La Unión Europea asiste a una proliferación de organismos especializados, también llamados satélites, anexos o externos. Este fenómeno no es exclusivo de la construcción comunitaria. Simplemente reproduce, a esta escala, la práctica de disgregación de la administración y el desarrollo de la utilización de la fórmula de establecimiento público, ahora denominada agencia, en los Estados miembros, pero también en otras organizaciones internacionales 1 como la Unión Europea Occidental, que ha creado recientemente una Agencia Europea de Armamento 2 . Pero este fenómeno se está acelerando, en correlación directa con el aumento del número de ámbitos que pasan a ser competencia comunitaria, como consecuencia del Acta Única Europea de 1986 y, sobre todo, del Tratado de Maastricht de 1992.