Teoría de la Agencia en Filosofía Política

Aunque no hay un contrato literal entre el gobernante y los gobernados, las actividades de apoyo a la convención del pueblo establecen lo que puede llamarse una relación de “agencia” entre ellos y el gobernante. Esta relación, que según Locke prevalece entre el gobernante y el pueblo, es una relación en la que el gobernante actúa como agente del pueblo, contratado por éste para realizar ciertas tareas y capaz de ser despedido por él si considera que realiza esas tareas de forma incorrecta. Aunque esta relación no es literalmente contractual ni en su naturaleza ni en su origen, es lo suficientemente similar a las relaciones de agencia reales iniciadas por contratos como para que se pueda perdonar cualquier conversación metafórica sobre un “contrato social” entre gobernantes y gobernados. Para ver esta relación de agencia, consideremos la forma en que la revolución es posible y justificable en el modelo de convención. Al igual que la creación de un Estado requiere la resolución de ciertos problemas de coordinación potencialmente conflictivos, lo mismo ocurre con su cambio. El análisis de las razones que tiene una persona para aceptar o rechazar una convención de gobierno muestra la relación de agencia implícita entre el gobernante y el pueblo en el modelo de convención. En un sentido bastante literal, el gobernante es “contratado” en virtud de esta convención, y si el pueblo decide no mantener esa convención, entonces será “despedido” y se “contratará” a un nuevo gobernante mediante una nueva convención o convenio.

Estados de Bienestar en el Mundo

Este texto se ocupa de los estados de bienestar en el mundo.

Estado del Bienestar

A través de la reestructuración política, el Estado del bienestar ha logrado mantenerse con éxito como orden social. Y mientras que algunas de las herramientas y políticas de reestructuración muestran similitudes y convergencias, por ejemplo, al centrarse en el lado de la oferta de la economía, la agencia política en cada estado de bienestar es marcadamente diferente y la política del lado de la oferta se aplica de diversas maneras. En contra de la mayoría de las expectativas, las economías pequeñas han mostrado una notable resistencia frente a las crisis económicas y los efectos de la globalización, y las economías más grandes no han renunciado al bienestar social, sino que han adaptado sus modelos de redistribución a los cambios económicos mundiales.
Ciertamente, los cambios económicos globales tienen un impacto en el Estado del bienestar, y los cambios inducidos reflejan nuevas necesidades. La estrategia económica general de algunos países cambió, dando lugar a la introducción de nuevas industrias o al apoyo de nuevas tecnologías, mientras que las formas más antiguas de industria se cerraron. Estos cambios estructurales van de la mano de una nueva atención a las exigencias del mercado laboral en general y a la educación adecuada fomentada por el Estado del bienestar en particular.

Estado de Bienestar en Norteamérica

Geografía social

Este texto se ocupa de los estados de bienestar en Norteamérica. El problema central de México, en esta cuestión, es la pobreza. El desarrollo económico es esencial para el bienestar. Produce bienes materiales. Promueve la integración y la interdependencia, y amplía los derechos de las personas. Tiene efectos claramente beneficiosos sobre el bienestar social. Mientras que el gasto, la financiación y la prestación sanitarios pueden evaluarse a partir de datos cuantitativos, el análisis de la regulación y la gobernanza requiere una combinación de datos y métodos cualitativos y cuantitativos. Véase más acerca del Estado del Bienestar, su situación en Europa, su crisis, sus modelos, su origen histórico, y sus consecuencias políticas.

Crisis del Estado de Bienestar

Globalización y Estado de Bienestar en economía En inglés: Globalization and the Welfare State in economics. Véase también acerca de un concepto similar a Crisis del Estado de Bienestar en economía. Introducción a: Globalización y Estado de Bienestaren este contexto La mayoría de las […]

Modelos del Estado del Bienestar

Es bien sabido que la salud de la población en el mundo desarrollado varía dentro de los países y entre ellos. Más recientemente, se ha sugerido que estas diferencias internacionales pueden ser, en parte, el resultado de diferentes tipos de disposiciones del Estado de bienestar (regímenes de Estado de bienestar).

