Los inicios de la Gran Revolución Cultural Proletaria se asocian tradicionalmente con la crítica de Yao Wenyuan, en otoño de 1965, a la obra de teatro La destitución de Huang Rui, de Wu Han, vicealcalde de Pekín, que se consideró, con razón o sin ella, una metáfora de la destitución del mariscal Peng Dehuai en 1959. A través de Wu Han, fue Peng Zhen, el alcalde de Pekín, el objetivo de Mao, que intentaba eliminar a los miembros “revisionistas” del gobierno. El 16 de mayo de 1966, el Politburó emitió una circular en la que condenaba a Peng Zhen y los excesos burgueses de los funcionarios del gobierno, y creó un “Grupo de la Revolución Cultural”. Mao atacó a los que “agitaban la bandera roja para atacar la bandera roja”, identificando al enemigo dentro del Partido. Los primeros guardias rojos aparecieron en la Universidad de Tsinghua el 29 de mayo de 1966, y luego en la Universidad de Pekín, donde los estudiantes se oponían a la administración, considerada reaccionaria. El 5 de agosto de 1966, el propio Mao publicó su primer dazibao, “Fuego en el cuartel general”, en el Diario del Pueblo, que legitimaba la aspiración de los jóvenes guardias rojos de perseguir a los elementos de la derecha, hasta el nivel más alto. Fue también el 5 de agosto cuando la primera víctima de la Revolución Cultural murió bajo los golpes de los guardias rojos. En 1966, el líder comunista chino Mao Zedong (Mao Tse-tung, presidente de China en el período 1949-1976) lanzó lo que se conoció como la Revolución Cultural para reafirmar su autoridad sobre el gobierno chino. Creyendo que los actuales líderes comunistas estaban llevando al partido, y a la propia China, en la dirección equivocada, Mao llamó a la juventud de la nación a purgar los elementos “impuros” de la sociedad china y a revivir el espíritu revolucionario que había llevado a la victoria en la guerra civil 20 años antes y a la formación de la República Popular China. La Revolución Cultural continuó en varias fases hasta la muerte de Mao en 1976, y su atormentado y violento legado resonaría en la política y la sociedad chinas durante las próximas décadas.