Este texto se ocupa de la política carcelaria. Aquí se examina cómo llegó a problematizarse la atención carcelaria y el recurso a la ley para gestionar estos problemas. Del mismo modo que la detención con fines de asistencia social está impregnada de racionalidades reformistas, el derecho de instituciones fue una herramienta importante para los reformadores del siglo XIX que impulsaban una nueva visión “humana” de la asistencia, basada en el asilo curativo. Estableció la hegemonía médica sobre la gestión de la “locura” y se convirtió en un arma clave en las guerras culturales intraprofesionales. Sin embargo, a pesar de su propósito original de restringir las instituciones carcelarias, muestro cómo la ley de instituciones proporcionó un andamiaje para la expansión carcelaria durante el siglo XIX bajo nuevas racionalidades, haciendo incursiones en la gestión de la “locura” por parte de las familias y dentro del hogar. Al igual que el internamiento en centros de asistencia social, el legalismo del siglo XIX encontró resistencias formuladas en términos de la privacidad de los pacientes y sus familias, y de los intereses económicos, las intenciones benévolas y la experiencia clínica de los operadores institucionales. Sin embargo, no se trataba simplemente de fuerzas opuestas, sino más bien de un relevo facilitador mutuo entre la ley y el poder disciplinario. ¿Qué podemos aprender hoy de las paradojas y luchas del legalismo del siglo XIX? También se examinan las racionalidades y las formas de “pericia” que separaron cada vez más a las principales poblaciones destinatarias de la reclusión en centros de asistencia social -personas con discapacidad intelectual y adultos mayores con demencia- de las principales instituciones de “locura” y las estructuras reguladoras. Las nuevas instituciones especializadas, rodeadas de formas de legalismo menos minuciosas, englobaron las problematizaciones cada vez más diversas y las temporalidades ampliadas que caracterizan el internamiento de asistencia social en la actualidad. Estas racionalidades distintivas y sistemas carcelarios sentaron las bases de la atención social contemporánea, incluyendo diferentes tipos de experiencia profesional y estructuras administrativas, y produjeron un sentido de las poblaciones que no pertenecen a la administración de la locura, y cuya libertad es menos digna de ser salvada.