Consecuencias Políticas del Estado de Bienestar

Este texto se ocupa de las consecuencias políticas del Estado de bienestar y la globalización política. El Estado competidor difiere del Estado de bienestar en el sentido de que promueve una “mayor mercantilización” mediante la liberalización de los movimientos transfronterizos, la recomposición del trabajo y la privatización de los servicios públicos. Mientras que el Estado de bienestar domesticaba el capitalismo, el Estado competidor compite con el capital. Se examinan los mecanismos causales que supuestamente impulsan el auge de la tesis del Estado competidor, antes de destacar sus problemas centrándose en tres propuestas: el determinismo estructural, la convergencia y la desaparición del Estado de bienestar. Las limitaciones interactúan en condiciones de recesión para restringir la capacidad del capital privado de desempeñar su función de oferta o productiva. Así pues, el reto para los actores estatales de hoy en día, visto a través del discurso contemporáneo de la globalización, es afrontar las limitaciones percibidas del Estado, principalmente para intentar combinar una medida significativa de austeridad con la retención de una red mínima de bienestar para mantener un consenso suficiente, al tiempo que se promueve la reforma estructural a nivel mesoeconómico y microeconómico para mejorar la competitividad internacional. En el mundo industrial, en general, se han producido cambios importantes en la política gubernamental, cambios que tienen graves consecuencias para el modelo de Estado del bienestar, especialmente un cambio en el enfoque de la política económica, que ha pasado de la gestión de la demanda macroeconómica a políticas mesoeconómicas y microeconómicas más específicas.

Utilitarismo

El utilitarismo es una teoría ética y filosófica que afirma que la mejor acción es la que maximiza la utilidad, que generalmente se define como la que produce el mayor bienestar del mayor número de personas y, en algunos casos, de los animales sensibles. Jeremy Bentham, el fundador del utilitarismo, describió la utilidad como la suma de todo el placer que resulta de una acción, menos el sufrimiento de cualquier persona involucrada en la acción. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). El utilitarismo es una versión del consecuencialismo, que establece que las consecuencias de cualquier acción son el único estándar de lo correcto y lo incorrecto. A diferencia de otras formas de consecuencialismo, como el egoísmo y el altruismo, el utilitarismo considera los intereses de todos los seres por igual.

Los defensores del utilitarismo han estado en desacuerdo en varios puntos, por ejemplo, si las acciones deben elegirse en función de sus resultados probables (actuar como utilitarismo) o si los agentes deben ajustarse a las reglas que maximizan la utilidad (gobernar el utilitarismo). También existe desacuerdo sobre si se debe maximizar la utilidad total (utilitarismo total), promedio (utilitarismo promedio) o mínimo [1].

Aunque las semillas de la teoría se pueden encontrar en los hedonistas Aristipo y Epicuro, quienes vieron la felicidad como el único bien, la tradición del utilitarismo comenzó correctamente con Bentham, e incluyó a John Stuart Mill, Henry Sidgwick, RM Hare, David Braybrooke y Peter Singer.

Estado de Bienestar ante la Globalización

Globalización y Estado de Bienestar en economía En inglés: Globalization and the Welfare State in economics. Véase también acerca de un concepto similar a Estado de Bienestar ante la globalización en economía. Introducción a: Globalización y Estado de Bienestaren este contexto La mayoría de […]

Contrato Social

El contrato social, uno de los principales tratados políticos escritos por el pensador francés Jean-Jacques Rousseau. Publicada en 1762 en París bajo el título original de Du contrat social ou Principes du droit politique (Del contrato social o Principios de derecho político), en esta obra Rousseau expuso su forma de entender el necesario proceso creador de la convivencia social, basada en los principios de la democracia.[rtbs name=”democracia”] ésta queda establecida por medio de un convenio originario (el contrato social), alejado tanto de la fuerza como de la autoridad divina, que dará lugar a la unión del pueblo en torno a un verdadero cuerpo político: el Estado. Dicho pacto ha de ser adoptado libremente por todos y cada uno de los miembros de dicho cuerpo, de forma que cada individuo renuncie a su propia independencia inicial, con lo que vence a la inherente desigualdad natural para obtener así la auténtica igualdad ética y jurídica. El pueblo constituido en cuerpo político actúa de forma soberana por medio de la voluntad general, creadora a su vez de las leyes, que tienden a la consecución del bien común. El necesario poder ejecutivo (gobierno) estará supeditado a la ley emanada de la voluntad general.

