En contraste con la presencia casi omnipresente de la sal barata en el mundo moderno, durante gran parte de la historia de la humanidad, la sal era un producto raro y valioso que se fabricaba e intercambiaba en todo tipo de sociedades, desde pequeñas comunidades igualitarias hasta estados centralizados. Aunque comúnmente se piensa que la sal es un condimento, en el pasado se utilizaba, entre otras cosas, como suplemento en la alimentación animal, para curar y conservar la carne, para curtir pieles, para fijar tintes, para fabricar jabón y como esmalte para cerámica y como medicina. La demanda de sal significaba que a menudo desempeñaba un papel importante en las relaciones de poder en el pasado y, en consecuencia, su estudio puede ofrecer importantes conocimientos sobre los sistemas sociales, políticos, económicos e ideológicos del mundo socioeconómico del pasado. El estudio de la sal, sin embargo, plantea un problema único a los arqueólogos, ya que normalmente se consume y se disuelve una vez depositada. A falta de registros escritos, los únicos indicios de su presencia en la sociedad antigua suelen ser los lugares de producción y extracción de sal. Las lagunas salinas costeras y las marismas también fueron una importante fuente de sal en todo el mundo. En lugares como la costa de África Occidental, el Mediterráneo y el Caribe, la evaporación era lo suficientemente alta como para que los cristales de sal se recogieran del borde de estas características sin ningún tipo de procesamiento.