Este texto se ocupa del transporte interior, en sus varias facetas. El transporte por vías navegables interiores es probablemente el medio de transporte más antiguo que tiene cierta importancia económica. El Éufrates y el Tigris en Mesopotamia, el Nilo y los grandes ríos chinos ya se utilizaban para la navegación en la antigüedad; y los primeros canales navegables se construyeron en Egipto hacia el 2200 a.C. y en China entre el 481 y el 221 a.C. Los romanos realizaban navegación militar y civil en el Rin, el Ródano, el Loira, el Sena y el Danubio. Debido a las malas e inseguras condiciones de las carreteras sin asfaltar en la Edad Media, los mercaderes de la Liga Hanseática (Liga Hanseática y derecho mercantil premoderno) utilizaban embarcaciones de navegación interior para el transporte de sus mercancías. Mercancías como paños, seda, especias, vino, armas y sal eran transportadas por gremios que tenían el derecho exclusivo de realizar el transporte en determinados ríos (la llamada navegación de mercado). Aguas abajo se practicaba la navegación a vela o en balsa, mientras que aguas arriba las embarcaciones eran arrastradas por caminos de sirga. Tras la invención de la esclusa a mediados del siglo XV, se resolvieron algunos problemas hidrológicos de la navegación fluvial y se desarrollaron redes de vías navegables interiores por toda Europa.