Enrique Ahrens, se refiere al Contrato Social en su análisis sobre el concepto y origen del Estado en su Enciclopedia Jurídica y en su Filosofía del Derecho, señalando que jamás el contrato de sociedad alcanza a formar la personalidad (del cuerpo político).

Estado del Bienestar en Europa

El estado de bienestar en Europa constituye un gran logro. Sin él, una economía pujante, una sociedad habitable y confiada y un estado eficiente resultan inconcebibles. Sin embargo, al mismo tiempo el estado de bienestar se encuentra acorralado por numerosos retos demográficos, económicos, financieros y políticos. En esta entrada se analizan importantes diferencias entre distintos estados de bienestar y la inmensa tarea a la que se enfrentan para encontrar nuevas formas de garantizar la protección social a la vez que promueven el crecimiento económico sostenible. Por un lado, el estado del bienestar no ha sido objeto de ningún ataque significativo en el periodo inmediatamente posterior a la crisis financiera. Por otro, se han aplicado recortes del gasto cada vez más drásticos que parecen socavar la senda de inversión social en la que estos estados habían decidido adentrarse. Durante los últimos veinte años, aproximadamente, los estados del bienestar se han adaptado continuamente a las nuevas demandas económicas y sociales, y los gobiernos han llevado a cabo (aunque con variaciones considerables) políticas sociales innovadoras y aparentemente adecuadas, como la de inversión social.

Puntualización

Sin embargo, cuando la tensión aumenta, especialmente como consecuencia de los elevados déficits presupuestarios y de las fuertes presiones de los mercados financieros, no está claro que sea posible proteger los programas sociales fundamentales a través de reformas, ya que estos pueden convertirse en víctimas de las batallas distributivas pendientes o de nuevos cambios de orientación de las políticas. Los estados del bienestar han mostrado una flexibilidad notoria y una elevada capacidad de ajuste a los constantes cambios del entorno. Sus principales acuerdos sociales siguen gozando de gran popularidad, por lo que cualquier intento de cambio radical sigue enfrentándose a una fuerte resistencia de la población. No obstante, los graves problemas presupuestarios, las respuestas impredecibles pero amenazantes de los mercados financieros y las consecuencias de la crisis financiera en la economía real no solo urgen a adoptar nuevas reformas, sino que posiblemente estén socavando la capacidad política para aplicar dichas reformas, que son necesarias para garantizar la continuidad de la protección frente a los riesgos sociales que hasta el momento venía ofreciendo el estado del bienestar a los ciudadanos.

Consentimiento en Filosofía Política

El consentimiento (popular, o de los gobernados) es, para algunos, incompatible con la actividad revolucionaria, pero puede ser coherente con la desobediencia civil. Alguien como Martin Luther King Jr., incluso cuando desobedeció abiertamente ciertas leyes, se concibió a sí mismo como comprometido con la sociedad política a la que desafiaba; de hecho, desafió algunas de esas leyes porque decía estar comprometido con su país. La estrategia del ciudadano leal pero desobediente consiste en expresar su compromiso con la autoridad de los legisladores incluso rechazando lo que considera que son las leyes inmorales concretas que han legislado.En general, la desobediencia civil demuestra que el consentimiento de la convención es un fenómeno complicado, cuya concesión no puede equipararse a la mera obediencia a la ley. Incluso si el consentimiento es responsable de la creación y el mantenimiento de la autoridad política, es importante señalar que dicho consentimiento puede no expresar la aprobación de una persona a su régimen. Para dar cabida a la noción de aprobación, necesitamos una idea más sustanciosa de consentimiento que exprese no sólo la aquiescencia de un régimen político, sino también su aprobación y apoyo explícitos. Un régimen que recibe el consentimiento de aprobación obtiene de sus súbditos no sólo la actividad que lo mantiene, sino también la actividad que transmite su respaldo y aprobación. Un régimen que cuenta con el consentimiento de la mayoría de sus ciudadanos hará algo más que sobrevivir: El considerable apoyo de sus súbditos lo hará vibrante y duradero, capaz de soportar ataques desde fuera y desde dentro. Más allá de un tipo de actitud hacia el Estado, el consentimiento de aprobación es una decisión de apoyarlo debido a la determinación de que es algo bueno que apoyar. Al dar esta forma de consentimiento, el sujeto transmite su respeto por el Estado, su lealtad a él, su identificación con él y su confianza en él. Es muy probable que un Estado no pueda recibir ese consentimiento de respaldo de sus súbditos a menos que sea razonablemente eficaz o justo.

