Mientras el proceso diplomático sobre el futuro del Sáhara Occidental siga soportando los dos obstáculos de un marco administrado por la ONU y una resolución de la ONU sobre la base de una noción estricta de autodeterminación, la idoneidad del sistema de la ONU como única disputa El árbitro seguirá siendo cuestionado. Al eliminar los obstáculos institucionales y burocráticos para avanzar en la solución de la disputa del Sáhara Occidental, obstáculos que el actual marco de la ONU ha hecho mucho para perpetuar, las partes se verían obligadas a pensar en soluciones creativas a problemas de décadas de antigüedad. Si eso sucediera, sacarían de la ecuación un incentivo importante para la posición política y diplomática que hasta ahora se ha estancado en un progreso significativo.