y la televisión.

Sólo en los casos en que el gobierno parlamentario no ha desarrollado un fuerte liderazgo ejecutivo, la actividad y organización legislativa se asemeja al patrón del congreso estadounidense. Los ejemplos extremos los proporcionan las repúblicas francesas Tercera y Cuarta, ambas con eficaces comités temáticos cuyos dirigentes pueden sustituir sus políticas por las del gobierno. Estos líderes de los comités eran a menudo rivales de los líderes gubernamentales, que podían ser expulsados de sus cargos por una acción adversa del comité y la subsiguiente acción parlamentaria adversa. La responsabilidad, en esta situación, no está firmemente fijada en el gabinete, que por lo general no tiene una mayoría estable en la legislatura. Incluso en cuestiones de política exterior, en las que la mayor autoridad ejecutiva ha sido habitual en todos los sistemas, el estilo francés de gobierno parlamentario imponía límites a la dirección del gabinete. La ausencia de una mayoría parlamentaria coherente, que permitió a los representantes franceses desempeñar funciones más activas y más directas, está estrechamente asociada a la inestabilidad de los gobiernos de la Tercera y la Cuarta Repúblicas francesas.

El término majlis (asamblea) se ha utilizado para los parlamentos electos en el Cercano y Medio Oriente desde el decenio de 1860. La primera constitución moderna del mundo musulmán, proclamada por el bey de Túnez en 1861, preveía una gran asamblea, pero ésta debía ser elegida por el rey y estaba destinada a la supervisión de la administración y la adjudicación. El primer majlis elegido, que se inauguró en Egipto en 1866, era puramente consultivo, pero el parlamento otomano recibió cierto poder legislativo un decenio más tarde. El parlamento otomano fue creado por la constitución otomana de 1876 e incluía a representantes de las provincias balcánicas y árabes, así como a los turcos del Imperio Otomano. Fue

se disolvió, sin embargo, en menos de dos años. Los parlamentarios constitucionalistas obligaron al gobernante de Egipto a proclamar una constitución más liberal que la otomana en 1882, pero el esfuerzo fue en vano con la ocupación británica de Egipto a finales de ese año.

La siguiente ola de constitucionalismo en el Oriente Medio comenzó con la revolución de 1906 en el Irán, que obligó al sha a proclamar una constitución que incluía un parlamento con pleno poder legislativo. Ese mismo año se eligió la Asamblea Consultiva Nacional Iraní (Majles-e Shura-ye Melli). Después de la revolución islámica, el Irán fue declarado una república islámica, pero en su nueva constitución de 1979 se mantuvo el majlis, y sólo después de que se reunió en 1980 el majlis cambió su nombre por el de Asamblea Consultiva Islámica.

En 1908 la revolución de los jóvenes turcos obligó al sultán a restaurar la constitución otomana. Un año más tarde, la constitución fue enmendada para que los ministros fueran totalmente responsables ante el parlamento. Tras la revolución kemalista, el último parlamento otomano fue disuelto por el sultán en 1920 y fue sustituido por la Gran Asamblea Nacional (Büyük Millet Meclisi) de Turquía, que aprobó la constitución republicana de 1924.

En el período de entreguerras, se establecieron monarquías constitucionales con parlamentos elegidos en el Egipto independiente ( 1923 ) y en el Iraq ( 1925 ) y Jordania ( 1928 ) bajo el mandato británico. En 1938, el emir de Kuwait proclamó una constitución de cinco artículos. Incluía una asamblea cuyo presidente iba a tener autoridad ejecutiva, pero la asamblea se disolvió pronto y se abandonó el experimento. Una nueva constitución kuwaití fue promulgada en 1962.

Las constituciones republicanas entraron en vigor en Siria y el Líbano en 1943, en Egipto en 1956, en Túnez en 1959 y en Argelia y el Yemen en 1962, mientras que la constitución marroquí de 1962 declaró que la nación era una monarquía. La responsabilidad ministerial ante el parlamento había sido la principal manzana de la discordia entre el poder ejecutivo del gobierno y los parlamentos en la monarquía constitucional, y los parlamentos solían perder la contienda. Asegurar una rendición de cuentas significativa del ejecutivo se hizo aún más difícil con las constituciones republicanas de la era poscolonial, que debilitaron las disposiciones relativas a los derechos por su compromiso con las ideologías del socialismo y el nacionalismo y otorgaron a los presidentes poderes de emergencia y el derecho a gobernar por decreto.

Los Estados del Golfo, con excepción de Kuwait, obtuvieron su independencia de Gran Bretaña en el decenio de 1970 con documentos constitucionales pero, por lo general, sin parlamentos elegidos, salvo Bahrein y, más recientemente, Qatar. Omán promulgó una constitución en 1991, y Arabia Saudita en 1992, sesenta años después de haber sido prometida por primera vez. Se estableció un parlamento palestino de conformidad con los Acuerdos de Oslo de 1993. Con raras excepciones, los parlamentos del Cercano y Medio Oriente han seguido siendo instituciones débiles y no han logrado tomar la iniciativa en materia de legislación ni establecer una rendición de cuentas duradera del poder ejecutivo de sus respectivos gobiernos.

En el diseño de su administración parlamentaria, la mayoría de las democracias constitucionales de la África actual están organizadas de manera que reflejan el gobierno del sistema presidencial de los Estados Unidos o del sistema semipresidencial francés. De los 53 países de África, sólo cinco se basan en un sistema de gobierno parlamentario: Botswana, Etiopía, Lesotho, Mauricio y la República de Sudáfrica. Varios países, constituidos principalmente por antiguas colonias británicas, probaron el sistema parlamentario durante el período inicial de postindependencia pero optaron por sistemas presidenciales durante la ola de democratización del decenio de 1990; por ejemplo, Ghana, Kenya, Malawi, Nigeria y Tanzanía.

