El control de la natalidad engloba todas las prácticas institucionales o individuales que influyen en la procreación: costumbres matrimoniales (matrimonio, celibato), prácticas sociales (duración de la lactancia, continencia periódica), métodos anticonceptivos (relaciones sexuales no fértiles, como el coitus interruptus, anticonceptivos, aborto, esterilización) e infanticidio. En toda Europa, el matrimonio tardío de los siglos XVI y XVII, la lactancia prolongada y la continencia eran los medios más comunes para limitar los nacimientos hasta hace poco. Al mismo tiempo, el coitus interruptus y el uso de pociones abortivas están documentados desde la Antigüedad: el Tesoro de la Salud del Papa Juan XXI (1276), con veintiséis recetas anticonceptivas, era conocido en buena parte de Europa, Durante mucho tiempo, la Iglesia desempeñó un papel regulador. Desde la época de la Reforma hasta 1874, las leyes matrimoniales también ejercieron cierto control público sobre la fertilidad.