Hay muchas plagas y enfermedades que pueden dañar gravemente los cultivos y las plantas. La legislación fitosanitaria controla la importación y el movimiento de determinadas plantas, semillas y materia orgánica -como la tierra- y ciertos productos vegetales, como frutas, patatas, hortalizas, flores cortadas, follaje y grano. Los controles son diferentes según las especies -y si están o no clasificadas como organismos de cuarentena-, pero pueden incluir la necesidad de clasificación, un certificado fitosanitario, un pasaporte fitosanitario y/o requisitos de inspección. A pesar de que la ingeniería genética de plantas y cultivos está regulada cuidadosamente, existen riesgos conocidos y desconocidos relacionados con esta técnica. Por ejemplo, los cultivos modificados genéticamente con fines farmacéuticos podrían cruzarse accidentalmente con cultivos alimentarios estándar, lo que daría la oportunidad de que sustancias químicas no deseadas entraran en el medio ambiente y, en última instancia, en la cadena alimentaria de muchos organismos, incluidos los humanos.