Este texto se ocupa de los tipos de nacionalidad. Las categorías de nacionalidad también cambian con la evolución histórica y política. Por ejemplo, con la formación y consolidación de la Unión Europea, muchos ciudadanos de países europeos han empezado a identificarse como “europeos” además de holandeses, italianos, etc. Basándose en la encuesta del Eurobarómetro, Lutz et al. (Science, 2006) informaron de que el 58% de los europeos mayores de 18 años declaraban tener algún grado de “identidad múltiple” (en realidad, una doble identidad), frente al 42% que se identificaba sólo por su nacionalidad. Los porcentajes eran más altos en Luxemburgo, Italia y Francia (a pesar del rechazo francés a la propuesta de constitución europea en 2006), y más bajos en Suecia, Finlandia y el Reino Unido (que mantiene su moneda nacional en lugar de adoptar el euro). Tal vez no resulte sorprendente que los encuestados más jóvenes sean más propensos a declarar una identidad nacional múltiple que los de mayor edad. A finales del siglo XIX, cuando el nacionalismo centroeuropeo empezaba a crecer, Stefan había decidido convertirse en rey de una Polonia unida. Polonia ni siquiera era un país independiente en aquella época, ya que estaba dividida entre Rusia, Prusia y Austria-Hungría. Pero en Polonia había un movimiento nacionalista en auge, y el archiduque Stefan podía ver su futuro como nación independiente. En su opinión, toda nación necesita un rey, y Stefan decidió que él lo sería. Para ello, aprendió polaco, compró una finca en Polonia y casó a sus hijas con la nobleza polaca, aunque nunca trasladó a su familia a Polonia. En cualquier caso, Polonia derrocó con éxito el dominio austrohúngaro y ruso y se convirtió en una república, con lo que se desvaneció la idea de que Stefan o cualquier otro se convirtiera en rey.