Aquí se analiza en especial la historia cultural de la naturaleza en el siglo XIX. Para la mayoría de la gente, la naturaleza es a la vez predecible y misteriosa. El sol sale todos los días de forma fiable, los patrones meteorológicos se repiten y los objetos caen indefectiblemente al suelo cuando se sueltan.Este capítulo se ocupa de dos grandes visiones de la naturaleza que caracterizaron a Occidente en el siglo XIX. Una de estas concepciones fue heredada del pasado, mientras que la otra fue nueva con la llegada del siglo. Entre los individuos que abrazaron cada una de estas ideas generales de la naturaleza hubo a menudo desacuerdo sobre su significado. Por último, ambas ideas cambiaron y se desarrollaron a lo largo del siglo. Aquí se trata no sólo de seguir estas concepciones generales a medida que transcurría el siglo, sino de explicar cómo y por qué cada una de ellas podía significar cosas distintas para sus adeptos. Este texto se ocupa de dos grandes visiones de la naturaleza que caracterizaron a Occidente en el siglo XIX. Una de estas concepciones fue heredada del pasado, mientras que la otra fue nueva con la llegada del siglo. Entre los individuos que abrazaron cada una de estas ideas generales de la naturaleza hubo a menudo desacuerdo sobre su significado. Por último, ambas ideas cambiaron y se desarrollaron a lo largo del siglo. La tarea de este texto, por tanto, no es sólo seguir estas concepciones generales a medida que transcurría el siglo, sino explicar cómo y por qué cada una de ellas podía significar cosas diferentes para sus partidarios.