El seguro de enfermedad cubre los gastos sanitarios (médicos, medicamentos, hospitalización, etc.); también cubre, al menos parcialmente, la pérdida de ingresos de los enfermos, que era originalmente su principal objetivo. Aunque desde hacía siglos existían sociedades de ayuda mutua y los inicios de las cajas de enfermedad, el legislador de algunos países no se interesó por este ámbito hasta 1870-90. Las insuficiencias de la responsabilidad patronal por accidentes laborales y las leyes alemanas sobre el seguro de enfermedad y accidentes (1883/1884) fueron la causa de este giro. En aquella época parecía difícil separar ambos riesgos, por lo que se trató, en algunos países, de sentar las bases del seguro social.