La innovación abierta para las medianas y grandes empresas sigue siendo un reto central, porque la transformación empresarial es un imperativo que no puede realizarse plenamente sólo desde dentro. Los recursos, la experiencia, los activos, los conocimientos son limitados por definición, y aprovechar una combinación adecuada de estrategias de innovación interna y abierta conlleva potencialmente mayores oportunidades en términos de velocidad, curva de aprendizaje, inversión, diversificación. Obviamente, el principal reto reside en la aplicación eficaz de programas continuos de innovación abierta, que cada vez son más multifuncionales, integrales y centrales para la actividad principal de la organización. La cultura de la innovación abierta debe alimentarse y reforzarse progresivamente a medida que crecen las capacidades. El futuro no se predice, se construye, y ya no basta con esperar a que otros lo construyan para luego replicarlo. Henry Chesbrough y sus colaboradores investigaron este fenómeno, relacionando la práctica de la innovación con el cuerpo establecido de investigación sobre innovación, mostrando lo que es nuevo y lo que es familiar en el proceso. Al ofrecer explicaciones teóricas sobre el uso (y los límites) de la innovación abierta, el libro que escribieron, “Innovación abierta: La investigación de un nuevo paradigma”, publicado en 2006, examina la aplicabilidad del concepto, las implicaciones para los límites de las empresas, el potencial de la innovación abierta para demostrar su éxito y las implicaciones para las políticas y prácticas de propiedad intelectual.