La medicina natural, también conocida como medicina alternativa, paralela o complementaria, se refiere a una serie de prácticas terapéuticas basadas en una relación con la naturaleza, utilizando prioritariamente las propiedades curativas intrínsecas de la luz, el aire, el agua, la dieta y el ejercicio físico, sustancias activas directamente presentes en nuestro entorno como plantas y minerales, así como terapias psicosomáticas y bioenergéticas (como la meditación y el magnetismo). Estas prácticas difieren de la medicina oficial que se enseña en las universidades y que, aunque también pretende basarse en leyes naturales, en la actualidad se orienta principalmente hacia tratamientos materiales y técnicos.
La mayoría de las medicinas naturales buscan ante todo ejercer un efecto regulador sobre el organismo estimulando sus propias facultades regenerativas. Este enfoque también difiere de la medicina convencional, que, aunque es consciente de los procesos inmunoestimulantes como la vacunación, tiende sobre todo a combatir los síntomas. Sin embargo, la principal diferencia entre ambos enfoques es la idea naturopática generalizada de que la energía vital circula por todo el cuerpo, primando sobre la biología puramente física del organismo. Esta fuerza reguladora, que funciona permanentemente como un todo y está directamente vinculada a la psique, es el factor responsable del mantenimiento de la salud.