En la forma parlamentaria de gobierno, el jefe ejecutivo es elegido por el poder legislativo y no hay separación de poderes, lo que la diferencia de los sistemas presidencial y semipresidencial. En estos tipos de sistemas, el presidente es también típicamente tanto jefe de Estado como jefe de gobierno, mientras que la mayoría de los sistemas parlamentarios tienen un jefe de Estado no ejecutivo, como un rey o un presidente ceremonial. Mauricio, por ejemplo, modificó su constitución en 1992, creando un cargo ceremonial del presidente como jefe de Estado, y Lesotho tiene un rey sin poderes políticos en esencia.

En los sistemas parlamentarios, el jefe de gobierno suele llamarse primer ministro, como en Lesotho, pero también puede tener el título de presidente, como en Botswana y Sudáfrica, y esta persona tiene que seleccionar a los ministros del poder legislativo o del órgano legislativo. A diferencia de los sistemas presidenciales, el poder legislativo también puede desbancar al gobierno mediante un voto de no confianza de la mayoría. El jefe de gobierno puede decidir dimitir si ya no hay una mayoría en la legislatura para apoyar las principales políticas del gobierno, o si una coalición de partidos gobernantes ya no puede llegar a un acuerdo sobre las principales cuestiones de política. Al igual que en la democracia parlamentaria de Mauricio entre 1991 y 1995, esta dimisión puede dar lugar a la formación de un nuevo gobierno de coalición, pero si no se puede formar un nuevo gobierno, se disuelve el parlamento y se celebran nuevas elecciones, lo que también ocurrió en Mauricio en 1983.

Botswana, Etiopía y Mauricio funcionan con un sistema electoral de estilo británico basado en la pluralidad de votos en circunscripciones uninominales, a menudo denominado "first-past-the-post" (FPTP). Lesotho también utilizó el sistema FPTP de 1993 a 2002, pero luego decidió pasar a un sistema mixto, en el que 80 de los 120 miembros del Parlamento son elegidos por representación proporcional (PR) y los 40 restantes son elegidos mediante el sistema FPTP. Un sistema electoral proporcional suele tener circunscripciones de varios miembros, y cada partido presenta una lista de candidatos para cada circunscripción. Los escaños en la legislatura se asignan entonces según el porcentaje de votos recibidos a nivel nacional. Sudáfrica utiliza un sistema de relaciones públicas basado en listas de partidos cerradas, muy similar al sistema sueco, pero a diferencia de la mayoría de los países del mundo que utilizan relaciones públicas, Sudáfrica no tiene un umbral para que los partidos entren en el parlamento. En consecuencia, el Parlamento de Sudáfrica cuenta con doce partidos políticos, en comparación con, por ejemplo, los tres partidos legislativos de Botsuana (en 2005).

Las investigaciones sobre las democracias establecidas, así como sobre las naciones en desarrollo, han tendido a apoyar la opinión de que los sistemas parlamentarios de los gobiernos son más sólidos que los presidenciales, especialmente en sociedades divididas, y los sistemas parlamentarios de África corroboran esta opinión. Botsuana ha sido una democracia estable desde su independencia en 1966 y Mauricio desde 1976. Lesoto reintrodujo la política pluripartidista en 1993 y Sudáfrica lo hizo un año después, y ambos países han pasado a ser democracias estables. Por lo tanto, todos los sistemas parlamentarios de gobierno de África, salvo el de Etiopía, son democracias estables con elecciones generalmente pacíficas, libres y justas e inclusivas cuyos resultados han sido aceptados por todos los principales partidos. Estos cuatro países también están clasificados como "libres" por la clasificación de "Freedom House" de derechos políticos y libertades civiles, mientras que Etiopía se considera "parcialmente libre". La participación política, medida por el promedio de la participación de los votantes, es relativamente alta en estos cuatro países, rondando el 75 por ciento. En comparación, entre los sistemas presidenciales de África, la democracia se ha quebrantado unas cuarenta veces desde 1990; sólo la mitad de sus elecciones han sido clasificadas como sustancialmente libres y justas, y alrededor de un tercio de todas sus elecciones han dado lugar a boicots. La mayoría de los sistemas presidenciales se clasifican sólo como "parcialmente libres" o "no libres", y el promedio de participación política es mucho más bajo, con una participación de votantes de alrededor del 60 por ciento.

En general, se considera que el control parlamentario del ejecutivo es particularmente necesario dada la gran expansión de la importancia de las relaciones internacionales y de las actividades gubernamentales relacionadas con la adhesión a organizaciones supranacionales. Un ejemplo de esto puede verse en los esfuerzos de los parlamentos europeos por recuperar en términos de control de la acción gubernamental lo que han perdido en términos de toma de decisiones a nivel de la UE (el "déficit democrático" europeo) . Estos esfuerzos se han visto recompensados en 2009 con el Tratado de Lisboa, que refuerza significativamente el papel de los parlamentos nacionales en los procedimientos de toma de decisiones de la UE. Pero la cuestión debe considerarse a la luz de una gama más amplia de fenómenos, los relativos a la brecha estructural entre la dimensión todavía nacional de la política y la escala global o continental de los mercados, los medios de comunicación y los organismos tecnocráticos. En ese ámbito, los Estados pueden tener la posibilidad de desempeñar un papel activo a través de sus gobiernos, más que a través de asambleas representativas. Inevitablemente, estas últimas se quedan a un lado, e incluso su potencial para desempeñar una función de control parece modesto.