Igualitarismo Político

Este texto se ocupa del igualitarismo político. Hay dos respuestas destacadas en las teorías igualitarias modernas: igualdad de bienestar e igualdad de recursos. El igualitarismo del bienestar es popular entre aquellos que se sienten atraídos por la visión del utilitarismo de que el bienestar humano es, en última instancia, la característica moralmente más importante de una comunidad a la que el Estado debe prestar atención, pero que quieren trazar un camino para que el Estado persiga el bienestar no de una manera “agregada”, sino de una manera más sensible a las particularidades de los individuos. Sin embargo, esta forma de formular una visión igualitaria plantea algunos problemas graves. Muchos igualitaristas hayan seguido a Ronald Dworkin en la defensa del “igualitarismo de los recursos”, que haría que el Estado igualara los recursos (tal vez definidos según algo parecido a los bienes primarios de Rawls), no el bienestar. Pero Dworkin argumenta que es interesantemente difícil distribuir los recursos “equitativamente” de una manera que sea genuinamente justa. No es tan sencillo como dar la misma cantidad de recursos a cada persona y utilizar el Estado para supervisar las transferencias para garantizar que sigan siendo las mismas. En cambio, lo que Dworkin quiere defender es una forma de distribuir los recursos que, aunque no dé lugar a que todo el mundo tenga exactamente la misma cantidad, deje a cada persona satisfecha con su suerte y sea capaz de asumir la responsabilidad de cómo satisfacer sus gustos y asegurar su bienestar. Para aclarar su concepción de la igualdad, Dworkin propone un experimento mental similar al enfoque contractualista para definir la justicia.

Utilitarismo en la Filosofía Política

La teoría del utilitarismo fue esbozada por el filósofo inglés Jeremy Bentham (1748-1832), que pretendía proporcionar una teoría política para que el Parlamento británico y otros gobiernos la utilizaran en la construcción de una legislación sólida y racional. Bentham estaba descontento con (lo que él consideraba) el carácter sin rumbo y “no científico” del proceso legislativo de su época y criticaba la idea de que una legislación significativa y genuinamente reformadora pudiera basarse en la idea tradicional (y en su opinión oscura) de los “derechos”. (En una ocasión comentó: “Los derechos naturales son un simple disparate: los derechos naturales e imprescriptibles, un disparate retórico, un disparate sobre zancos”). El principio de utilidad de Bentham, ya sea en su forma clásica o media, ha sido persistentemente atractivo para generaciones de políticos, legisladores y teóricos desde que lo promulgó. No sólo es sencillo y aparentemente “científico” en el sentido de que se le puede dar una formulación matemática (complaciendo así a los científicos sociales que desean tener fundamentos claros y rigurosos para la formulación de políticas), sino que también se ocupa centralmente de lo que muchos consideran el núcleo de la moralidad, a saber, el bienestar humano. También ha sido muy atractivo para los defensores del Estado del bienestar moderno, a quienes les gusta la idea de un gobierno activo en la ingeniería de las instituciones sociales utilizando un principio de razonamiento riguroso que se ocupa de lo que (al menos se puede decir) más importa en cuestiones de justicia, es decir, el bienestar humano. Sin embargo, el principio de utilidad ha sido fuertemente atacado, de modo que a lo largo de los años los defensores de ese principio han sentido la necesidad de modificarlo o redefinirlo para hacerlo plausible.

