Este texto se ocupa de la tendencia política, en el marco de la Vida Política, la Organización de los partidos y la Afiliación política. Abarca (a) la motivación, a menudo analizada como una combinación de necesidades y valores (la teoría push-pull); (b) las cogniciones, percepciones y modos habituales de aprendizaje; y (c) las tendencias conductuales, es decir, la puesta en práctica de las necesidades y otros aspectos del comportamiento manifiesto. Cada uno de estos aspectos tiene implicaciones políticas evidentes: (a) las personas que están motivadas por necesidades de poder pueden emplear la influencia política para satisfacer estas necesidades en lugar de (o en el curso de) la búsqueda de algún objetivo político explícito; (b) cognitivamente, las personas que manejan la información en defensa de su partidismo, en lugar de como un instrumento de aprendizaje más amplio, se vuelven dogmáticas y obstruyen la adaptación social a nuevas situaciones; (c) desde el punto de vista del comportamiento, la vida política se ve vitalmente afectada por las tendencias de los líderes a exteriorizar sus conflictos psíquicos, proyectándolos sobre otras personas y situaciones o, alternativamente, a retirarse a la inacción cuando se ven amenazados o, de nuevo, a hacer demandas públicas para apaciguar su sensación de inutilidad.