Estos factores, junto con los relacionados con la creciente mediatización y personalización de la política, es probable que priven progresivamente de su significado a la deliberación parlamentaria. De ahí que entre las elites políticas de las democracias maduras esté surgiendo una preocupación común por el declive del parlamento y por las consecuencias de éste en la legitimidad de las instituciones políticas. En el Reino Unido, el libro verde titulado "The Governance of Britain" (La gobernanza de Gran Bretaña), presentado al Parlamento por el Primer Ministro Brown en julio de 2007, tenía por objeto, entre otras cosas, "limitar los poderes del ejecutivo", "revitalizar la Cámara de los Comunes" y "renovar la rendición de cuentas del Parlamento". La legislación que surgió como resultado de esta iniciativa (la Ley de Reforma Constitucional y Gobernanza de 2010) no estuvo a la altura de esta retórica desafiante. Incluía cambios que afectaban a dos esferas del poder ejecutivo, de los cuales sólo uno estaba expresamente calculado para ampliar las funciones del Parlamento; y parece poco probable que la legislación por sí sola modifique las actitudes políticas que se basan en una práctica de larga data más que en la ley. Sin embargo, el deseo de cambio en la misma dirección de una mayor rendición de cuentas pareció impulsar tanto la ambiciosa reforma constitucional de Francia en 2008 como la reforma del sistema federal alemán en 2006. Estas diversas medidas, que surgen en diferentes culturas políticas y afectan a diferentes mecanismos institucionales, pueden reflejar la necesidad de corregir lo que se ha convertido en una relación cada vez más desequilibrada entre el parlamento y el gobierno: pero no podemos confiar en que quienes ejercen el poder ejecutivo se expongan voluntariamente a la perspectiva de un desafío político más eficaz y transparente.

No hemos examinado la cuestión de si, como sistema de gobierno, es superior o más estable que las formas de presidencialismo. En 1990, en un célebre análisis de "los peligros del presidencialismo", Juan J. Linz llegó a la conclusión de que las democracias parlamentarias han tenido un desempeño histórico superior y que el parlamentarismo es más propicio para la democracia estable; entre las dificultades que plantea el presidencialismo está la mayor rigidez y la existencia de doble legitimidad cuando el ejecutivo y el legislativo se eligen por separado. Las críticas a esta conclusión destacaron las posibilidades de conflicto que pueden existir en los sistemas parlamentarios, la estabilidad variable de los sistemas de partidos políticos, la falta de control legislativo sobre el ejecutivo cuando el gobierno tiene una clara mayoría en el legislativo y la amplia gama de versiones diferentes de presidencialismo y parlamentarismo que existen.

Más recientemente, seJ ha sostenido que no es la naturaleza de las instituciones presidenciales como tal lo que causa la inestabilidad de los sistemas presidenciales, ya que hay muchos otros factores que determinan el funcionamiento de esos sistemas: así pues, la inestabilidad de los regímenes presidenciales se observa con mayor frecuencia en los países en los que, en cualquier caso, la democracia de cualquier tipo sería inestable. Este debate se ha basado a menudo en la experiencia de los países de América Latina y, en menor medida, en la de los nuevos sistemas constitucionales de Europa oriental. En los países con una trayectoria más larga de gobierno democrático, como en Europa occidental, el modelo de parlamentarismo, con todas sus posibles variantes, es más común que el modelo de presidencialismo, a pesar de las presiones del mundo moderno que trabajan en pro de la personalización de la toma de decisiones políticas.

En esta sección se ofrece un examen y referencias cruzadas de jurisprudencia en el ámbito del derecho comparado e internacional, en este contexto.

Jurisprudencia en el Derecho Procesal Americano

Nota: se analiza también jurisprudencia en el derecho de los Estados Unidos de América, pero en inglés, en esta entrada (Jurisprudence).

La ciencia y la filosofía de la ley. La jurisprudencia ha llegado a incluir el examen de ideas legales, teorías y análisis basados __en la investigación desarrollada en antropología, filosofía, política, psicología y sociología. La jurisprudencia como modo de pensamiento tiene su génesis en el pensamiento de Platón y Aristóteles. Ninguno de los dos distinguió entre teoría legal y teoría social, argumentando que ninguna política podría existir sin ley. Varios siglos más tarde, los pensadores romanos vieron la jurisprudencia como la ciencia de saber lo que está bien y lo que está mal.

Una Conclusión

Por lo tanto, la jurisprudencia puede verse como el repositorio de pensamientos y el cuerpo de fuentes de donde emana la ley. Muchos pensadores legales occidentales han dedicado atención a las reglas que deberían regir el comportamiento de los individuos en relación entre sí y con el estado. La jurisprudencia se ha clasificado en escuelas de pensamiento. Si bien cada categoría puede afirmar los reclamos de independencia entre sí, existe cierta superposición entre las escuelas de jurisprudencia. De hecho, la evolución de las diversas escuelas tiene un carácter dialéctico ya que una vista reacciona a lo que ha venido antes.

Aviso

No obstante, la identificación de varias categorías ampliamente distintivas es útil. La vista que primero apareció fue el derecho natural. De acuerdo con la jurisprudencia del derecho natural, las leyes que gobiernan todas las cosas tienen su origen en la naturaleza. La ley natural es común a todas las personas de todos los tiempos y lugares. Como consecuencia, si la ley promulgada por el gobierno viola una de las leyes naturales fundamentales, la ley creada por el hombre es inmoral e inválida. El positivismo jurídico ve la ley como algo separado de las abstracciones morales del derecho natural. Más bien, los positivistas se centraron en el concepto de soberanía estatal, leyes promulgadas y su aplicación puramente lógica. La jurisprudencia sociológica rechazó las abstracciones y la lógica mecanicista del positivismo y sostuvo que las leyes y los procesos legales solo pueden entenderse como parte de la sociedad. Muy similar a la jurisprudencia sociológica es el realismo legal. Los realistas reconocen la relevancia de los factores sociales, pero van más allá y se concentran más en las respuestas a estas fuerzas sociales por parte de aquellos que funcionan en el proceso legal. Dentro de la categoría más general del realismo jurídico caen la jurisprudencia política y conductual (USA).

