Los argumentos a partir de la analogía suelen sostener que porque dos elementos son iguales en un aspecto, son iguales en otro. El análogo básico se compara con el análogo inferido; como tienen la similitud básica en común, se concluye que el análogo inferido también tiene la similitud inferida. La condición de evidencia total tiene dos partes. En primer lugar, la similitud básica debe ser relevante, es decir, debe contar para la presencia de la similitud inferida. En segundo lugar, no debe haber ninguna disimilitud que sea relevante, es decir, cualquier disimilitud entre los dos análogos no debe hacer que el análogo básico sea un mejor candidato para la propiedad inferida. El argumento es lógicamente más débil en la medida en que falla en cualquiera de estas dos áreas. Su única fuerza lógica positiva proviene del argumento de fondo que establece que la similitud inferida se desprende de la similitud básica; por tanto, cualquier éxito lógico que tengan los argumentos analógicos se toma prestado. Esto hace que sea especialmente importante prestar mucha atención a la primera parte de la condición de evidencia total. Por otra parte, los argumentos analógicos desempeñan un importante papel psicológico a la hora de sugerir líneas de razonamiento, por lo que deben cultivarse con ese fin.