Teoría de la Justicia de John Rawls

Este texto se ocupa de “La Teoría de la Justicia” de John Rawls, una obra fundamental en la filosofía jurídica y en la filosofía política. En 1971 John Rawls publicó su obra “Una teoría de la justicia”, y la filosofía política no ha vuelto a ser la misma desde entonces.
Rawls no sólo sentó las bases para una reconsideración a gran escala de la naturaleza de la justicia distributiva por parte de los filósofos críticos con el utilitarismo (véase más), sino que también dio nueva vida a la disciplina de la filosofía política, que estaba en gran medida moribunda en el mundo angloamericano en la primera mitad del siglo XX. Influido por la agitación política de los años 60, la visión de Rawls del Estado justo tiene un espíritu profundamente igualitario que muchos han encontrado convincente. Rawls argumenta que las partes se encuentran en una situación de incertidumbre porque no pueden estimar la probabilidad de que sean ricos o pobres, con talento o sin él, etc. Por lo tanto, dice Rawls, tienen que elegir como si pudieran acabar siendo los miembros menos favorecidos de su sociedad, de modo que querrían aquella concepción de la justicia que les diera el mejor trato en ese escenario. Aquí se desarrolla su argumento, en especial en relación a la justicia distributiva.

Teorías del Contrato Social

Teorías del Contrato Social Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema. Primeras Teorías del Contrato Social “Para entender bien el poder político y derivarlo de su origen, debemos considerar en qué estado se encuentran naturalmente todos los hombres, es decir, … Leer más

Contrato Social de Locke

En vista de los problemas que plantea, es justo decir que, a pesar de la enorme popularidad de la teoría contractual de Locke desde la publicación de los Dos Tratados de Gobierno, su argumento del contrato social es un desarrollo insatisfactorio de la idea de que la autoridad política de un gobernante se deriva del consentimiento de las personas que están sujetas a él. ¿Podemos desarrollar mejor esa idea?

Filosofía Política de Locke

Filosofía Política de Locke Este elemento es una expansión del contenido de los cursos y guías de Lawi. Ofrece hechos, comentarios y análisis sobre este tema. El Argumento del Contrato Social de Locke Quizás muchos de nosotros respiraremos aliviados al ver que el argumento del contrato social de alienación de Hobbes fracasa (véase una larga … Leer más

Contrato Social de Hobbes

Aunque Hobbes argumenta que el pueblo debe “enajenar” su derecho a gobernarse a sí mismo al soberano, de hecho el único tipo de investidura de poder y autoridad que es posible para el pueblo tal y como él lo ha descrito (y tal y como lo conocemos) es uno que está supeditado a su determinación de que el soberano está gobernando de una manera que asegura su protección. Esto significa que, en realidad, el Leviatán tiene dos argumentos: el argumento “oficial” de la alienación y el argumento de la agencia real pero no reconocida. El argumento del contrato “real” no oficial en el Leviatán supone, y debe suponer, que cuando el pueblo crea un gobernante, lo hace de una manera que le permite rescatar su concesión de autoridad y poder si cree que el gobernante no está gobernando de una manera que promueva sus intereses de seguridad y protección. En cierto sentido, por tanto, los supuestos del argumento del contrato social de Hobbes lo comprometen con la opinión de que un “soberano absoluto” es contratado y despedido por el pueblo que gobierna. Pero si el soberano gobierna a gusto del pueblo, entonces su autoridad y su poder están en función de que éste le haya prestado el poder y la autoridad durante el tiempo que le resulte ventajoso.