Autor: Williams

Jurisprudencia

Jurisprudencia alemana de intereses

Jurisprudencia alemana de intereses en la Enciclopedia Jurídica Omeba

Véase:

Jurisprudencia: Consideraciones Generales

Jurisprudencia, Derecho Procesal Penal, Derechos Humanos en Derecho Electoral

Jurisprudencia sociológica

Jurisprudencia sociológica en la Enciclopedia Jurídica Omeba

Véase:

Visualización Jerárquica de Jurisprudencia

Derecho > Fuentes y ramas del Derecho > Fuentes del Derecho
Derecho > Fuentes y ramas del Derecho > Ciencia jurídica
Unión Europea > Derecho de la Unión Europea > Derecho de la UE > Jurisprudencia (UE)

Jurisprudencia

A continuación se examinará el significado.

¿Cómo se define? Concepto de Jurisprudencia

Véase la definición de Jurisprudencia en el diccionario.

Características de Jurisprudencia


Unión Europea
Este recurso incluye lo siguiente: instituciones de la Unión Europea y función pública europea, Derecho de la Unión Europea, construcción europea y finanzas de la Unión Europea.


Jurisprudencia

Esta sección introducirá y discutirá las dinámicas cambiantes de jurisprudencia, con el objetivo de examinar su desarrollo actual.

Jurisprudencia en economía

En inglés: Jurisprudence in economics. Véase también acerca de un concepto similar a Jurisprudencia en economía.

Introducción a: Jurisprudencia en este contexto

La jurisprudencia es la teoría general del derecho: el estudio de qué es el derecho, para qué sirve y cómo surge. Hasta el siglo XVIII existían esencialmente dos enfoques de este estudio. Uno consideraba que el derecho (véase, en general, detalles sobre la economía de las cuestiones jurídicas) era la expresión del poder político; el otro, que era la expresión de la justicia. Este tema puede ser de interés para los economistas profesionales. Para una perspectiva histórica de este concepto, véase en The New Palgrave: A Dictionary of Economics (véase más detalles), 1ª edición, 1987. También puede consultarse en el Diccionario de economía y contabilidad de Simon Andrade, y en el Diccionario de economía y finanzas, de Ramón Tamames. Este texto tratará de equilibrar importantes preocupaciones teóricas con debates empíricos clave para ofrecer una visión general de este importante tema sobre: Jurisprudencia. Para tener una panorámica de la investigación contemporánea, puede interesar asimismo los textos sobre economía conductual, economía experimental, teoría de juegos, microeconometría, crecimiento económico, macroeconometría, y economía monetaria.

Datos verificados por: Sam.

Historia Económica

¿Cuáles fueron las raíces económicas del industrialismo moderno? ¿Fueron los sindicatos eficaces para elevar el nivel de vida de los trabajadores? ¿Los elevados niveles de impuestos en el pasado condujeron normalmente al declive económico? Estas y otras preguntas similares informan profundamente sobre un amplio abanico de cuestiones sociales entrelazadas cuya complejidad, alcance y profundidad se hacen plenamente evidentes en este recurso.

Se examina los cambios en las pautas y la evolución de la agricultura, el comercio, los intercambios, la industria y el transporte que tuvieron lugar durante el milenio transcurrido entre la caída del Imperio Romano y el descubrimiento del Nuevo Mundo. También esboza las tendencias de la demografía, los precios, las rentas y los salarios, así como las pautas de asentamiento y cultivo.

Incluye:

  • Cambio y expansión rural hasta c.1000
  • El crecimiento del señorío
  • El comercio en la Alta Edad Media
  • La reactivación del comercio y el crecimiento de las ciudades
  • La organización del comercio en Italia: el crédito y la banca
  • El comercio medieval europeo: el sur y el norte
  • El crecimiento económico en los siglos XII y XIII
  • El transporte medieval
  • Las zonas desarrolladas de la Europa medieval: Bizancio y Córdoba
  • La industria en la Edad Media: La construcción
  • La industria en la Edad Media: el textil
  • La industria minera y metalúrgica en la Edad Media
  • La sociedad agraria medieval en su apogeo: las relaciones de tenencia
  • La sociedad agraria medieval en su apogeo: el trabajo de la tierra, las técnicas y los cultivos
  • Decadencia y cambio: renacimiento y nuevos horizontes.

Historia Económica del Siglo XV al Siglo XIX

Este texto abarca aspectos importantes de la evolución histórica de la economía mundial desde el fin de la Edad Media, y especialmente desde la revolución industrial, hasta el siglo XIX. El análisis del desarrollo económico a largo plazo desde 1400 incluye la evolución histórica de las ideas y conceptos económicos y cómo éstos han configurado la política económica y el desarrollo durante el período 1400-1800.

Interés propio, supervivencia humana e historia

¿En qué se diferencia la historia económica de la historia de la economía? ¿Cuáles son las principales preocupaciones de los historiadores económicos actuales? ¿Cuáles son algunos de los momentos económicos decisivos de los últimos 500 años? ¿Por qué la historia económica moderna "comienza" en torno al año 1400? Descúbralo en esta conferencia introductoria al extraordinario viaje que le espera.

Marco Polo, China y el comercio de la Ruta de la Seda

Examine el estado de la economía mundial en torno a 1400, cuando Europa se encontraba sorprendentemente en la parte inferior de la escala de éxito económico. Por el camino, examinará las líneas generales de la economía de China, la India y el mundo islámico y descubrirá cómo Europa sentó las bases del nuevo sistema mundial capitalista que existe en la actualidad.

