La acción humanitaria incluye la protección de los civiles y de los que ya no participan en las hostilidades, y el suministro de alimentos, agua y saneamiento, refugio, servicios de salud y otros artículos de primera necesidad. En términos generales, el acto de proporcionar asistencia material a las personas necesitadas ha existido a lo largo de la historia de la humanidad, a menudo en forma de alimentos o ayuda material proporcionada durante la hambruna, la sequía o el desastre natural. Los patrones de enfermedad pasan a ser más o menos los mismos que los de cualquier población no refugiada, aunque los refugiados siguen teniendo un riesgo sanitario alto y superior al de las poblaciones estables, y otras enfermedades, como los problemas de salud reproductiva, el VIH/SIDA, la tuberculosis y los problemas mentales, pueden suponer una morbilidad/mortalidad importante. Siguen produciéndose epidemias de enfermedades infecciosas. Por lo general, persisten los niveles de malnutrición, ya que las poblaciones de refugiados siguen dependiendo de las distribuciones de alimentos, y a menudo continúan las insuficiencias en las raciones alimentarias.