Tras señalar los principales hitos de la historia de los países BRICS, se describe cómo BRICS, como proyecto diplomático y como institución internacional, es diferente de los grupos del pasado. El catalizador del nuevo tipo de compromiso de los miembros del BRICS -principalmente a través de las cumbres del G y el proceso de divulgación- fue el creciente peso económico y político de los países del BRICS, junto con el aparente declive de los Estados Unidos y los países europeos tras la crisis financiera mundial (o global) de 2008. Esto suscitó dudas sobre la idoneidad de las normas y estructuras de gobernanza existentes. Para que el sistema mundial (o global) funcione, es necesario que se otorgue a los BRICS un papel más importante en los órganos centrales de adopción de decisiones.
El BRICS, en su esencia, es un proyecto centrado en el estado. Se hace hincapié en la afirmación -y la concesión- de un mayor grado de reconocimiento dentro del sistema global. Las motivaciones combinan los elementos simbólicos, como las aspiraciones de un estatus mejorado, y los instrumentales, con respecto a la obtención de una mayor influencia política en los asuntos mundiales. BRICS es un reconocimiento de los Estados, no de las sociedades, y esto explica, o ayuda a comprender, cómo se están debatiendo las cuestiones sociales en las cumbres de BRICS, pero a pesar de la formación de grupos de reflexión y sindicatos, persisten claras tensiones entre la cooperación oficial de BRICS a nivel gubernamental y los actores no estatales.