La sociedad señorial en la Europa medieval

Aprenderá cómo las sociedades señoriales de Europa ayudaron a desarrollar las estructuras e instituciones que conducirían a la revolución comercial medieval. Descubrirá cómo era la vida cotidiana en un señorío, cómo los siervos eran explotados por las élites, la importancia de las ferias comerciales medievales, cómo la producción de lana y tela redefinió el noroeste de Europa, y mucho más.

Cómo la peste negra reconfiguró la ciudad y el campo

Los brotes, las epidemias y las pandemias pueden tener efectos profundos no sólo en las poblaciones humanas, sino también en la economía. Descubra cómo la Peste Negra cerró las rutas comerciales, redujo la productividad económica, alteró la oferta y la demanda, deprimió el valor de la tierra y, en última instancia, hizo insostenible el sistema feudal medieval.

Gremios y monopolios de finales del siglo XIV

Después de la Peste Negra, las revueltas urbanas hicieron hincapié en los derechos de los campesinos europeos. Esto también condujo a la creación de gremios y monopolios que reflejaban los intereses propios de quienes controlaban las estructuras de poder urbano. Descubre cómo estos sistemas ayudaron a llevar la economía europea a lo largo de los siglos siguientes.

La historia económica preindustrial

Este texto estudia los procesos de crecimiento y desarrollo a largo plazo en la Europa medieval tardía y moderna temprana (siglos XI al XVIII). Se centra en la transición de una sociedad jerárquica de estamentos u órdenes corporativos a una sociedad de mercado basada en la igualdad jurídica y la libertad de contratación. Hay dos cuestiones fundamentales: En primer lugar, ¿por qué esta transición se produjo de forma evolutiva en Inglaterra y los Países Bajos, mientras que se retrasó mucho en el resto de Europa? Y en segundo lugar, ¿cómo se relaciona con la "pequeña divergencia" entre la República Holandesa e Inglaterra, por un lado, y la mayor parte del continente, por otro, donde el noroeste gozaba de un nivel de vida y una renta per cápita significativamente superiores a los de otros países mucho antes del inicio de la industrialización?.

Aquí se plantea, pues, cuestiones fundamentales sobre las sociedades y las economías: ¿Fue el crecimiento económico preindustrial transitorio y regional? ¿O era un fenómeno recurrente, incluso normal, que sin embargo podía revertirse ocasionalmente? ¿Fue el éxito holandés y británico el resultado de sus características sociales e institucionales? ¿O fue una combinación de factores geográficos y de buena suerte? ¿Hasta qué punto los primeros gobiernos modernos ayudaron o dificultaron el desarrollo económico? ¿La fragmentación política de Europa frenó el desarrollo del continente o la competencia entre Estados tuvo consecuencias beneficiosas? En conclusión, ¿podemos definir una combinación óptima de instituciones sociales, políticas y económicas que haya sostenido el crecimiento en el pasado (y, por tanto, quizás en el futuro)?

Las rutas del descubrimiento europeo: Oriente y Occidente

¿Qué supuso la era de las exploraciones para la economía europea? Descúbralo en esta conferencia que abarca los viajes de exploradores como Colón y Magallanes, las razones por las que los asiáticos no lograron descubrir una ruta marítima hacia Occidente, los nuevos sistemas comerciales europeos creados en las Américas y mucho más.

1571: España y Portugal dan la vuelta al mundo

Hacia 1500, los reinos ibéricos de Portugal y España abrieron inmensas posibilidades para que la rezagada economía europea tomara la delantera en la escena mundial. Mientras sigue la historia de cómo lo hicieron, encontrará el histórico Tratado de Tordesillas; el desarrollo de las rutas comerciales de la Corona; los hidalgos y conquistadores españoles; y el vínculo entre los esclavos, el oro y las especias.

Información sobre las bolsas y los mercados del Viejo Mundo

Adéntrese en la creación de grandes sociedades anónimas patrocinadas por el Estado en el siglo XVII -como la Bolsa de Amberes y las Bolsas de Londres y Ámsterdam- y descubra cómo los espacios públicos negociados se convirtieron en instituciones comerciales esenciales. También hay que tener en cuenta la importancia de los manuales de los mercaderes, que recopilan las normas comerciales y las mejores prácticas.

El problema de la mano de obra europea en las plantaciones

En el corazón de muchas colonias europeas se encontraban las plantaciones, un sistema económico que depende de un cultivo comercial producido en masa y de una mano de obra numerosa y barata. ¿Cómo resolvieron los europeos los problemas de suministro de mano de obra en las colonias que establecieron en todo el mundo? ¿Cuándo (y dónde) comenzó la esclavitud basada en la raza? ¿Por qué duró tanto tiempo?

Adam Smith, el mercantilismo y la construcción del Estado

Según Adam Smith, si el trabajo crea valor, entonces la cantidad de riqueza en el mundo podría aumentar gracias al esfuerzo colectivo de una nación. Bienvenidos a los albores del mercantilismo, que, como aprenderá aquí, redefinió radicalmente la forma en que los gobernantes utilizaban la política económica, concretamente para impulsar el proceso de construcción del Estado.

Las sociedades anónimas británicas y holandesas

La Compañía Inglesa de las Indias Orientales. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Adéntrese en estas y otras sociedades anónimas, en las que un grupo de mercaderes monopolizaba el comercio con determinadas partes del mundo. En el proceso, descubrirás cómo se les concedió a estas compañías amplios poderes, incluido el derecho a hacer la guerra cuando lo consideraran necesario.