Comunitarismo en Filosofía Política

Al igual que Platón, los comunitaristas creen que los seres humanos pueden alcanzar una vida buena sólo si viven dentro de una sociedad que funcione bien y que el gobierno debe ayudar a crear (aunque, como hemos señalado, los comunitaristas están, a diferencia de Platón, generalmente comprometidos con las formas democráticas de gobierno). Como su nombre indica, los comunitaristas se preocupan ante todo por la comunidad: Insisten en que cada uno de nosotros, como individuo, desarrolla una identidad, unos talentos y unos objetivos en la vida sólo en el contexto de una comunidad. La vida política, por tanto, debe comenzar con una preocupación por la comunidad (no por el individuo), ya que la comunidad es lo que determina y moldea la naturaleza de los individuos. El problema de la confianza de los liberales en la razón, dicen los comunitaristas, es que su concepción de la razón está desconectada de las tradiciones sociales, operando en el vacío (pensemos en el razonamiento de la posición original de Rawls) y, por lo tanto, desconectada de las preocupaciones reales, las suposiciones, los objetivos, las aspiraciones y los sistemas de creencias que tienen las personas reales, socialmente integradas.

Historia del Estado de Bienestar

La Gran Depresión de finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 obligó a los responsables políticos de las democracias occidentales a desarrollar nuevos sistemas administrativos y enfoques de gobierno. Los líderes de los países industrializados observaron con impotencia cómo el valor de los activos de su país se desplomaba. Mientras tanto, las industrias nacionales se derrumbaron y millones de ciudadanos se encontraron desempleados e indigentes. Esta entrada también considera las condiciones que influyeron en el surgimiento de los estados de bienestar modernos en países como Alemania, Suecia, Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña. La aplicación generalizada de los conceptos económicos keynesianos por parte de varios gobiernos de todo el mundo industrializado llevó a muchos a referirse al período comprendido entre 1945 y los años setenta como “la edad de oro del capitalismo dirigido”.

Gobernados

¿Por qué funciona un sistema político si la gente que gobierna el Estado es, en última instancia, la que le da poder y lo autoriza? Si las personas necesitan un Estado porque se inclinan a ser injustas, codiciosas, propensas a la violencia cuando se pelean con sus semejantes, y parciales en su propio caso, entonces ¿cómo puede sobrevivir cualquier Estado si esas mismas personas son las que, mediante convención, crean y mantienen los Estados que las gobiernan? Algunos autores han llamado a esto la paradoja de ser gobernado. Los radicales socialistas de principios del siglo XX tenían razón cuando se referían a los votos como “piedras de papel”. Nuestros “representantes” elegidos no nos representan en ningún sentido literal, como si estuviéramos gobernando “a través de ellos”. Esto no tiene sentido. Ellos gobiernan y nosotros no. Pero como podemos privarles fácilmente del poder -destituirles, si se quiere- a ciertos intervalos regulares, tienen (al menos teóricamente) el incentivo de gobernar de una manera que responda a nuestros intereses. Al igual que cualquier otro empleado, si quieren mantener su puesto de trabajo deben trabajar para satisfacer a su empleador.

Consentimiento de los Gobernados

Una renovada demanda de consentimiento explícito podía provocar una agitación radical; incluso si los gobernantes que instituían tales reformas estaban igualmente deseosos de forjar nuevos hábitos de deferencia y crear una nueva cultura de obediencia política por defecto. En su libro “Sobre el contrato social”, Rousseau atacó la forma británica del llamado gobierno “representativo” como un fraude y una farsa. En el mismo libro, Rousseau imaginó reuniones anuales de la ciudadanía en las que el pueblo en asamblea sometería a votación dos simples preguntas: “¿Le parece bien al soberano conservar la forma actual de gobierno?” y “¿Le parece bien al pueblo dejar la administración en manos de los actuales responsables? “. A medida que surgían las naciones, sus gobernantes necesitaban algo más que la capacidad de castigar a la gente para mantener sus países unidos. Necesitaban que sus ciudadanos sintieran lealtad hacia la nación, y también necesitaban que la gente aceptara su gobierno como legítimo. En Europa, algunos filósofos y reyes reivindicaron la idea del “derecho divino”, afirmando que, al igual que Dios había dado a los sacerdotes y predicadores autoridad sobre las iglesias, otorgaba a los reyes y otros miembros de la realeza -así como a sus descendientes- el control sobre las naciones. No es de extrañar que los descendientes de la realeza se adhirieran a esta idea. Si la gente creía que los gobernantes eran designados por Dios, sería menos probable que se rebelaran y más probable que obedecieran.

