Antes de 1933, el führer temía la amenaza del regionalismo, especialmente la posible separación de Baviera del estado alemán, tanto como se preocupaba por el comunismo. Con el tiempo, sus temores y prioridades cambiaron. La motivación de Adolf Hitler al declarar la guerra a los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1942, podría parecer incomprensible, ya que su actitud hacia Estados Unidos no siempre se discute en los estudios de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, una parte de la literatura argumenta que la obsesión de Hitler con América como una gran amenaza para Alemania fue una de las partes más consistentes de su ideología. De hecho, se afirma que la actitud negativa de Hitler hacia Occidente y el capitalismo, más que su temor a la “amenaza” judeo-bolchevique, son fundamentales para comprender los objetivos políticos del Tercer Reich. Hitler rutinariamente condenó la migración de “sangre germánica” a los Estados Unidos y lo que sintió fue el debilitamiento de la base demográfica del Reich. Esta obsesión estaba vinculada a su comprensión del control del capitalismo internacional (centrado en Nueva York), por lo que su decisión de declarar la guerra a América fue parte de un patrón discernible.
Otra parte de la literatura sugiere que mientras que los rasgos de personalidad específicos de Adolf Hitler, tales como un desarrollo emocional atrofiado que le impedía sentir empatía, estaban presentes antes de la Primera Guerra Mundial, su virulento antisemitismo y su grandioso sentido del destino eran el resultado de las circunstancias de la Alemania posterior a 1918. Los estudios previos del estado nazi se han centrado en el caos administrativo y en una base cada vez más radicalizada que deseaba satisfacer al líder. Aunque la mayoría de la literatura está de acuerdo en que Hitler era un administrador inepto, otros argumentan de manera convincente que la agitación administrativa era una función, no un fallo, del sistema, lo que permitía a Hitler actuar como árbitro de los conflictos políticos e insertarse con fuerza en las decisiones políticas. Así, en el análisis final, la Alemania nazi y todas sus políticas eran sólo de Hitler.
Esta entrada examina una figura cuyas acciones siguen teniendo un profundo y duradero impacto en la historia del mundo.