Europa, la imprenta y la ciencia

¿Cómo la imprenta dio forma a la economía moderna del mundo occidental? La respuesta, como aprenderá, está inextricablemente ligada al progreso científico y tecnológico, incluyendo la rápida circulación de nuevas ideas, el surgimiento de una intelligentsia laica y el establecimiento de nuevas formas de organizar el conocimiento.

La revolución industrial: Crece la demanda

Explore los dos siglos que van de 1600 a 1800 conocidos como la revolución industrial". En primer lugar, examine el temprano surgimiento de las primeras fábricas (a las que se opusieron inicialmente los gremios y los estados). A continuación, estudie el lento cambio de la economía doméstica, los patrones de consumo y el comportamiento de los consumidores (incluida la introducción del paño de algodón)".

Historia Económica del Siglo XIX

La internacionalización del crecimiento económico desde 1870

El texto examina las interrelaciones entre el desarrollo de la economía internacional y el crecimiento de las economías nacionales desde finales del siglo XIX. Se incluye el análisis de la nación líder original, Gran Bretaña, y de su sustituta, Estados Unidos, así como la recuperación de zonas como la Europa continental, y el fracaso en la recuperación de zonas anteriormente bien situadas, como América Latina. Se investigan los efectos de los principales acontecimientos, como las guerras y las crisis de la deuda, y también se consideran las implicaciones de los cambios en las instituciones económicas mundiales, como el patrón oro y el FMI, así como los efectos de los cambios, a veces rápidos, en la tecnología de productos y procesos.

¿Por qué China no se industrializó antes?

El desarrollo económico de China entre 1500 y 1800 fue bastante similar al de Europa durante el mismo periodo. Entonces, ¿por qué Europa se industrializó y China no? Repase algunos de los factores que contribuyeron a una economía robusta en China, y luego examine por qué China y Europa emprendieron trayectorias económicas diferentes.

La agricultura y la producción del siglo XVIII

Utilizando Gran Bretaña como microcosmos de Europa Occidental, examine varios cambios clave en la relación entre la agricultura y la producción que sentaron las bases de la Revolución Industrial. Estos cambios incluyen la creciente centralización del gobierno y la mayor concentración de la mano de obra en las ciudades.

La revolución industrial: El comercio textil

Descubra lo que el floreciente comercio textil de Gran Bretaña en el siglo XVIII revela sobre por qué esta nación fue el corazón de la Revolución Industrial. Considere cómo la introducción de un nuevo producto popular generó una importante demanda en el mercado, cómo los inventores resolvieron los problemas de su época y por qué la máquina de vapor se considera, con razón, el factor decisivo que facilitó la producción industrial a gran escala.

El carbón británico, el coque y la nueva era del hierro

Durante la Revolución Industrial, Europa Occidental aprendió a fabricar productos de hierro mejor, más rápido y más barato que nunca. Viaje a la era del hierro y el acero en esta conferencia que abarca desde los nuevos procesos de fundición y el combustible de coque hasta los inventos de Henry Cort y la construcción de los primeros edificios con estructura de hierro.

La energía: De las turberas a las máquinas de vapor

El carbón no fue el único combustible utilizado durante la Revolución Industrial. En primer lugar, se presenta aquí otras fuentes de energía que se utilizaban en la época (como la turba y la energía animal). A continuación, esta parte nos introduce en la espectacular evolución de la máquina de vapor, una nueva fuente de energía que tendría un impacto irrevocable en la evolución de la economía mundial.

Una segunda revolución industrial después de 1850

¿Qué hace que la Segunda Revolución Industrial sea tan diferente de su predecesora? Descubra por qué Estados Unidos (gracias a sus estrechos lazos con Gran Bretaña) fue uno de los primeros participantes en esta segunda fase, que vio los albores del sistema americano de piezas intercambiables y un mayor vínculo entre la ciencia y la industria.

El trabajo familiar se convierte en trabajo de fábrica

La industrialización no sólo fue una fuerza útil, sino también disruptiva. De hecho, muchos estudiosos creen que llevó a la ruptura de la estructura familiar de la clase trabajadora. Investiga lo que esto significó para las familias, incluyendo la desestabilización de los salarios, la división por sexos de las ocupaciones, el empeoramiento de las condiciones de trabajo y el surgimiento de nuestras ideas modernas de conciencia de clase.

Cornelius Vanderbilt y la empresa moderna

Conozca a Cornelius Vanderbilt, el hombre que fue una verdadera pieza central de la Revolución Industrial. Aprenderá cómo este emblemático industrial amasó una gran riqueza e influencia, formó su enorme imperio ferroviario, provocó el surgimiento de la empresa moderna y de las jerarquías de gestión, y llegó a personificar la idea del individuo hecho a sí mismo.

La tecnología agrícola del siglo XIX, la reforma agraria

Desde la reforma agraria hasta las técnicas agrícolas científicas y la nueva tecnología agrícola, explore los factores que transformaron la producción agrícola en Europa y Estados Unidos. Los temas incluyen cómo Estados Unidos se convirtió en la potencia agrícola dominante del mundo, los derechos de los campesinos derivados de la Revolución Francesa y cómo los agricultores utilizaron nuevas prácticas como los sistemas de rotación de cultivos y los fertilizantes químicos para aumentar el éxito de sus cosechas.

Aceleración: Canales, barcos de vapor, ferrocarriles

Ferrocarriles, barcos de vapor, telégrafos, teléfonos... cada una de estas innovaciones del siglo XIX contribuyó a crear el mundo globalizado e interconectado que habitamos actualmente en el siglo XXI. Siga la trayectoria de la historia del transporte y la comunicación modernos (con su énfasis en la velocidad) en relación con la historia de la economía.

Historia Económica del Siglo XX

Urbanización y emigración en Europa

En 1910, la población de Europa se había triplicado, y esta población en expansión proporcionaba a los fabricantes una base creciente de consumidores a los que podían comercializar sus productos. Aquí se utiliza el París del siglo XIX como ejemplo perfecto de cómo una ciudad maneja (y maneja mal) la rápida urbanización y la enorme afluencia de inmigrantes.