Comunitarismo

Comunitarismo en la Teoría del Derecho: Esta entrada, aparte de los aspectos políticos del término, investiga las relaciones de poder / conocimiento entre el gobierno penal contemporáneo y la teoría criminológica. Se discute el surgimiento de lo que puede llamarse comunitarismo neoliberal. En relación con el “welfarismo penal” que tiene éxito, el comunitarismo neoliberal proporciona una razón de gobierno que permite una mayor complejidad, precisamente porque consiste en un conjunto paradójico de doctrinas, discursos y técnicas. Esto implica un énfasis tanto en la ‘responsabilidad individual’ como en la ‘comunidad’, protegiendo el mercado y la comunidad mediante el endurecimiento del control social, la ley y el orden y la producción de autocontrol racional.Individuos excluyendo al ciudadano de riesgo cultural y biológico. Esta voz ilustra la incorporación de las teorías criminológicas como fundamentos de la política, y explica cómo las teorías criminológicas pueden ubicarse en el espacio discursivo del comunitarismo neoliberal. El concepto de comunitarismo se desarrolla presentando los elementos clave y los teóricos clave. Los elementos son una metodología hermenéutica, la crítica del individualismo, un concepto del bien, la idea de comunidad y las virtudes cívicas. Entre los teóricos clave, Charles Taylor, Michael Sandel y Alasdair MacIntyre responden críticamente al liberalismo en la teoría de John Rawls, enfatizando que no puede explicar las lealtades a las comunidades y la motivación para actuar moralmente. Michael Walzer relaciona valores comunes y una idea compartida de lo justo con opiniones comunes en diferentes esferas de la justicia que se dirige contra el liberalismo rawlsiano. Philip Selznick y Amitai Etzioni superan el debate liberal-comunitario al señalar que el desarrollo de valores comunes presupone el libre consentimiento de los individuos. Robert Bellah señala la importancia del compromiso cívico y la orientación de valores para una buena sociedad. Etzioni critica por un lado la negligencia del contexto social de la integridad individual en la teoría liberal. Por otro lado, insiste en la democracia interna en las comunidades como criterio de evaluación de los sistemas de valores para evitar el relativismo y los valores opresivos. La predicción final es que las ideas comunitarias jugarán un papel estable en la autorreflexión de las sociedades en proceso de modernización.

Origen del Estado de Bienestar

En 1601, Inglaterra experimentaba una grave depresión económica, con desempleo a gran escala y hambruna generalizada. La Reina Isabel proclamó un conjunto de leyes diseñadas para mantener el orden y contribuir al bien general del reino: las Leyes de los Pobres Ingleses. Estas leyes permanecieron en vigor durante más de 250 años con solo cambios menores. Esencialmente, las leyes distinguieron tres categorías principales de dependientes: el vagabundo, el desempleado involuntario y el desamparado. Las leyes también establecieron formas y medios para tratar con cada categoría de dependientes. Lo más importante es que las leyes establecieron la parroquia (es decir, el gobierno local), actuando a través de un supervisor de los pobres nombrado por los funcionarios locales, como la unidad administrativa para la ejecución de la ley.

Bienestar Social en Estados Unidos

La reforma del bienestar consiguió su empuje principal del gobierno de la ciudad y del estado. Estos niveles del sector público empezaron a sufrir graves crisis presupuestarias durante los años setenta y ochenta. Un ejemplo principal era la ciudad de Nueva York. Nueva York experimentó una crisis fiscal en 1975. La asistencia pública, entre otras cosas, fue culpada por los problemas fiscales de la ciudad, precipitando un movimiento para reformar el bienestar de la ciudad. Durante la década de 1980, otras ciudades siguieron el ejemplo de Nueva York. Al mismo tiempo, los gobiernos estatales de todo el país empezaron a pedir “exenciones” de las regulaciones federales relativas a la asistencia pública. Como resultado, muchas características de TANF, incluyendo límites de tiempo y restricciones para padres adolescentes, ya se habían implementado a nivel estatal cuando se promulgó la legislación federal de 1996.