La costumbre de utilizar prácticas para disfrazar ingresos provenientes de actividades ilegales viene desde lejos. En un sentido fácil y legalista, la solución perfecta y completa para el blanqueo de dinero está fácilmente disponible para todos los gobiernos: legalizarla. O mejor dicho, volver al pasado no muy lejano cuando ningún estado había penalizado la práctica del blanqueo de dinero. Después de todo, para que se cometa un delito, los Estados deben haberse tomado la molestia de especificar que ciertas conductas constituyen un delito en primer lugar.
Dado que el blanqueo de dinero es un delito derivado, dependiendo del producto de otro delito, este punto es menos trivial de lo que podría parecer a primera vista. En este sentido jurídico, la historia del blanqueo de dinero es bastante corta porque se instituyó por primera vez como delito a mediados del decenio de 1980. Pero la historia del blanqueo de dinero es mucho más larga si el término se refiere a una práctica o tipo de comportamiento: el proceso de ocultar la procedencia ilícita del dinero derivado del delito. Este capítulo se centra en la historia jurídica del blanqueo de dinero y las políticas utilizadas para contrarrestarlo tal como han surgido en las últimas décadas. El primer objetivo es presentar una breve reseña de las principales características de la práctica contemporánea del blanqueo de dinero, aunque a pesar de toda la atención política y el dinero prodigado en este tema hay lagunas sorprendentemente grandes en nuestro conocimiento. El segundo objetivo es esbozar los orígenes y las principales características de las políticas diseñadas para contrarrestar el blanqueo de dinero, que se han exportado en forma notablemente similar en todo el mundo.