Sindicatos, huelgas y el caso Haymarket

El caso Haymarket de Chicago ilustra perfectamente las tensiones sociales que generó la industrialización y que aún no se han resuelto. En primer lugar, aprenda qué entendemos por "clase" y "conciencia de clase". Luego, explore los objetivos únicos de los sindicatos. Por último, examine la creciente politización del trabajo, incluyendo el uso de las huelgas laborales y las filosofías de Marx y Engels".

Bancos, bancos centrales y Estados modernos

Esta parte le introduce en los orígenes de la banca moderna. En primer lugar, explore las principales revoluciones bancarias que tuvieron lugar en Gran Bretaña, Bélgica y Alemania. A continuación, examine cómo se desarrollaron las compañías de seguros junto con los bancos; cómo los bancos fomentaron la industrialización; y cómo los bancos centrales desempeñaron un papel importante en la creación de un entorno económico estable al establecer normas para el intercambio internacional.

Comprender el desarrollo económico desigual

Pasemos ahora a algunos de los factores que afectaron a la industrialización de finales del siglo XIX y que, en algunos casos, provocaron un desarrollo económico desigual entre los distintos países. Aprenderá cómo esta desigualdad de poder en las relaciones económicas contribuyó a un importante resentimiento hacia los sistemas capitalistas en Occidente, ya que algunos países sentían que la industrialización había exacerbado la disparidad económica.

El argumento de Adam Smith a favor del libre comercio

¿Hasta qué punto es "libre" la idea del libre comercio? ¿Se beneficiaron todas las naciones del libre comercio? ¿Cómo se convenció a la gente de que el libre comercio era la mejor opción para la economía mundial? Descubra por qué Gran Bretaña fue uno de los primeros campeones del libre comercio y vea cómo la crisis económica de 1870 condujo a un retroceso de los ideales del libre comercio.

Los catálogos de la clase media y el consumo de masas

Bienvenido al mundo del consumo de masas, que llevó a la humanidad a la economía moderna de forma definitiva. Después de examinar qué es exactamente la "clase media", reflexionará sobre la importancia económica de los catálogos de venta por correo, la aparición de los grandes almacenes en Estados Unidos y Europa y el nacimiento de la publicidad moderna.

El imperialismo: Apropiación de tierras y juegos morales

A finales del siglo XIX, Europa y Estados Unidos establecieron el control sobre gran parte de Asia, África y Oriente Medio. Examine los tratados internacionales que decidieron el destino de las naciones y las civilizaciones, las Guerras del Opio, las teorías del darwinismo social y cómo la competencia nacionalista entre los países industrializados llegó a dominar la forma en que Occidente interactuaba con el mundo no industrializado.

La Primera Guerra Mundial: Las potencias industriales chocan

La Primera Guerra Mundial fue una catástrofe global que tuvo un importante efecto en la economía mundial. En primer lugar, analice cómo la guerra puso fin a las políticas de libre comercio y permitió a los gobiernos asumir un control más directo de los asuntos económicos. A continuación, analice el mundo económico de la posguerra: un periodo de declive lleno de caída de la producción, pérdida de población, enormes deudas y vuelta al proteccionismo.

El experimento marxista-leninista de Rusia

Esta parte explica la ideología socialista de Karl Marx y Friedrich Engels, que se convirtió en la variedad de socialismo ampliamente aceptada a principios del siglo XX. Aprenderá las etapas de desarrollo de Marx; cómo Lenin condujo a Rusia por el camino del comunismo de guerra; y cómo Stalin rechazó el camino económico trazado para Rusia en favor de algo mucho peor.

El problema del patrón oro

Después de la Primera Guerra Mundial, el mundo industrializado se volcó en la vuelta al patrón oro. Adéntrese en la estabilización del sistema monetario internacional y examine los pros y los contras del patrón oro. Vea por qué algunos países industrializados no lograron recuperarse de la guerra, profundice en la deflación estructural de la economía mundial y considere el papel desempeñado por el aislacionismo estadounidense.

Aranceles, cárteles y John Maynard Keynes

Conozca cómo John Maynard Keynes, fundador de la macroeconomía, echó por tierra el pensamiento económico predominante del siglo XIX y principios del XX. ¿Qué hizo que los gobiernos fueran la mejor fuente para moderar las oscilaciones de los resultados económicos? ¿Qué no tuvieron en cuenta los responsables de la política económica en los años que precedieron a la Gran Depresión? ¿Cómo funcionaron los aranceles y los cárteles para eliminar gran parte del libre comercio?

El expansionismo japonés: El incidente de Manchuria

En primer lugar, aprenda por qué la dominación japonesa de Manchuria (en preparación para una eventual guerra más amplia con el Occidente capitalista) hizo poco para resolver los problemas económicos de Japón después de la Gran Depresión. A continuación, eche un vistazo comparativo a los motivos económicos del Japón imperialista y de la Alemania nazi, que adoptaron algunas políticas económicas keynesianas para salir de sus respectivas depresiones económicas.

La ayuda estadounidense y el milagro económico de la posguerra

El Plan Marshall (también conocido como Plan Europeo de Recuperación Económica) fue un paso importante para devolver al mundo las políticas de libre comercio del periodo anterior a la Primera Guerra Mundial. ¿Quién fue el artífice del milagro económico europeo de posguerra? ¿Cómo se desarrollaron estos grandes planes para las naciones que habían sido golpeadas por los costes de la guerra?

