Orígenes del Urbanismo
Babilonia, con su aspecto de ciudad más grande del mundo, a la vez populosa y prestigiosa, no puede considerarse un ejemplo típico del urbanismo mesopotámico. Sabemos, además, que las grandes obras que dieron a la ciudad su aspecto definitivo datan del último periodo de esplendor (la dinastía de Nabucodonosor), pero detrás de las avenidas rectilíneas y el geometrismo de las formas generales hay sin duda también algunas reminiscencias de un plan fundacional. La capital del imperio, aun siguiendo pautas urbanísticas que no son excepcionales, se desarrolló con tal vigor que sigue siendo un modelo de urbanismo tan simbólico como lo que los asirios fueron capaces de crear más tarde: un orgulloso “burgo” que contiene los palacios y tesoros de los dueños del poder, dominando una ciudad que experimentó una expansión en varias etapas, como sigue demostrando claramente la estructura de las ruinas que han salido a la luz. Carcemish, la capital regional del Imperio Hitita en Siria, siguió un modelo muy similar.