El juego ofrece lecciones para gestionar el movimiento de profesionales talentosos en todo el mundo. El fútbol es el deporte más globalizado. Los propietarios de cualquier equipo deportivo exigen y pagan por los mejores talentos de cualquier parte del mundo. Antes de 1995, las reglas del fútbol en Europa limitaban el número de jugadores extranjeros a un puñado por club. Un jugador belga protestó con éxito que las normas violaban las leyes europeas sobre movilidad laboral y discriminación. (Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Desde entonces, las puertas se han abierto de par en par y las habilidades en el juego han mejorado, aunque el talento se concentra cada vez más entre los equipos y las naciones más ricas. Al permitir la movilidad laboral para los mejores profesionales, como ingenieros y médicos, podría mejorar las habilidades, pero también aumentar la concentración y la desigualdad. En el fútbol, las reglas globales para la Copa Mundial restringen a los jugadores a jugar en su país de origen. Naciones podrían promulgar un sistema similar de reglas globales sobre el trabajo, fomentando el aumento de habilidades, al tiempo que hace que la movilidad sea aceptable tanto para los profesionales como para las tierras que proporcionan el talento. Este texto destaca el crecimiento del juego profesional y de las industrias de apoyo. En Inglaterra, el establecimiento de la Liga de Fútbol en 1888 había proporcionado a los clubes de la conurbación ejemplos de lo que se podía conseguir, y durante el periodo considerado los clubes de fútbol de las principales ciudades inglesas (como Mánchester) se volvieron más empresariales, centrándose en la competición nacional y en el aumento de los ingresos.