El colonialismo y el movimiento independentista

Desde Ghana hasta Argelia e Indonesia, muchas colonias europeas cayeron bajo la influencia de las teorías marxistas de autodeterminación. El resultado fue una nueva generación de líderes nativos que admiraron o vilipendiaron el movimiento capitalista occidental. Adéntrate en la batalla económica posterior a la Segunda Guerra Mundial entre los sistemas económicos comunista y capitalista en los nuevos territorios coloniales en disputa.

Japón, el transistor y los tigres de Asia

La economía japonesa (junto con la de Taiwán, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur) tardó sólo 10 años después de la Segunda Guerra Mundial en resurgir con más fuerza que nunca. Descubra las raíces de esta resurrección económica, incluidos los intercambios tecnológicos, la expansión del comercio mundial, el aumento del nivel de vida y la humilde radio de transistores. Se explica el modelo japonés de capitalismo dirigido por el gobierno e impulsado por las exportaciones. Influyó profundamente en el desarrollo coreano y chino (después de Deng Xiao-ping). También se examina la dependencia de Taiwán de las pequeñas y medianas empresas.

El Estado del Bienestar: De Bismarck a Obama

Aterrice en la historia económica el feroz debate actual sobre los programas de bienestar social. Aquí explorará los orígenes de la asistencia social patrocinada por el Estado, el importante papel desempeñado por el economista y reformador social británico William Beveridge, la génesis del estado de bienestar durante la Gran Depresión, la carrera por el bienestar entre capitalistas y socialistas durante la Guerra Fría y los riesgos básicos que cubren los programas de bienestar.

Las principales cuestiones culturales desde el siglo XIX que afectan a la economía

Se examina la explicación de Max Weber sobre la "ética protestante".

¿El fin del excepcionalismo estadounidense?

La edad de oro del capitalismo estadounidense fue, sin duda, los años cincuenta y sesenta. Se traza el desarrollo del excepcionalismo económico estadounidense (ayudado por la industria automovilística de Estados Unidos). También examina cómo el excepcionalismo estadounidense fue moldeado por la Guerra Fría, y considera si llegó o no a su fin en la década de 1970.

Oriente Medio: De peón a agente de poder

Gracias a un cambio global en el consumo de combustible, el petróleo ha sido un arma en las disputas geopolíticas durante bastante tiempo. En esta conferencia, descubra cómo la economía global llegó a este punto y cómo los países en desarrollo de Oriente Medio empezaron a desempeñar un papel central en los asuntos económicos mundiales en el último cuarto del siglo XX.

Alemania, la Unión Europea y el euro

En primer lugar, investigue los inicios de la Unión Europea en los inciertos días posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Descubra por qué las organizaciones supranacionales resultan atractivas para los posibles Estados miembros y sea testigo del desarrollo de una de las primeras organizaciones supranacionales: la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Por último, siga los acontecimientos económicos que condujeron a la formación de la Unión Europea en 1993 y a su moneda común: el euro.

Libre comercio: bloques globales frente a regionales

Retroceda en el tiempo para examinar la economía política del comercio exterior (las relaciones entre los mercados y el Estado). Examine algunas de las diversas formas que puede adoptar el comercio internacional, como el unilateralismo y el multilateralismo, y estudie algunas de las organizaciones comerciales más importantes e influyentes (e incluso controvertidas) del mundo moderno, como la Liga Árabe y el TLCAN. También se examinan las economías redistributivas.

Gorbachov, Yeltsin y el declive soviético

En última instancia, el sistema comunista de la Unión Soviética (a pesar de los esfuerzos de líderes como Gorbachov y Yeltsin) fue incapaz de ofrecer una alternativa viable a la economía de mercado, y se derrumbó en 1989 y 1990. Siga la historia del fin del régimen comunista, desde las reformas fallidas y la acción populista hasta la escasez de bienes de consumo y la ausencia de una vida política abierta.

La mitad del mundo se queda atrás en la pobreza

¿Por qué algunas partes del mundo se han quedado atrás en términos de desarrollo económico? ¿Debemos leer las historias económicas de Nigeria y Bangladesh como historias de éxito o como cuentos de advertencia? ¿Cuáles son los diferentes tipos de ayuda exterior que existen, y cuál es la mejor manera de combatir problemas como el hambre y la falta de vivienda?

Asia Moderna. China e India: Dos caminos hacia los extremos de la riqueza

Haga un viaje a las nuevas fronteras de la economía mundial. Aprenderás cómo la India, mediante la promoción de su riqueza en capital humano, y China, mediante la promoción de la inversión extranjera, se han convertido en dos de las grandes potencias económicas del mundo. También estudiará la influencia ejercida por figuras políticas, como Gandhi, Mao Zedong y Deng Xiaoping.

La economía de la información: Del telégrafo a la tecnología

También aprenderá cómo nuestra creciente economía de la información está transformando la forma en que el mundo hace negocios. Aqui. retrocedemos más de 500 años para revelar la evolución desde un mundo en el que la información era lenta (y a menudo desfasada cuando se recibía) hasta el siglo XXI, en el que la información está disponible al instante y a un coste bastante bajo.

El apalancamiento con la globalización a cuestas

Descubra cómo la crisis financiera asiática de 1997, la Gran Recesión de 2008, la crisis de la deuda griega de 2009 y la pandemia de 2020 ponen de manifiesto, a su manera, la naturaleza interconectada de la nueva economía mundial actual. Como aprenderá en esta parte, los dos cambios económicos a los que nos enfrentamos ahora incluyen una nueva fase de globalización y la reorientación del capitalismo hacia el crecimiento impulsado por la deuda.

El futuro y las recientes controversias

¿Los acuerdos comerciales perjudican a unos sectores más que a otros? ¿Qué pasa con las desigualdades de riqueza y renta? ¿Es siempre malo el proteccionismo?

Recursos

Véase También

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