Este texto se ocupa de la Política gubernamental. La opinión de que la administración pública debe basarse en una ciencia de la gestión y mantenerse separada de la política partidista tradicional y de la elaboración de políticas generales. La política es la actividad propia de los órganos legislativos y otros grupos de formulación de políticas. La administración es la actividad propia de los administradores, que llevan a cabo las políticas establecidas en las leyes de la jurisdicción o unidad política. En el siglo XXIX, los reformistas americanos sostenían que los nombramientos públicos debían basarse en la aptitud y el mérito, y no en el partidismo. Por lo tanto, la “política” estaba fuera de lugar en el servicio público. La justificación clásica de la separación entre política y administración fue realizada por Max Weber, de la Universidad de Munich, en 1918. La esencia de la administración es ejecutar concienzudamente la orden de la autoridad política, opinó, aunque le parezca mal. En la versión weberiana de la dicotomía política-administración, el administrador es imparcial, sin pasión y no asume ninguna responsabilidad personal por las políticas ejecutadas. En la vida moderna, la complejidad de las operaciones gubernamentales ha permitido, e incluso exigido, que los administradores se involucren en la toma de decisiones “políticas”, especialmente en la regulación del sector privado.