El estudio de Paul Slack sobre la mendicidad en la Inglaterra del siglo XVII considera si los “vagabundos” y los “vagabundos” -que describe acertadamente como “términos emotivos y elásticos”- eran vendedores ambulantes o juglares, los arquetípicos “mendigos profesionales aptos del submundo criminal” o ‘simplemente trabajadores migrantes no cualificados y mendigos’? Diferenciar entre la mendicidad y el empleo ocasional resultaba regularmente difícil, como se refleja en la cita anterior del Poor Inquiry de mediados de 1830. En algunos casos, la mendicidad se llevaba a cabo sin recurrir a otras estrategias de supervivencia, mientras que quizás en la mayoría de los casos la búsqueda de limosna era una práctica a la que los individuos recurrían ocasionalmente y de acuerdo con sus fluctuantes circunstancias económicas. Los términos “mendigo” y “mendicante”, así como sus derivados “mendicidad” y “mendicidad”, se utilizaban indistintamente en el periodo anterior a la hambruna para referirse a los individuos que se dedicaban a solicitar limosna. Se hablaba de las personas empobrecidas como si estuvieran ‘en la miseria’, ‘en el desamparo’ y, en casos más extremos, ‘viviendo en la indigencia’. Estas personas pobres disponían de numerosas opciones de supervivencia, una de las cuales era la mendicidad, y en el caso de los distintos individuos, hogares y familias, el recurso a esta estrategia variaba desde la mendicidad regular hasta los raros casos. Por otra parte, una persona o una familia podía considerarse pobre y vivir en la indigencia pero no dedicarse a la mendicidad. Un ámbito en el que surge esta distinción es en el lenguaje de la caridad, que defendía el sufrimiento silencioso de los pobres “honestos” y “merecedores” (los “pobres vergonzosos”), en marcado contraste con los ociosos “no merecedores”.