La gestión de las finanzas públicas incluye, entre otros rasgos que se describen en este texto, un principio esencial, el de la responsabilidad de los implicados. Se trata de agregar los créditos puestos a disposición de los gestores y hacerlos fungibles dentro de los programas o partes de programas que les han sido confiados. Esto significa que los gestores que recurren al control de gestión pueden ejecutar el programa del que son responsables como les parezca oportuno y disponen de un gran margen de maniobra, ya que pueden redistribuir los créditos como les parezca oportuno; pueden decidir la mejor manera de asignar los gastos; pueden transformar los créditos de funcionamiento en créditos de inversión y viceversa. Existe, por supuesto, una contrapartida en forma de compromiso de rendir cuentas de su gestión y de elaborar un informe de rendimiento. Se utilizan indicadores para evaluar la calidad de la gestión.