La integridad académica es fundamental para todos los aspectos de la empresa educativa, desde el momento en que un niño se embarca en el aprendizaje formal en el preescolar, hasta las becas postdoctorales, la investigación publicada internacionalmente y todo lo demás. La integridad académica es la piedra angular de la práctica académica ética y se basa en un conjunto de valores. Una infracción de la integridad académica puede definirse sencillamente como cualquier comportamiento que socave los valores, las normas y las prácticas de la integridad académica. En términos más concretos, incluye, pero no se limita, al plagio, a las trampas en los exámenes o tareas, a la suplantación de identidad en los exámenes, a la colusión, al robo del trabajo de otro estudiante, al sabotaje del aprendizaje/evaluación de otro estudiante, al pago a un tercero por tareas, a la descarga de tareas enteras (o partes de tareas) de Internet (incluidos los sitios de intercambio de archivos), a la falsificación de datos, a la tergiversación de registros y a las prácticas fraudulentas de investigación y publicación.